(ZENIT.org-El Observador) Las autoridades civiles han prohibido todas las concentraciones de masas y la concurrencia a lugares cerrados, así como han ordenado la suspensión de clases en el Distrito Federal y en el Estado de México, desde el nivel preescolar hasta el universitario, por temor al contagio.
El comunicado de la arquidiócesis señaló, sin embargo, que las misas no se suspenderán, pero que habrá medidas especiales como el no dar la paz con la mano, el acudir al templo con tapabocas y el recibir la comunión en la propia mano del comulgante.
Por lo demás, han quedado suspendidas todo el resto de las actividades parroquiales tales como la catequesis, pláticas, conferencias y reuniones en locales cerrados. Esta situación estará vigente hasta que las autoridades civiles levanten el riesgo de alarma epidemiológica que se encuentra en número tres de seis puntos posibles.
Las celebraciones de la Basílica de Guadalupe podrían celebrarse en la capilla abierta para evitar contagios. Se prevé que estas condiciones de alerta y de cerco epidemiológico permanezcan durante toda la próxima semana. Hasta el momento, la cepa del nuevo virus, es desconocida por las autoridades sanitarias internacionales y se está trabajando a marchas forzadas para encontrar una vacuna que pueda hacerle frente a una eventual pandemia.