(InfoCatólica) Un amplio dispositivo judicial ha logrado cumplir, al tercer intento, la orden del Juzgado de Instrucción nº 5 de Bilbao para sacar a las cinco clarisas mayores del control de las exclarisas cismáticas de Belorado. Las religiosas Adoración, Lucía, Getsemaní, Pureza y Pilar, de entre 87 y 101 años, han sido trasladadas tras una operación que ha generado una fuerte controversia.
Operativo judicial en el monasterio de Orduña
Desde media mañana, la autoridad judicial, un médico forense y la Guardia Civil se han desplegado en el monasterio de Orduña (Vizcaya) para hacer efectivas las medidas dictadas por el juzgado bilbaíno. La actuación responde a un auto que considera necesario custodiar y realojar a las religiosas de mayor edad ante los indicios de un posible abandono o atención deficiente.
Según ha informado el portavoz de las exclarisas cismáticas, una comitiva judicial acompañada por agentes se ha personado en el convento en un «fuerte despliegue judicial». Las cinco monjas mayores, que nunca participaron del cisma, forman la comunidad legítima de clarisas de Belorado, que tiene como representante legal al comisario pontificio, el arzobispo de Burgos Mario Iceta.
Tercer intento tras dos operaciones fallidas
No es la primera vez que la Justicia trata de intervenir: se trata del tercer intento de ejecutar el traslado forzoso de las monjas mayores desde que se dictara la sentencia de desahucio del monasterio de Belorado. El primer intento tuvo lugar el 31 de julio, apenas unos días después de que la jueza de Briviesca dictara la sentencia de desahucio, aunque la presión de las exclarisas impidió la ejecución de la orden.
El segundo se produjo el 27 de noviembre, cuando la Guardia Civil registró el convento en una operación por venta de obras de arte pertenecientes al monasterio de Belorado. Al conocer la presencia de la Benemérita en el lugar, representantes de la Federación de Clarisas acudieron de nuevo con la intención de que se diera cumplimiento a la anterior orden, aunque tampoco tuvieron éxito.
Preocupación por las condiciones de vida
La oficina del Comisario Pontificio afirma en su comunicado que el cuidado de las hermanas mayores ha sido objeto de constante preocupación para el Comisario Pontificio y la Comisión Gestora. Esta preocupación se agravó tras el temerario traslado de estas monjas mayores desde su residencia habitual en el Monasterio de Belorado (Burgos) al Monasterio de Orduña, que carece de las mínimas instalaciones necesarias para atender adecuadamente a personas mayores y vulnerables.
Al parecer, las facultades mentales de las hermanas mayores están muy mermadas y no tienen capacidad real para conocer la gravedad de los hechos, ni por qué las sacan de Orduña, no son conscientes del cisma ni han participado de él. El forense hace meses dijo que eran incapaces de tomar decisiones debido a su gran merma mental y vulnerabilidad.
Evaluación médica y destino final
La autoridad judicial ha dado las directrices para que estas hermanas mayores sean puestas bajo el cuidado del Comisario Pontificio. Desde la oficina del Comisario Pontificio responden que de momento «se está procediendo a la evaluación del estado de salud de estas hermanas, como ha establecido la autoridad judicial».
Una vez concluida esta evaluación, se procederá al traslado de estas monjas mayores a otros monasterios pertenecientes a la Federación de Clarisas Nuestra Señora de Aránzazu, donde «serán felizmente acogidas por sus hermanas y recibirán la atención esmerada y fraterna que merecen, respondiendo a todas sus necesidades personales, sanitarias, comunitarias y espirituales, viviendo según la Regla de Santa Clara que ellas siempre han profesado habiéndose negado a participar del cisma», dice el comunicado.
Reacciones de las exclarisas cismáticas
Las exclarisas de Belorado han manifestado su indignación a través de todos los vídeos publicados en su cuenta de Instagram «Te hago luz», incluso arremetiendo contra el Comisario Pontificio y arzobispo de Burgos, Mario Iceta. Desde el entorno de las cismáticas se ha difundido una versión dramática de los hechos.
«Se las llevan por la fuerza», aseguraban en un primer momento, mientras denunciaban que alguna de las religiosas habría sido trasladada «sin desayunar, sin medicación y sin asearse». «Yo no sé qué clase de personas son, de verdad», explicaba en un vídeo la exreligiosa conocida como sor Paloma en referencia a los agentes de la Guardia Civil y los representantes judiciales. «Esto es un secuestro», han llegado a afirmar.
Las exclarisas han denunciado a través de sus redes sociales que la Guardia Civil las ha retenido por la fuerza en la capilla del convento, sin dejarlas salir, impidiendo ver a sus hermanas mayores y sin poder comentar sobre su estado de salud y la medicación que tomaban.








