(Efe) En una entrevista con Efe, el cardenal, que hace unas semanas presentó la preceptiva carta de renuncia al cargo al cumplir 75 años, considera que el diálogo interreligioso entre diferentes confesiones «puede contribuir a erradicar la opinión de que las religiones son causa de guerras».
Sistach rechaza las críticas de que la jerarquía eclesiástica vive alejada de las bases católicas y defiende que los obispos viven «inmersos en las bases de nuestras comunidades cristianas».
«Son constante las visitas, reuniones, encuentros, celebraciones que hacemos en toda la diócesis y en todos los ambientes y realidades sociales y culturales. Es suficiente ver la agenda de un obispo diocesano para darse cuenta de que estamos constantemente en medio del pueblo», argumenta el prelado.
Por eso, asegura que es un «tópico» falso pensar que los obispos viven alejados de la realidad.
«Tampoco podemos olvidar que los obispos salen de una familia, de una parroquia, de un barrio, de un pueblo, y esto comporta muchos vínculos y muchas relaciones con personas, familias, grupos e instituciones de la sociedad», alega.
Sobre las críticas de falta de democracia en el seno de la Iglesia católica, Martínez Sistach recuerda que «hay mecanismos participativos» y pone como ejemplo la elección del Papa por el cónclave, o las elecciones de los miembros de los consejos diocesanos y los cargos de las congregaciones religiosas.
«En la historia de la Iglesia, ha habido experiencias de elección de los obispos y actualmente en algún país hay participación en la elección del obispo diocesano y también en la Iglesia oriental católica. En toda la Iglesia se consulta a los laicos, religiosos, religiosas, sacerdotes y obispos para el nombramiento de un obispo», asegura el cardenal.
Sobre el diálogo interreligioso, monseñor Sistach opina que «hay valores comunes en todas las religiones, pero hay muchas diferencias entre las cristianas y no cristianas», por lo que este diálogo no puede pretender nunca llegar a una fusión sino «trabajar para conseguir que las religiones tengan un espacio público en la convivencia social, en la defensa de la dignidad de la personas, en la paz en el mundo y en el desarrollo de los pueblos».
Otra cosa es, según el arzobispo, el diálogo ecuménico, que sí pretende la unidad de todos los cristianos.
Para el cardenal Sistach, la creciente escasez de vocaciones religiosas se debe a que «en la cultura posmoderna actual se vive el presente, y el futuro da miedo y cuesta mucho comprometerse para siempre».
«La vida sacerdotal, la religiosa y también -agrega- el matrimonio cristiano piden un compromiso para siempre. Pero hoy hay chicos y chicas muy generosos que dicen sí a Jesús para toda la vida. Son nuestros seminaristas diocesanos, los novicios y novicias y los que se preparan para el matrimonio cristiano».
El cardenal Sistach ha comenzado a preparar para el próximo curso nuevas iniciativas evangelizadoras contra la secularización en Barcelona, una secularización que se expande, sobre todo en las ciudades de los países occidentales.
Entre estas iniciativas destaca la celebración del Año de la Fe que comenzará en todas las diócesis de la iglesia católica el 7 de octubre.
