(ACIPrensa/InfoCatólica) El sacerdote Francisco Torres, exorcista y experto en liturgia de la diócesis de Plasencia (España), ha abordado en una entrevista concedida a EWTN Noticias una práctica cada vez más extendida: la de asignar nombres personales a los ángeles, especialmente a los custodios. Esta costumbre, que se difunde principalmente en redes sociales y libros de autoayuda, está influida por corrientes propias de la Nueva Era, como el tarot o el uso de objetos conocidos como «llamadores de ángeles».
El P. Torres recordó que la figura del ángel como ser espiritual está presente en distintas religiones y culturas, así como en la tradición judeocristiana. Sin embargo, advirtió que no todos los nombres que circulan en el ámbito espiritual proceden de la Revelación divina.
«Los ángeles que aparecen en los libros apócrifos del Antiguo Testamento no son ángeles revelados por Dios, sino que surgen de la cultura popular», indicó.
El peligro, según explicó, radica en que muchos de estos supuestos ángeles proceden de fuentes esotéricas y pueden estar asociados a realidades espirituales engañosas. «En la mayoría de los casos vienen luego a ser ángeles malos, ángeles que son demonios. Entonces, el problema está en que la Nueva Era ha cogido toda esa tradición de espíritus puros, de mensajeros de divinidades y les ha ido poniendo nombres».
Añadió: «Al llamarlos ángeles, pues nos resultan simpáticos, nos resultan buenos, pero no es así. Nosotros, fuera de los nombres Miguel, Gabriel y Rafael, no conocemos más nombres revelados de los ángeles».
El sacerdote subrayó que esta práctica de «poner nombres a los ángeles de la guarda, a los ángeles privados, o a descubrir ángeles nuevos que a veces están en el tarot, o que a veces están sobre todo con esta técnica de llamador de ángeles, todo eso son cuestiones muy peligrosas».
Precisó que no se trata de una devoción auténtica, sino de una manipulación espiritual que puede alejar a la persona de Dios. «No se está invocando a los ángeles que Dios nos ha querido dar a conocer, sino que, bajo esos nombres y esa apariencia de bondad, lo que se esconde son ángeles malos, que en lugar de acercarnos a Dios y servirnos como criaturas humanas que somos, nos van a ir separando de Dios y van a querer someternos y dominarnos a su voluntad».
Ante esta corriente, el P. Torres aconsejó recuperar la enseñanza de la Iglesia y la Sagrada Escritura, fomentando una devoción auténtica hacia los arcángeles reconocidos.
«Que vuelvan a la esencia de lo que la Escritura nos revela, de lo que la Iglesia nos ha enseñado y nos ha educado en la fe, que tengan devoción de verdad, una devoción seria, bonita, entrañable», recomendó.
Por último, animó a profundizar en el trato con los arcángeles cuya identidad ha sido revelada por Dios: «Hacia Miguel, que aprendan a invocarle en las luchas contra el mal; que tengan devoción a San Rafael, que es medicina de Dios, que aprendan a invocarle en las peregrinaciones, en los caminos de la vida, en las dificultades; y que tengan una devoción sobre todo a San Gabriel, que fue el portador del mensaje de la salvación a la Virgen María».






