La secta no para de crecer en el país azteca

Jerarcas de la Santa Muerte declaran la “guerra santa” a la Iglesia católica y al Gobierno mexicano

La "iglesia" de la Santa Muerte, un culto religioso que adora la imagen de una mujer con tez blanca, rasgos finos y larga cabellera, tenía previsto lanzar el pasado domingo de ramos una 'guerra santa' contra las autoridades gubernamentales y la Iglesia católica por una supuesta persecución en su contra, afirmó su líder el día 30 de marzo, según informó Efe. En declaraciones a esta agencia, el “arzobispo primado” de esa comunidad, David Romo, afirmó que la 'guerra', que iniciaría el próximo Domingo de Ramos, consistiría en una serie de manifestaciones públicas y marchas con imágenes de la 'Santísima'.

(Info-RIES/InfoCatólica*) El objetivo es que 'el Gobierno y las autoridades locales bajen el volumen y dejen de agredir y satanizar nuestra devoción', dijo Romo. El pasado 27 de marzo la Santa Muerte, un culto nacido en los barrios desfavorecidos y que cuenta entre sus fieles a algunos delincuentes y narcotraficantes, denunció al Estado mexicano ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) por el derribo de 30 'altares' suyos en la norteña ciudad de Nuevo Laredo.

Días antes, también fueron destruidas en Tijuana, localidad del noroeste de México y fronteriza con San Diego (EE.UU.), cinco 'capillas' dedicadas a Jesús Malverde, considerado el patrón de los narcotraficantes, y a la Santa Muerte. La idea de Romo, cuya congregación se llama oficialmente la Iglesia Católica Tradicional Mex-USA, es realizar el domingo un mitin con sus seguidores en el Zócalo de la capital mexicana, donde leerá un documento con sus exigencias.

Después de Semana Santa, con seguidores de varios estados del norte del país, la congregación realizará una marcha multitudinaria que culminará en un puente fronterizo de Nuevo Laredo, vecina de Laredo (Texas). El objetivo de la protesta es que 'en Estados Unidos vuelvan los ojos a México y vean la violación de los derechos humanos que se está cometiendo contra nosotros'.

El culto a la Santa Muerte no está reconocido por el Vaticano ni por la Secretaría de Gobernación (Interior) mexicana, organismo que le retiró el registro de asociación religiosa en 2005. 'Somos gente tan común como cualquier otra, siempre nos han acusado de que hay narcotraficantes entre nosotros, pero todo son leyendas y comentarios dolosos que suelta la Iglesia católica romana para alejar a nuestros fieles', indicó Romo.

A juicio del líder religioso, que cifra en 5 millones los seguidores de ese culto en México, el autor intelectual de los ataques contra los altares de la Santa Muerte es la Iglesia católica romana, cuya 'devoción verdadera en el país ronda apenas el 40% y no el 80% de la población, como dicen'. 'La consigna es todos contra la Santa Muerte porque sigue aumentando la devoción', apuntó.

Romo considera que la mayor parte de los delincuentes y narcotraficantes en México profesan la religión católica tradicional, por lo que siguiendo la misma lógica de sus supuestos agresores 'se deberían derrumbar las imágenes de San Judas Tadeo y la Virgen de Guadalupe'. A su vez, el advirtió de que si el Gobierno mexicano no responde a las exigencias de la Iglesia de la Santa Muerte van 'a radicalizar más y más las acciones' e incluso 'analizar un levantamiento'.

Cómo se ha llegado

Fue de madrugada y de manera silenciosa cuando el Ayuntamiento de la fronteriza Nuevo Laredo, Tamaulipas, destruyó 34 imágenes de la Santa Muerte que se habían convertido en símbolo de la ciudad: una de ellas, de casi dos metros y descarnado rostro, era una de las primeras que veían los visitantes. La devoción por La Flaquita había crecido a tal punto que decenas de altares y capillas de cemento, ladrillos y cristal que levantaban el cadáver vestido de blanco fueron edificadas por seguidores sin permiso en calles y carreteras públicas, a partir de 2004, explica El Mensajero.

Hasta ahí llegaban fieles enfermos, drogadictos, acongojados, enamorados, vagabundos, pobres con manzanas y veladoras; agua y pan; cerveza y alcohol, marihuana y… ¡cadáveres! En mayo de 2007 sicarios del cartel del Golfo dejaron los cuerpos de tres hombres de un grupo rival en uno de los múltiples santuarios. Desde entonces, los gobernantes comenzaron a asociar la devoción a La Niña Blanca con el narcotráfico, lo que añadió una raya más a la lista de rechazos que provocaba la fantasmagórica figura entre algunos ciudadanos de la región.

Entre las primeras acciones que tomó el alcalde de Nuevo Laredo, Ramón Garza, fue prohibir la construcción de altares en las afueras de los comercios dedicados a la venta de figurines de la Santa Muerte, elaborados con yeso, papel, hierro forjado, oro, plata o cualquier otro material. Pero estos templos levantados a las entradas de la ciudad, adquirían una connotación de monumento emblemático como el Ángel de la Independencia en Ciudad de México; la Torre Eiffel en París; o el Cristo Redentor en Brasil.

Así que Garza pidió apoyo al Ejército —que realiza operativos en la zona para combatir al narcotráfico— y derribó los altares, argumentando que fueron construidos sin permiso en espacios públicos. Antes había extraído las imágenes, poniéndolas a disposición de "todo aquel que quisiera resguardarlas" en su casa particular. Los hechos lastimaron "profundamente" a los representantes de la Iglesia Tradicional México-USA, la primera institución que oficializó y dio estructura a este culto que, según sus propios cálculos, cuenta actualmente con cinco millones de devotos.

David Romo, fundador de la institución y arzobispo de esa comunidad (todavía sin permiso oficial como asociación religiosa por la Secretaría de Gobernación), consideró estas acciones como una "guerra descarada" del gobierno encabezado por el presidente Felipe Calderón. "El partido [Acción Nacional (PAN)] que lo llevó al poder es muy cercano a la Iglesia Católica, que está celosa porque nuestra fe está creciendo como ninguna", dijo Romo en entrevista. "Es injusto que con el argumento de la lucha contra el crimen organizado se ataque a nuestras creencias", agregó.

Desde el púlpito de la iglesia principal, ubicada en el barrio de Tepito, en Ciudad de México, Romo incitó el pasado domingo a los fieles a una "Guerra Santa para defender a la Santísima" con marchas y concentraciones en la capital del país, Monterrey, Puebla y Quintana Roo, donde cuentan con templos y un mayor número de adeptos. Protestarán frente en la Basílica de Guadalupe y la Catedral el Domingo de Ramos, Viernes Santo y Domingo de Resurrección y en los siguientes días a la Semana Santa tomarán los cruces fronterizos de Nuevo Laredo por dos razones: fue el sitio de la agresión y para llamar la atención en Estados Unidos.

"Allá contamos con un millón de devotos en Texas, Arizona, Washington, Los Ángeles… y queremos que nos apoyen en esta lucha que apenas empieza pues me acabo de enterar que también derribaron cinco altares en Tijuana", aseguró Romo. Mientras tanto, la Iglesia Católica —que no reconoce el culto y será blanco de las manifestaciones— confía en que estas transcurran de manera pacífica y confió en que no será necesaria la intervención de los 120 elementos policiacos que resguardan la Basílica ni los 60 que protegen la Catedral Metropolitana.

"Al señor Romo le gusta llamar la atención de los medios, causar un gran escándalo. En pocas palabras él está provocando y nosotros, como Iglesia Católica no vamos a caer en esa provocación", comentó Hugo Valdermar, director de comunicación de la Arquidiócesis Primada de México. La Secretaría de Gobernación aclaró que no intervendrá en el conflicto porque la Iglesia Tradicional no está registrada en la dependencia como asociación religiosa. "El problema es responsabilidad de los ayuntamientos locales, si dieron permisos para la regulación del uso de suelo y permisos de construcción", puntualizó la subsecretaria de Población, Migración y Asuntos Religiosos, Ana Teresa Aranda.

Romo pidió la intervención de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, la Comisión Nacional de Derechos Humanos, la Comisión Nacional para Prevenir la Discriminación, el Senado y la Cámara de Diputados para frenar lo que considera "una aberrante manifestación de intolerancia".

El Domingo de Ramos de la Santa Muerte

Con el eslogan “Despierta México”, la Iglesia de la Santa Muerte convocó a sus fieles a iniciar una guerra santa, la cual consistirá en realizar movilizaciones en plazas públicas y en el Zócalo capitalino el Domingo de Ramos, explicaba unos días antes el diario Milenio. El obispo de la Iglesia tradicionalista México-USA, David Romo Guillén, afirmó: “Este año será el Domingo de Ramos de la Santa Muerte. No valen los argumentos de que somos otro grupo o tenemos intereses diferentes, esta lucha es por nuestra fe en la Santísima. Llegó la hora de que los devotos se den cuenta quién realmente cree de corazón y quién está por negocio”.

Destacó que en la historia de México se han registrado episodios de represión contra su devoción. Por ello, recordó que el pasado 24 de marzo se derribaron 30 altares a La Pelona ubicados en Tamaulipas sin ningún sustento legal, pues se valieron de mentiras y calumnias para derruirlas. “No podemos ser insensibles ante esta arbitrariedad. Convocamos a los fieles para que iniciemos una guerra santa por nuestra fe. El término suena fuerte, pero ya iniciamos algunas acciones: interpusimos una denuncia ante la CIDH y Amnistía Internacional.”

Además, “hoy entregaremos una carta a la Presidencia de la República, la Comisión Nacional de Derechos Humanos, la Comisión Nacional para Prevenir la Discriminación, el Senado y la Cámara d Diputados para pedirles su intervención y así frenar está acción discriminatoria”. “Es injusto —declaró Romo— que con el argumento de la lucha contra el crimen organizado ataquen la devoción de más de 5 millones de mexicanos.”

Agotaremos, dijo, las instancias legales para que se detenga “la persecución, destrucción y satanización de nuestra devoción”. Romo Guillén anunció que habrá más movilizaciones y que por lo pronto tienen programadas dos más para el Viernes Santo y el Domingo de Resurreción, las cuales serán hacia el Zócalo capitalino y la basílica de Gudalupe.

Declaraciones del líder: “guerra confesional”

David Romo Guillén, obispo de la Santa Muerte, anunció que esta congregación "ha iniciado una ofensiva" contra los ataques de la Iglesia católica, que la acusa de ser una secta y estar vinculada con narcotraficantes. También exigió el cese a la destrucción de altares en Tijuana y Nuevo Laredo, por parte de elementos del Ejército y policías municipales que tumbaron 30 altares dedicados a la Santa Muerte que eran veneradas por sus pobladores.

Advirtió que de continuar la situación, "podría desencadenarse una guerra confesional con nefastas consecuencias para nuestra patria". Por ello, el líder de la iglesia de la Santa Muerte envió misivas al Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred), a la Cámara de Diputados, al Senado y a la CNDH para que cesen los ataques del Ejército y del Clero romano "a nuestra devoción". Incluso David Romo puntualizó que también enviará misivas al nuncio apostólico, Christopher Pierre y al mismo Joseph Ratzinger, para exigirles respeto y que pare la discriminación y la marginación en su contra.

Pidió a los integrantes de la Comisión de Derechos Humanos de la Cámara de Diputados, encabezados por Alliet Mariana Bautista Bravo, que nombren una comisión que se encargue de verificar y detener la destrucción de los altares de la Santa Muerte. "Destruyendo imágenes que veneran un sector de mexicanos no detienen el crimen organizado ni los amedrenta", advierte en una carta enviada a la Comisión de Derechos Humanos de la Cámara de Diputados.

"Lo que logran es ofender y afrentar a un pueblo que desde el 2005 lucha contra el gobierno confesional por hacer valer su derecho de creer en otra opción religiosa (...) somos más de cinco millones de creyentes en el país", señaló David Romo. El llamado arzobispo de la iglesia de la Santa Muerte apuntó que los que veneran a la "Niña Blanca" no merecen ser discriminados al ser catalogados todos como criminales.

También pidió la intervención de José Luis Soberanes, presidente de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), a quien le mandó una de las misivas para que se detengan los actos de intolerancia religiosa que autoridades municipales y militares están realizando en el norte del país, al derrumbar bajo el pretexto de la lucha contra el crimen organizado altares dedicados a la Santa Muerte.

"No existe constancia legal o documental de que los altares a la Santa Muerte hayan sido construidos por narcotraficantes ni existe argumento contundente que demuestre que los devotos de la Santa Muerte sean miembros del crimen organizado", aseguró. Asimismo, David Romo envió una carta a los integrantes de la Junta de Coordinación Política del Senado de la República, encabezada por el senador Manlio Fabio Beltrones.

En la misiva, el representante de la también llamada "Niña Blanca" asegura al senador que es vano y poco creíble los argumentos esgrimidos por las autoridades que lo único que demuestran es que "están al servicio de la ultraderecha, y que se pretenden disfrazar una franca violación a los derechos humanos y a la libertad de culto que consagra la Constitución y el derecho internacional con un combate al crimen organizado".

Lamentó que dentro de poco tiempo será catalogado como delincuente todo aquel que porte o tenga una imagen de la Santa Muerte y eso "no puede pasar en una república democrática". Y a la Conapred también le pide su intervención para detener los actos que realizan autoridades municipales de Nuevo Laredo y Tijuana contra altares de la Santa Muerte.

"La mayor parte de los devotos son mexicanos comunes que desde sus diferentes campos de la vida social y económica se esfuerzan por progresar con sus familias (...) no es justo que bajo el argumento de la guerra contra el crimen organizado atemoricen y destruyan los lugares que con tanto esfuerzo han levantado para expresar su fe", dijo.

Participación en política

Además, el diario Milenio ha revelado que el “obispo” David Romo de la Iglesia de la Santa Muerte anunció que abandonará la sotana para iniciar una carrera política y desde esa tribuna defender la libertad de culto en el país. Adelantó que se reunirá próximamente con líderes de partidos políticos, pero ve posibilidades de integrarse a las filas del Partido Social Demócrata.

Piden la intervención estatal

Sólo si el gobierno federal otorga garantías para el pleno ejercicio de la libertad de culto cesaría el llamado a emprender la guerra santa contra la Iglesia católica, informó el arzobispo de la Santa Muerte, David Romo, tal como lo recoge el diario La Jornada. Todo mundo tiene la libertad de creer en lo que le guste, así sea su zapato viejo, pero la Iglesia católica no entiende y sigue siendo autoritaria. Se mantiene como una institución cerrada que busca por todos los medios someter y manipular a la gente. Pero con nosotros se ha topado con pared. Ayer les dio miedo y cerraron la Catedral. No entraremos a sus espacios porque no queremos crear antecedentes negativos ni llegar al enfrentamiento, afirmó.

Luego de reiterar su inconformidad por la destrucción de 36 altares en entidades del norte del país y las acciones que aplican autoridades locales en contra de su culto, anunció que este viernes (por el día 8 de abril pasado) su feligresía se movilizará –como cada año– frente a la Catedral y el domingo hacia el altar que tienen a un costado de la Basílica. En ambos casos, aseguró, lo harán descalzos y portando antorchas, sin buscar conflicto. En entrevista calificó de mito que el culto a la imagen de la muerte esté vinculado con el narcotráfico; lo está más, puntualizó, el catolicismo, porque los narcotraficantes incluso financian la construcción de iglesias y promueven sus festividades religiosas.

“Si nuestros seguidores fueran narcos, no vivirían al día presionados por todas las deudas que se le acumulan a la gente que se esfuerza y trabaja”, destacó. La veneración a la Santa Muerte, dijo, está muy extendida en toda la República, al grado de que hay regiones serranas del sur que hacen peregrinaciones anuales a la ciudad de México. “Aún en los estados más católicos y bastiones de la Iglesia católica –como Jalisco, León, Michoacán, Puebla, entre otros– tenemos devotos”, detalló.

El presidente de la Confraternidad de Iglesias Cristianas Evangélicas (Confraternice), Arturo Farela, consideró que el hecho de que los seguidores de la imagen de la muerte carezcan de registro constitutivo ante la Secretaría de Gobernación no es impedimento legal para que lo ejerzan. Aunque lamentó que desde el punto de vista espiritual exista gente que adora a la muerte, esas personas están en su derecho de adorar a quien quieran, ya que Gobernación, lo hemos visto, ha sido respetuosa de las libertades de culto.

En Puebla no temen la ofensiva

Mientras el gobierno federal parece haber iniciado una ofensiva contra el culto a la santa muerte, en Puebla sus creyentes se multiplican a pasos agigantados y no sólo no esconden su devoción, sino que la exhiben con suma naturalidad. De hecho, la semana entrante se celebrará el primer aniversario del altar de Puebla en honor a la “niña blanca”, informa La Jornada de Oriente. “Lo que pasa en el norte es otra cosa, porque allá la gente se maneja de otra manera y anda metida en cosas”, dice Miguel Sánchez González, el guardián del altar de Puebla a la santa muerte, ubicado en el 1204 de la 9 Norte, en la zona más popular del Centro Histórico.

El custodio de 45 años no teme que en la entidad poblana se repliquen agresiones como la perpetrada a finales del mes pasado en Nuevo Laredo y Tijuana, donde fueron destruidos 36 altares, amén de que en Oaxaca se emitió un bando para prohibir la adoración a la “niña blanca”, como también la conocen entre su grey. En la entrevista que concedió a esta casa editorial, Sánchez González afirma tranquilo, con tono parsimonioso que en Puebla no hay persecución religiosa, ni política, ni social contra los feligreses de la santa muerte, aunque admite que algunos transeúntes en la zona donde se ubica el altar de Puebla, pasan e insultan a la soberbia efigie de la osamenta.

Se calcula que en la ciudad de Puebla hay al menos una docena de altares públicos a la santa muerte. Tan sólo en la 11 Sur, entre la 12 y la 14 Sur hay un par. Pero el único que tiene una fachada expuesta por completa a la calle es el que instaló Miguel Sánchez González, a quien la veneración le fue inculcada desde que tuvo uso de razón por su padre, Miguel Sánchez Gómez, y por su madre, Rosa González Sánchez.

Sánchez González instauró el sitio de adoración el 15 de abril de 2008 a manera de agradecimiento, pues cuenta que atravesaba por una racha insufrible y le pidió ayuda a la “niña blanca”, con el compromiso de recompensarle erigiéndole el altar más hermoso de la ciudad. Ahora, el guardián calcula que diariamente van a visitar el altar entre 100 y 300 personas, en el horario de 8 a 20:30 horas que el local está abierto.

¿Y ahora que hay crisis, ha aumentado el número de visitantes? –se le pregunta.

Sí, ahora viene más gente porque son momentos muy difíciles, vienen y le piden un favor a ella y se los concede.

Los festejos por el primer aniversario del altar de Puebla a la santa muerte iniciarán a las 8 de la mañana del próximo miércoles 15 de abril, con las mañanitas y luego se rezará un rosario y otras plegarias. Habrá tamales y otros suculentos platillos y bebidas obsequiados por los creyentes.

A diferencia de otras regiones del país, Puebla no vive situaciones públicas de rechazo a la Santa Muerte, destacó Miguel Sánchez González, según recoge E-Consulta. En la calle 9 norte 1204 del Centro Histórico, los creyentes de la también llamada “Niña Blanca” se reúnen y destacan que tampoco han enfrentado ninguna muestra de rechazo, ni de la autoridad eclesiástica ni de instancias gubernamentales.

“Las autoridades se han mantenido respetuosas y al margen, y nosotros nos mantenemos también respetuosos de cualquier credo. La Santa no está peleada con ninguna religión. No hay represión de ninguna clase, ni por parte de la Iglesia católica ni de la gente en general. En Puebla hay tranquilidad, libertad de culto, religión y creencia”.

Y aún cuando no vislumbran acercamientos con autoridades religiosas, a pocos días de la llegada de monseñor Víctor Sánchez Espinosa, el guardián dijo que este culto también va apegado al catolicismo “porque nosotros fuimos bautizados por la Iglesia católica y creemos en sus santos y en sus imágenes”. No obstante, se dijo ajeno y contrario a realizar desfiles públicos para presentar ante la sociedad su credo religioso: “preferimos el respeto a buscar la confrontación”. De acuerdo con Miguel Sánchez, quien se entregó a su devoción producto de una promesa, los días 15 y 30 de cada mes, cuando se realizan los rosarios, asisten entre 600 y 700 personas: “no son misas, las misas se dan en las iglesias, es un rezo especial dedicado a la Santa”.

Hace algunos años existía la creencia de que este culto debía mantenerse en secreto y se le rendía tributo detrás de la puerta. Hoy en Puebla proliferan los altares caseros y se habla de cientos de miles de personas que siguen la creencia en la República Mexicana. Durante la década de los 90, en el barrio bravo de Tepito de capital del país, los hermanos Queta y Jesús Romero hicieron un altar en la calle y así fue como este culto salió a la luz pública. Actualmente, los días uno de cada mes asisten al mismo punto de reunión entre 10 y 15 mil personas.

Siete colores tiene la santa: los más vendidos son el negro, el blanco y el rojo. El color rojo significa salud, abundancia y amor. El blanco está asociado con pureza, paz y purificación en alma cuerpo y espíritu. El negro representa luto para los enemigos, protección contra ellos con la fuerza, poder y elegancia que representa. “Sabemos que hay mitos, uno de ellos dice que si crees en ella ésta se cobrará con tu vida. Eso es una gran mentira, porque ella ante todo es una enviada de Dios que nos lleva cuando él así lo determina”.

Manifestación en Puebla

Después que el viernes santo pasado más de 80.000 católicos presenciaron por la mañana y hasta el mediodía la procesión del silencio en la catedral angelopolitana, por la tarde la santa muerte salió a las calles de Puebla para encabezar la segunda procesión de viernes santo en su honor, la cual contó con la participación de unos 100 seguidores, quienes se vistieron de negro y permanecieron descalzos, caminaron a paso lento por las avenidas de la ciudad y pidieron respeto a sus creencias y devoción, según informa La Jornada de Oriente.

Cerca de las 18 horas, custodios y seguidores al culto partieron del santuario de santa Bárbara, ubicado en el número 408 de la calle 8 Oriente, con imágenes de la santa muerte de diferentes tamaños y vestidos de colores. Durante más de dos horas se dirigieron, entre camiones y automovilistas, por el bulevar 5 de Mayo, doblaron en la 7 Oriente y caminaron hasta la avenida 11 Sur–Norte para retornar de nueva cuenta al santuario en el corazón de la ciudad.

Durante el recorrido, Alfredo Quiroz García, uno de los creyentes, explicó que su devoción hacia la santa muerte tiene su origen hace más de 30 años, y que en los últimos meses la creencia se ha incrementado debido a la crisis económica y los problemas sociales: “Aquí hay gente de todo tipo, desde la ama de casa, el negociante, y hasta los que están dentro de la política, de la AFI o de la Judicial. Vienen de todas clases sociales aquí y son bienvenidos”, acotó.

En tanto, un grupo de 20 personas se turnaba para cargar dos imágenes de la santa muerte, una de ellas de 1.80 metros de altura con un vestido morado con decoración en blanco. Los demás creyentes rezaban la oración a la efigie y sentían el ardor del pavimento aún caliente. “La santa muerte es muy milagrosa, y sus favores no se reducen –para la gente que está– al margen de la ley; todos sabemos que las encomiendas se regresan y por eso no pedimos cosas malas, sólo que nos vaya bien en el trabajo, que nos dé salud, dinero y sobre todo mucha estabilidad en nuestra casa”, señaló Quiroz.

Asimismo, detalló que para conseguir un favor de la “niña blanca” es necesario proyectarse “a través de un puente telepático directamente a la santa muerte (...) Ella le da la semilla para que usted haga unas ricas cosechas de abundancia y de poder y fuerza”, al tiempo que debe ofrendársele tequila, cigarros, flores o veladoras. Otra creyente, quien prefirió el anonimato, indicó que la procesión de viernes santo es el inicio de las festividades para la iglesia de la santa muerte.

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