(Es.Radio) Este disidente cubano pensó, incluso, que la pena que podría esperarle iba más allá de la cárcel y las torturas. Podría llevarle a la muerte. "Yo no sé si conoces la férrea dictadura. Hay que estar decidido a dar la vida. El pueblo cubano ha vivido con mucho miedo durante 53 años". Carrión era consciente, explicó, que "por hacer cosas menores" se han recibido golpes o se ha ingresado en prisión. "Pero nunca se había hecho un acto tan atrevido, así que no sabía lo que podía pasar. Siempre pensé que iba a ser mi último día".
Por eso se despidió de su familia antes de salir de casa. Abrazó a su esposa y habló por teléfono con su madre y su hermana, aunque no les dijo cuáles eran su planes. Después, "me encomendé a Cristo: Señor, protege mi vida".
Finalmente, las cosas salieron mejor de lo que pensaba. Hubo detención, sí. Estuvo "durante tres semanas en la cárcel". Pero sólo los últimos días fueron más difíciles: estuvo en una celda con "unas condiciones malísimas". Sin luz ni agua, entre otras cosas. Le acusan de desórdenes públicos y la "pena puede oscilar entre los 3.000 pesos a los tres años de prisión".
Ahora mismo está en una situación equivalente a la libertad condicional a la espera de juicio. "No puedo salir del municipio sin que me autoricen. No puedo reunirme con la oposición. No puedo dar entrevistas... Yo he violado casi todo. Sólo voy a firmar". Y es que a lo que no va a renunciar es a su libertad.
- Entrevista a Andrés Carrión (audio)