(Luisa Moreno/La Razón) "La libertad religiosa es la primera de las libertades", acaba de anunciar el cardenal Oswald Gracias de la India, al tiempo que los ataques de los hindús radicales contra los cristianos de Orissa (India) no dejan de sucederse. Según datos de Asia News, las falsas acusaciones contra los cristianos de la India han costado ya 61 muertos, más de 4.000 casas incendiadas, 181 iglesias y 13 colegios destruidos. Los radicales incluso amenazan con matar a todo aquel que no se convierta de nuevo al hinduísmo.
La dramática situación que está atravesando la Iglesia en Orissa también fue abordada el pasado lunes en el Vaticano por el arzobispo de Guwahati (India), Thomas Menamparampil quien dedicó su discurso a recordar como los cristianos viven su fe en todo el continente. «En muchos países de Asia, los cristianos viven bajo una fuerte presión. La libertad está restringida, los neo conversos son perseguidos y la comunidad de fieles es víctima de persecuciones». A pesar de todo, afirmó que en Asia se comprende la vida religiosa y se reconoce su importancia. «Los valores religiosos como la renuncia, la austeridad, el silencio, la oración, la contemplación y el celibato se tienen en gran consideración», recordó.
Los menos tolerantes
El año del 60 aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos sorprende por la falta de libertad religiosa en el continente asiático. Según el informe anual del Departamento de Estado de EE.UU China, India y Vietnam serían los países menos tolerantes.
Durante el pasado año, China ha intensificado su represión religiosa en la zona tibetana y durante los juegos olímpicos de Pekín grupos religiosos protestantes sufrieron un acoso intensificado por parte del Gobierno. Las autoridades chinas ahogan la religión a través de las restricciones sobre la financiación y la escasez del clero preparado, reza el informe.
En la India y a pesar de los conflictos actuales, la mayoría de los grupos religiosos viven en una coexistencia pacífica. Sin embargo, son destacables las leyes «anticonversión» que han implantado algunos gobiernos locales indios alegando que los cristianos estaba implicados en conversiones por la fuerza, cuando únicamente ofrecían educación y sanidad gratuita. En Vietnam, el informe pone de relieve la falta de libertad religiosa. A pesar de disponer de siete seminarios con más de 1.000 estudiantes, el número de seminaristas seguiría siendo insuficiente para apoyar el crecimiento de la población católica.
