(India Matters/InfoCatólica) Las conmemoraciones del día comenzaron con una misa en la capilla del sepulcro, a la que asistieron hermanas, voluntarios y amigos de la congregación. Se elevaron oraciones por la paz, la armonía entre religiones y los pobres que sufren en todo el mundo. A continuación se proyectó un breve documental sobre la labor internacional de la congregación, seguido de los testimonios de colaboradores de larga trayectoria.
En su intervención, la hermana Mary Joseph, superiora general de la congregación, declaró:
«Hoy no nos celebramos a nosotras mismas, sino la gracia de Dios que ha sostenido esta misión durante 75 años. Madre nos enseñó que la santidad no es un lujo, sino un deber sencillo de amor. Hoy renovamos ese deber».
Uno de los momentos culminantes de la celebración fue la inauguración de una nueva estatua de la Madre Teresa, colocada en la pared lateral de la Casa Madre que da a la avenida AJC Bose Road.
El senador Derek O’Brien descubrió la estatua en nombre de la jefa de Gobierno de Bengala Occidental, Mamata Banerjee, que tuvo que desplazarse con urgencia al norte del estado para asistir a las víctimas de un aluvión y de varios desprendimientos de tierra.
La estatua representa a la Madre Teresa inclinándose hacia delante, con los brazos abiertos para acoger a una niña que corre hacia ella: una escena de bienvenida, humildad y amor maternal. La composición capta la esencia de la misión de la Madre: abrazar a los abandonados y a los que no son amados con el corazón de Cristo.
Al acto asistieron autoridades civiles y religiosas, y muchos transeúntes se detuvieron a orar mientras presenciaban el acontecimiento desde la calle.
O’Brien elogió a las hermanas de las Misioneras de la Caridad, a las que calificó de «nuestras mujeres ejemplares»: 5.766 de ellas, junto con 390 hermanos y varios centenares de colaboradores y voluntarios repartidos por 138 países. «Durante 75 años han servido no solo a los pobres, sino también a la conciencia de nuestra ciudad. El legado de la Madre Teresa no está solo en los hogares y hospicios, sino en cada acto silencioso de compasión que esta ciudad ha aprendido a ofrecer», afirmó.
El veterano periodista y amigo de largo tiempo de la congregación, Sunil Lucas, que presentó el acto en la calle, reflexionó: «Las Misioneras de la Caridad son el alma de Calcuta. En un mundo lleno de ruido, ellas son la respuesta silenciosa del amor».
La celebración tuvo también un eco histórico. En esta misma fecha de 1950, la congregación fue reconocida oficialmente como comunidad religiosa diocesana.
En aquella primera misa de profesión, celebrada en la catedral del Santísimo Rosario, el sacerdote salesiano italiano Attilio Colussi, entonces párroco, pronunció la homilía ante el grupo inaugural de doce hermanas.
El padre Colussi siguió siendo durante décadas compañero espiritual de las Misioneras de la Caridad, ofreciendo retiros y orientación hasta su muerte en 1988.







