(InfoCatólica) El artículo, publicado en The Irish Times, aborda con un tono crítico y reflexivo la tendencia de algunos padres en escuelas laicas de Irlanda, como las de Educate Together, a organizar ceremonias seculares alternativas a la Primera Comunión católica, denominadas «Eachtra» (*). Estas ceremonias, descritas como fiestas con matices místicos, buscan replicar el sentido de comunidad pero sin el componente religioso.
O’Dwyer expresa su inquietud y escepticismo ante esta iniciativa, que ha surgido de un grupo de WhatsApp de padres de segundo grado. Aunque la escuela no está detrás de la organización, los padres parecen impulsados por el deseo de evitar que sus hijos se sientan excluidos de las celebraciones asociadas con la Comunión, como vestidos, fiestas y regalos en efectivo. O’Dwyer cuestiona la necesidad de estas ceremonias, sugiriendo que podrían reflejar más las nostalgias o inseguridades de los padres que las necesidades reales de los niños, muchos de los cuales no están expuestos a la instrucción religiosa y no necesariamente se sienten excluidos.
El artículo explora cómo estas ceremonias seculares, que incluyen actividades como construir cabañas, refugios, etc, o recolectar fondos para causas benéficas, intentan imitar los aspectos de pertenencia comunitaria, pero a menudo caen en un simbolismo vacío o en rituales pseudo-místicos, como verter arenas de colores en un jarrón. La autora también reflexiona con humor sobre posibles rituales alternativos que reflejen las realidades de la vida adulta, como «El sabor de la verdad amarga» o «La marcha interminable hacia la responsabilidad».
En última instancia, O’Dwyer critica la presión social que lleva a los padres a participar en estas ceremonias para evitar que sus hijos se sientan marginados, a pesar de que su propio hijo muestra desinterés por la idea. El artículo plantea preguntas sobre el propósito de estos rituales seculares y si realmente responden a las necesidades de los niños o a los deseos de los adultos de preservar un sentido de tradición y comunidad en un contexto no religioso.
Fenómeno que se expande por toda Europa
En Europa, donde la descristianización ha alcanzado niveles pandémicos, han proliferado este tipo de ceremonias humanistas o laicas que funcionan como alternativas a los ritos religiosos, especialmente a los sacramentos de iniciación
En Alemania, la referencia clásica es la Jugendweihe, nacida en el siglo XIX como alternativa explícita a la confirmación, que hoy se celebra en torno a los 14 años con actos públicos en teatros o auditorios donde se entregan certificados y obsequios simbólicos y que, tras un renacer después de la reunificación, reúne a miles de adolescentes cada temporada en ciudades como Berlín y Leipzig gracias al impulso de entidades humanistas
En Bélgica, el Consejo Central Laico articula una oferta que incluye la «celebración secular de la juventud» como alternativa a la comunión o la confirmación, además de apadrinamientos laicos para recién nacidos y ritos de madurez en torno a los 10-12 años, todo ello con apoyo público y un marcado acento cívico, mientras que en Flandes se han popularizado los Lentefeesten o Groeifeesten, fiestas de primavera o crecimiento que combinan celebración familiar y educación ética sin contenido religioso
En el Reino Unido, Humanists UK organiza ceremonias de nombramiento para niños pequeños como equivalente laico del bautizo y, para edades superiores, ritos de paso personalizados con discursos y compromisos éticos, un formato flexible que prestan celebrantes acreditados y que gana presencia en ámbitos educativos no religiosos
En los Países Bajos, el Humanistisch Verbond impulsa ceremonias de madurez civil dirigidas a adolescentes de 12 a 14 años como alternativa a la confirmación tradicional. Estas incluyen talleres sobre ciudadanía, derechos y responsabilidades que culminan en una celebración comunitaria. En el ámbito neerlandófono también se celebran los mijlpaalfeesten, fiestas para niños de 7 a 8 años centradas en el crecimiento personal y desprovistas de connotaciones religiosas.
En Francia, país laicista por excelencia, existen versiones discretas como la llamada «comunión laica» para edades intermedias y ceremonias de paso a la madureza promovidas por asociaciones humanistas que ponen el acento en la ética republicana, con debates y ejercicios sobre valores cívicos en espacios asociativos y centros públicos sin simbolismo confesional
En Suecia, Humanisterna ofrece ceremonias de bienvenida para niños como alternativa al bautizo y ritos de madurez humanistas, mientras que en la República Checa y en Austria pervive y se ha actualizado la tradición de ceremonias colectivas de madurez en torno a los 15 años, herederas de etapas históricas previas y hoy reinterpretadas con énfasis en la identidad cívica y la responsabilidad social
España
En España la Primera Comunión católica continúa siendo mayoritaria, con centenares de miles de celebraciones cada año, pero desde comienzos de siglo han aparecido alternativas civiles minoritarias y descentralizadas que replican el carácter festivo y simbólico del rito católico sin catequesis ni contenido doctrinal y que ponen el foco en valores cívicos, educación ética e inclusión de niños entre los 7 y los 10 años mediante rituales simbólicos y celebraciones familiares
El origen inmediato se sitúa en 2004 con la implantación de los bautizos civiles en municipios pioneros como Igualada y, a partir de esa experiencia, durante la década siguiente se extendieron a otros sacramentos en un contexto de secularización creciente y con el objetivo de que los menores no quedaran al margen de las celebraciones sociales propias de la Comunión, lo que desembocó entre 2015 y 2016 en la formalización de la llamada «comunión civil» en algunas ordenanzas municipales para ordenar su logística y sus tasas
Los ejemplos son locales y heterogéneos, con ayuntamientos que han regulado o facilitado ceremonias y con iniciativas privadas que cubren el territorio, como ocurrió en Rincón de la Victoria, Málaga, donde en 2015 se incluyeron las comuniones civiles en la ordenanza fiscal y se fijó un precio por reserva y uso de dependencias municipales para actos de 30 a 60 minutos con intervención de un oficiante y posterior celebración familiar, mientras que en la Comunidad de Madrid Rivas-Vaciamadrid ofrece desde 2007 ceremonias laicas de bienvenida y madurez civil que se han extendido a equivalentes de comunión y en la capital se impulsaron bautizos civiles en 2010, en paralelo a servicios privados que organizan comuniones laicas a medida con rituales simbólicos y compromisos familiares
En Cataluña, con el anteceden de Igualada y experiencias en ciudades como Badalona, las ceremonias se integran en catálogos municipales o se apoyan en asociaciones humanistas que importan modelos europeos con talleres de ciudadanía y derechos para menores, y en el País Vasco y la Comunidad Valenciana la oferta se canaliza sobre todo a través de colectivos laicos y empresas de eventos, con una demanda reducida y con un perfil de familias ateas o agnósticas que buscan una celebración social sin catequesis
Las características comunes incluyen ubicaciones civiles como salones de plenos o espacios municipales, tasas o precios acotados, intervenciones sobre valores democráticos y compromisos de cuidado y educación, además de gestos simbólicos como verter arena de colores, plantar un árbol o firmar un libro de honor, todo ello sin referencias religiosas.
(*) El origen etimológico de la palabra «Eachtra» proviene del irlandés (gaélico), donde significa «aventura» o «experiencia», específicamente aludiendo a las narrativas folclóricas irlandesas conocidas como «echtrai» (plural de eachtra). Estas eran relatos míticos medievales en los que un héroe emprende un viaje al inframundo o a reinos sobrenaturales, enfrentando desafíos para retornar transformado con sabiduría y fortaleza. Este término se adopta en las ceremonias seculares para evocar un sentido de exploración personal y crecimiento, adaptando elementos de la tradición cultural irlandesa a un marco no religioso y contemporáneo.







