(Terra) «Nunca dijimos nada para insultar a los creyentes, a la Iglesia o a Dios», ha asegurado Nadezha Tolokonnikova, de 22 años de edad, en un comunicado leído por los abogados del grupo durante el juicio que ha comenzado este lunes en la capital rusa contra ella, contra Maria Alyojina, de 24 años, y contra Yekaterina Samutsevich, de 29.
Las chicas que forman parte de Pussy Riot pensaban que se iba a comprender el carácter irónico de su «oración punk», según Tolokonnikova. Pero «puede que no tuviésemos derecho a invadir un lugar ritual», ha añadido, según la agencia de noticias RIA Novosti.
La banda musical realizó una actuación en el altar de la Catedral de Cristo Salvador porque desconocía las normas de la iglesia, según ha explicado Alyojina, otra de sus integrantes.
Cinco integrantes de Pussy Riot entraron en el templo con el rostro oculto el pasado febrero para realizar, ante la mirada atónita de los guardias de seguridad, una actuación para denunciar el apoyo de la Iglesia Ortodoxa a la campaña electoral de Putin, que entonces era primer ministro, para volver al Kremlin.
Tres de ellas fueron detenidas y acusadas de vandalismo. Según los fiscales, el grupo actuó «de una manera extremadamente vulgar para un lugar así» y la canción que interpretaron, titulada «Holy shit», es «insultante y sacrílega para los ortodoxos».
Las tres mujeres que están siendo juzgadas desde este lunes se han declarado culpables de un delito administrativo, pero afirman no ser culpables de vandalismo, un delito penal por el que podrían ser condenadas hasta a siete años de cárcel.
La organización Amnistía Internacional las ha descrito como presas de conciencia. Además, varios artistas y grupos conocidos internacionalmente, como Sting, Franz Ferdinand y Red Hot Chili Peppers, las han apoyado públicamente.
Mientras, varios líderes de la Iglesia Cristiana Ortodoxa se han declarado a favor de que estas mujeres sean procesadas a menos que pidan perdón a la institución.
Los demás miembros de la banda –trece en total, todos anónimos– no llegaron a ser detenidos. Tres de sus integrantes afirmaron en una entrevista la semana pasada que Putin tiene «miedo» del grupo.
Opinión de Medvedev
El primer ministro ruso, Dimitri Medvedev, ha dicho que el caso de Pussy Riot llama la atención porque está relacionado con los derechos y libertades individuales, pero ha dejado claro que su futuro lo decidirá un tribunal. Es la primera vez que Medevedev hace referencia a este caso.
En una entrevista concedida al diario británico 'The Times' publicada este lunes, el jefe del Gobierno ruso ha señalado que habrá que esperar con «calma» hasta que se emita un veredicto.
«Desde luego, hay distintas posturas. En algunos países, la responsabilidad por acciones de este tipo sería mucho más estricta y, en algunas condiciones políticas, acciones de este tipo en una iglesia, independientemente de la confesión, podrían tener consecuencias muy graves para los responsables», ha declarado.
«Creo que siempre habrá diferencias en cuanto a la percepción de lo que está permitido y lo que no desde el punto de vista moral, y respecto a dónde se sitúa la línea que separa los actos de moralidad y las acciones que deben ser perseguidas penalmente», ha agregado.