Ortodoxia y heterodoxia, frente a frente

Conflicto abierto en Vigo

El Colectivo Verapaz celebró el XIII Congreso de Justicia y Paz en la parroquia viguesa del Cristo de la Victoria, a pesar de las advertencias de Ramón Portela Alonso, arcipreste del arciprestazgo donde está ubicada dicha parroquia, quien alertó de que dicho congreso sería un instrumento para dar publicidad a posiciones doctrinales contrarias al magisterio de la Iglesia Católica. El conflicto ha saltado a los medios de comunicación a través de cartas publicadas en el Faro de Vigo.

La parroquia viguesa del Cristo de la Victoria, cuya atención pastoral está a cargo de la Orden de los Predicadores, no atendió a la petición del arcipreste Ramón Portela Alonso y celebró, por segunda vez, el XIII Congreso de Justicia y Paz, en el que participaron teólogos cuya trayectoria personal está en clara oposición al magisterio de la Iglesia Católica. Entre otros, se encontraban José Mª Castillo, que abandonó recientemente la Compañía de Jesús y que no pierde oportunidad de pedir a Rodríguez Zapatero más firmeza contra la Iglesia, y José Mª Vigil, uno de cuyos libros ha sido condenado recientemente por la Comisión Episcopal para la Doctrina de la Fe de la Conferencia Episcopal.

Portela aseguró “las ponencias y reflexiones del congreso se realizan desde presupuestos filosóficos e ideológicos ajenos a la tradición viva de la Iglesia”, por lo cual “sólo pueden sembrar el confusionismo y el error en el pueblo de Dios”.

El Colectivo Verapaz respondió públicamente al arcipreste, planteando la necesidad de evitar la condena de la diversidad interna dentro de la Iglesia Católica, a lo cual el aludido ha respondido con una clara y contundente carta, publicada en el Faro de Vigo, que reproducimos a continuación:

En primer lugar, agradezco el tono amistoso y conciliador con el que envían su carta pero creo que cometen en ella un error de perspectiva. No hay nada personal entre Ramón Portela y los señores Castillo, Vigil, etcétera. No se trata de algo que podríamos denominar una cuestión "técnica". En mi labor de pastor del pueblo de Dios es mi deber defender a los fieles de las doctrinas perniciosas que pueden dañar su fe. Yo no combato a las personas, sólo combato los errores.

De hecho el desmentido que esperaba sonaría algo así como: "Pedimos al arcipreste de Vigo-Polígono que se desdiga de sus palabras pues en el Congreso no ha habido nada que se apartase un ápice de la doctrina católica...", entonces yo de muy buen gusto me hubiese retractado públicamente de mis palabras, pero de acuerdo con mis temores se ha confirmado lo que presuponía iba a ocurrir, no ha quedado títere con cabeza en la doctrina católica.

Mi única pretensión era defender la fe de los cristianos sencillos que día a día se esfuerzan por ser fieles a la doctrina de la Iglesia y a los que manifestaciones de este tipo les dejan confundidos y desanimados.

En segundo lugar, dicen que es más lo que nos une que lo que nos separa. En esto, no estoy de acuerdo, lo que construye la unidad en la Iglesia es la fe y los sacramentos de la fe, y si en esto discrepamos, tal como parece ser, es más lo que nos separa que lo que nos une. Débiles son los lazos de la unidad cuando no se asientan sobre la verdad.

En tercer lugar, parece que el reproche que me hacen es que no he vivido la caridad. Como ya queda dicho no creo haber fallado a la caridad con nadie. Yo no he entrado en la conciencia de nadie, sólo Dios juzga. Me he limitado a denunciar los errores doctrinales de los señores Castillo, Vigil y la señorita Céspedes. Que una persona esté errada doctrinalmente no prejuzga nada de su condición moral.

En cualquier caso como a donde queremos llegar no es a Roma sino a la nueva Jerusalén, el único camino que a ella conduce es la caridad por el que deseo que todos caminemos.

Ramón Portela Alonso, arcipreste de Vigo-Polígono

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El arcipreste fiel

Por Luis Fernando Pérez Bustamante

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