«Recordamos con gratitud el pontificado de Benedicto XV»

El metropolita Hilarión explica que también existe la posibilidad de que un patriarca ruso renuncie

La Iglesia Ortodoxa Rusa está agradecida a Benedicto XVI por su contribución a la mejora de las relaciones entre Roma y Moscú, y respeta su decisión de renunciar al papado. «Nosotros recordamos en gratitud el pontificado de Benedicto XVI. El Papa fue muy sensible con las inquietudes de la Iglesia Ortodoxa», aseguró ayer a Efe el metropolita Hilarión, jefe del departamento de Relaciones Exteriores del Patriarcado de Moscú.

(Ignacio Ortega/Efe) Hilarión, que se reunió en tres ocasiones con el Papa, destacó la clara visión que tenía el pontífice de las relaciones con la Iglesia Ortodoxa Rusa (IOR) y su gran conocimiento de los problemas que enfrentan a ambas iglesias, como es el caso de la Iglesia Católica de rito oriental de Ucrania (uniata).

«Me gustaría expresar la esperanza de que el nuevo papa, cuyo nombre aún no conocemos, siga la misma línea, que sea tan sensible al diálogo entre católicos y ortodoxos, y que esta destacada dinámica positiva durante el papado de Benedicto XVI continúe con su sucesor», dijo.

El jefe de la diplomacia de los ortodoxos rusos destacó que la IOR no puede poner en duda la decisión de renunciar de Benedicto XVI, quien «actuó como un cristiano, (...) actuó como se lo dictó su conciencia». «Yo creo que él tenía en mente el anterior pontificado, cuando Juan Pablo II sufría una grave enfermedad (...) y durante mucho tiempo era de hecho incapaz de trabajar, pero, de todas formas, seguía en el puesto, y otra gente dirigía la Iglesia en su lugar», dijo. En su opinión, «Benedicto XVI no quería repetir esa situación en sus carnes y decidió renunciar para ceder el cargo a alguien más joven y dinámico».

El metropolita aseguró que lo que ocurre ahora en el Vaticano podría ocurrir perfectamente en el Patriarcado de Moscú, ya que el derecho canónico de la IOR también contempla la renuncia voluntaria y la convocatoria de un sínodo de obispos para nombrar al sucesor. «Casos de renuncia voluntaria hubo pocos (en la historia de la Iglesia Ortodoxa), pero los hubo, así que existen tales precedentes», recordó.

En relación al futuro papa romano, Hilarión resalta que en la agenda no figura un posible viaje a Rusia, «un país ortodoxo donde la Iglesia va por la senda del renacimiento tras setenta años de persecución» soviética. «Este asunto fue excluido por Benedicto XVI. Eso sí, se puede hablar de una reunión entre el papa y el patriarca en un terreno neutral, es decir, no en Rusia ni en Italia», indica.

El proselitismo, un escollo en las relaciones

Con todo, para que tenga lugar ese encuentro, advierte de que ambas partes deben lograr un consenso preliminar sobre comportamientos pastorales como el proselitismo y la política en relación con la iglesia uniata. «Si esa reunión no puede reforzar el consenso entre ambas iglesias, sería prematura. No nos interesa sólo el acto protocolario, darse la mano frente a las cámaras. Nos interesa una mejoría significativa de las relaciones bilaterales», apuntó.

Uno de los temas que enfrentan a ambas iglesias es el proselitismo, ya que la IOR traza una diferencia fundamental entre la labor misionera de cristianización y la captación de fieles en territorio de otra confesión cristiana. «Allí donde existan instituciones paralelas de la iglesia católica y la ortodoxa podemos realizar una labor misionera interna, pero debemos abstenernos de cualquier forma de proselitismo. Por ejemplo, si hablamos de Rusia, donde la gran mayoría de la gente es ortodoxa, está fuera de lugar» el proselitismo, asegura.

Hilarión considera que el «el rechazo del proselitismo debe ser mutuo» y que ambas iglesias «deben desarrollar sus relaciones no en el espíritu de competitividad y de robar fieles al otro, sino de cooperación y alianza».

Unidad en la defensa de los principios morales cristianos

El representante de la Iglesia rusa cree que ortodoxos y católicos comparten desafíos comunes, como el relativismo moral, contra los que deben forjar una alianza para defender los valores cristianos tradicionales. «Debemos concentrar nuestros esfuerzos en defender los valores cristianos y morales tradicionales (...) que actualmente están bajo amenaza y puestos en duda por la ideología secular», dijo Hilarión, quien criticó a los protestantes por sumarse a los partidarios del relativismo moral.

Hilarión denuncia que el «secularismo beligerante se plantea como objetivo no la aniquilación del cristianismo, sino la desaparición del cristianismo del espacio social». «Ser cristiano, según ese secularismo beligerante, se puede en el templo en su comunidad social, en el seno de su familia, pero la pertenencia a la fe cristiana no debe influir en la vida del hombre en la sociedad, en su comportamiento, en sus posturas políticas y sociales», advierte.

Además, subrayó que el radicalismo religioso en Oriente Medio y el Norte de África «amenaza la misma existencia de la cristiandad en Siria, Irak, Libia y Egipto (...) y la concordia religiosa forjada durante siglos en Oriente Medio y el Norte de África».

3 comentarios

Teodosio
Pienso que en el fondo de la acusación de proselitismo que hace ya años que la ortodoxia rusa lanza contra el catolicismo de rito latino en los territorios del Patriarcado de Moscú nace de un hecho que los ortodoxos jamás reconocerán, y es que la ortodoxia rusa colaboró muy activamente con el régimen comunista, hasta el punto de que se calcula que la mitad del clero ortodoxo era informante del KGB. Los rusos miran con desencanto a una iglesia que se rindió por completo a aquella dictadura, mientras el catolicismo romano cuenta con un aura martirial, porque fue perseguido sin piedad en aquellos mismos años. De hecho, la penetración de la ortodoxia en Occidente es nula, y las únicas comunidades que existen están formadas en exclusiva por inmigrantes que proceden de los territorios de las iglesias orientales. No hay por tanto una reciprocidad en el hecho de que los ortodoxos se comprometan a no realizar proselitismo en Occidente a cambio de que no lo realice la Igledia latina en Oriente, porque en efecto, nungún occidental desea hacerse ortodoxo, mientras que muchos orientales, sobre todo en Rusia, desean bautizarse en la Iglesia latina, y en el contexto de la Declaración Dignitatis Humanae del Vaticano II, sobre la libertad religiosa, nadie se lo puede impedir, y menos nosotros, que desde luego no podemos dejar fuera a quienes llaman a nuestras puertas. Creo que es un problema insoluble.
7/03/13 10:16 AM
Maga
Estos comentarios en relación a los de hace algunos años de la IOR son mucho más abiertos. Dios quiera que se acabe este cisma absurdo en los tiempos que corren y se unan a Roma. Con todo, aún son reticentes. El psicologicismo y aislamiento histórico pesan mucho. Ylos Rusos, los monjes del Monte Athos y los Serbios son el núcleo duro. Dios quiera que en pocas años, aunque siendo realistas, décadas, desaparezca este absurda Cisma con estos Hermanos que, a diferencia, de los Protestantes sí que son sucesores de los Apóstoles. P
7/03/13 4:15 PM
Luis
Quizá me equivoque, pero tiene una solución sencilla. Sin problemas dogmáticos, la unión se debe a temas de voluntad humana. Reconocer el primado de Pedro. La iglesia greco-católica ucraniana dejará de tener sentido el día que se una a los ortodoxos ucranianos; ídem con la rusa, la serbia o la rumana. Ahora bien, estas deben mantener un status como el que tienen las iglesias de rito oriental. Creo que a la Iglesia el rito le es secundario: lo mantienen, con su jerarquía y sus formas particulares. Eso sí, en comunión con Roma y bajo la tutela del sucesor de Pedro. Y la Iglesia se serviría de ellas para evangelizar en estas zonas, como ya lo hace en Oriente Próximo. Miedos irracionales causados por la historia. No entienden que lo que deseamos no es su conversión al rito latino, sino su unificación
7/03/13 5:26 PM

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