Palabras del Papa en la capital de Camerún

San José es modelo para los discípulos de Jesús que aspiran a la unidad de la Iglesia

El camino humano y espiritual de san José –cuya fiesta celebra hoy la Iglesia universal-, quien acogió “el misterio de la Encarnación” “no sólo con la proximidad física, sino también con la atención del corazón”, es modelo para el sacerdocio, la vida consagrada, los laicos y para “todos los discípulos de Jesús que aspiran a la unidad de la Iglesia”. En estos términos, la celebración de Vísperas en la Basílica Menor de María Reina de los Apóstoles –en la capital camerunense- ha dado oportunidad a Benedicto XVI de presentar la actualidad del ejemplo del esposo de María Virgen para cuantos que creen en Cristo.

(Marta Lago/Cope.es) Obispos, sacerdotes, religiosos y religiosas, seminaristas, diáconos, miembros de movimientos eclesiales y representantes de otras confesiones cristianas de Camerún participaron, junto al Papa, en la celebración de las primeras Vísperas de la solemnidad de san José. Los cantos litúrgicos fueron en latín, excepto el conclusivo, entonado en lengua Ewondo.

“No hay otra paternidad que la de Dios Padre, el único creador”, “pero al hombre, creado a imagen y semejanza de Dios, le es dada la participación en la única paternidad de Dios”, cosa que “de manera sorprendente se manifiesta en san José” –subrayó Benedicto XVI en su discurso-: “no es el padre biológico de Jesús, de quien sólo Dios es el Padre, y sin embargo ejerce una paternidad plena y completa”, pues “ser padre es ante todo ser servidor de la vida y del crecimiento” con fidelidad y prudencia.

Es el tipo de paternidad que ha propuesto el Santo Padre a los sacerdotes: “Debéis vivirla en vuestro ministerio cotidiano” cuidando “como padres en Cristo, de los fieles” “generados espiritualmente con el bautismo y la enseñanza”. De ahí también el carácter esencial de la “amistad profunda” del sacerdote “con Cristo” y el “vínculo profundo” que comporta el sacerdocio ministerial con Jesús-Eucaristía. Por eso Benedicto XVI exhorta igualmente a los presbíteros a hacer de la celebración eucarística el centro de su vida.

“Celebrando este sacramento en nombre y en la persona del Señor, no es la persona del sacerdote la que debe estar en primer plano: él es un servidor, un instrumento humilde que remite a Cristo, pues Cristo mismo se ofrece en sacrificio por la salvación del mundo”, recalcó el Papa ante el clero camerunense, añadiendo la cita de Orígenes: “José comprendía que Jesús le era superior aún estando sometido a él en todo”.

Y les exhortó “a responder con fidelidad a la llamada del Señor”, “igual que Él llamó a José a velar por María y por el Niño Jesús”.

Además san José “nos enseña que se puede amar sin poseer”, dijo Benedicto XVI dirigiéndose a los consagrados y a los miembros de movimientos eclesiales; José “aceptó ligarse a la historia que Dios había empezado a escribir en el seno de su esposa”, “acogió en casa a María”, “acogió el misterio que había en Ella y el misterio que Ella misma era” y “la amó con ese gran respeto que es el sello del amor auténtico”.

En José no existe separación entre “fe y acción”; “nos revela el secreto de una humanidad que vive en la presencia del misterio, abierta a él a través de los detalles más concretos de la existencia”; “su fe orienta de manera decisiva sus acciones” y paradójicamente, “actuando”, “asumiendo sus responsabilidades”, José “se hace a un lado para dejar a Dios la libertad de realizar su obra, sin ponerle obstáculos”, describió Benedicto XVI. Y es que es el esposo de María un “hombre justo” porque “su existencia se ‘ajusta’ a la palabra de Dios”.

Por ello José es también modelo actual de ecumenismo: “La vida de José, transcurrida en la obediencia a la Palabra, es una señal elocuente para todos los discípulos de Jesús que aspiran a la unidad de la Iglesia” —propuso el Papa—; el ejemplo de José “nos llama a comprender que es abandonándose plenamente en la voluntad de Dios como el hombre se convierte en actor eficaz del proyecto de Dios, quien desea reunir a los hombres en una sola familia, una sola asamblea, una sola ‘ecclesia’”.

Tal búsqueda de la unidad es un “gran desafío” -reconoció Benedicto XVI ante los miembros de las demás confesiones cristianas presentes en la basílica- “que nos lleva ante todo a convertirnos a la persona de Cristo, a dejarnos siempre atraer por Él”, porque “en Él estamos llamados a reconocernos hermanos, hijos de un mismo Padre”.

Mañana, en el programa de Benedicto XVI en Camerún y Angola (17-23 marzo), uno de los momentos más importantes de su viaje apostólico: la Santa Misa con la entrega, a los presidentes de las Conferencias Episcopales del continente, del documento de trabajo del próximo sínodo de los obispos de África (que acogerá Roma en octubre).

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