(UPSA/InfoCatólica) Las primeras palabras, a cargo del rector de la UPSA, Ángel Galindo, señalaron como «un acierto» la elección del centro como sede del evento. Y destacó un texto conciliar muy apropiado para el quehacer de la Iglesia y de la misma teología: «nada hay verdaderamente humano que no encuentre eco en su corazón» (constitución Gaudium et spes, 1). Galindo también recordó la necesidad de volver al espíritu de los textos del Concilio, tal como lo ha señalado Benedicto XVI. «No se trata de celebrar un cumpleaños, sino de revisar la trayectoria teológica» de toda esta época. Y se hace en una Universidad que pronto va a celebrar sus ocho siglos de historia.
Cardenal Rouco: una interpretación sólida y fiel del Concilio
En el discurso de inauguración, monseñor Rouco citó recientes reflexiones del Papa, que fue perito conciliar, sobre la importancia de «reavivar en la Iglesia aquella tensión positiva, aquel anhelo de anunciar a Cristo al hombre contemporáneo». La base, recalcó el cardenal, es basarse en los textos, volver a la letra del Concilio. El arzobispo de Madrid, en la misma línea, marcó como objetivo del Congreso «contribuir a una interpretación científicamente sólida y eclesialmente fiel y fecunda». Para la nueva evangelización es necesaria esta tarea.
Aludiendo a los dos Papas del Concilio, Juan XXIII y Pablo VI, subrayó la «coincidencia de los dos pontífices en los motivos para convocar y continuar el Concilio», además de la elección del tema central. En aquel tiempo nadie esperaba un Concilio, afirmó el cardenal Rouco, que se preguntó: «¿por qué un nuevo Concilio?», y evocó algunos recuerdos personales de su propia vivencia de la época conciliar en la Universidad salmantina, además de analizar algunos elementos del origen del Concilio según la mente de Juan XXIII y la situación eclesial de su tiempo.
Se trataba de una Iglesia «con una gran vitalidad pastoral, tanto en el clero como en el laicado comprometido, además del testimonio de las comunidades cristianas afligidas, los nuevos mártires». Además de una sociedad transformada, también lo estaba la Iglesia en un tiempo de cambios, y así lo analizó el presidente de la Conferencia Episcopal desentrañando los discursos de inauguración y clausura de las sesiones conciliares.
«Pablo VI no es tan exuberantemente optimista como Juan XXIII, pero lo es», afirmó, ya que entendía el Concilio como la primavera de la Iglesia, «una renovación más floreciente», en la que no se trataba de subvertir la Tradición de la Iglesia, sino «preservarla, despojándola de las formas caducas». Además, señaló el cardenal Rouco para terminar su discurso, tampoco puede entenderse el Concilio sin los Papas que lo han aplicado después: Juan Pablo II y Benedicto XVI.
Éxito de asistencia
El presidente de la Junta de Decanos de las Facultades de Teología de España y Portugal, Vicente Vide, cerró el acto de inauguración remarcando la importancia del Congreso, ya que hacía mucho tiempo que no se unían estos centros académicos eclesiásticos para organizar un acontecimiento conjunto. Llamó a todos los ponentes y asistentes a trabajar en «una auténtica eclesiología de comunión».
Acompañaban al cardenal Rouco en la mesa presidencial, además del rector de la UPSA y del presidente de la Junta de Decanos, el obispo de Salamanca, Mons. Carlos López; y el arzobispo archivero y bibliotecario de la Santa Iglesia Romana, Mons. Jean-Louis Bruguès. Entre el resto de asistentes al acto inaugural se encontraban, entre otros, el arzobispo de Valladolid, Mons. Ricardo Blázquez, el arzobispo de Oviedo, Mons. Jesús Sanz; el obispo de Almería, Mons. Adolfo González Montes; el obispo de Ciudad Rodrigo, Mons. Raúl Berzosa; el decano de la Facultad de Teología de la UPSA, Jacinto Núñez, y un gran número de autoridades académicas, profesores y alumnos de las Facultades de Teología de la península Ibérica.