(InfoCatólica) Más de 200.000 personas se reunieron el domingo 21 en el State Farm Stadium para despedir a Charlie Kirk, fundador de Turning Point USA (TPUSA) y destacado activista conservador asesinado el 10 de septiembre durante un acto en la Utah Valley University.
El servicio, descrito por asistentes como una mezcla de funeral, mitin político y avivamiento religioso, se prolongó en torno a cinco horas con música cristiana, oraciones y un marcado acento en su legado de valores conservadores, fe y libertad de expresión. Intervinieron el presidente Donald Trump, el vicepresidente JD Vance, el jefe adjunto de gabinete de la Casa Blanca, Stephen Miller, y la viuda, Erika Kirk; entre los asistentes estuvieron el secretario de Estado, Marco Rubio, el secretario de Defensa, Pete Hegseth, el secretario de Salud y Servicios Humanos, Robert F. Kennedy Jr., y el empresario Elon Musk, aunque no todos tomaron la palabra. Fuera del estadio hubo protestas de grupos progresistas que criticaron el tono político del acto. Trump había decretado tres días de luto nacional, con banderas a media asta hasta la noche del 21.
Erika perdona al asesino de su marido
Erika Kirk, de 29 años y nueva CEO de TPUSA, centró su intervención en la rendición de su esposo a la voluntad de Dios, el perdón al asesino y la decisión de escalar la misión del movimiento. Abrió con un agradecimiento: «Dios bendiga a todos ustedes por venir aquí desde todo el mundo para honrar y celebrar a mi Charlie».
Sostuvo que la vida de su marido fue una entrega a Dios: «Hace once días, Dios aceptó esa rendición total de mi esposo y luego lo llamó a su lado. Más que nada, Charlie quería hacer no su voluntad, sino la voluntad de Dios».
Relató el momento de la despedida con crudeza y consuelo: «Vi la herida que terminó su vida. Sentí shock. Sentí horror. Y sentí un nivel de dolor en el corazón que ni siquiera sabía que existía. Pero también vi en sus labios la sonrisa más tenue. Me reveló una gran misericordia de Dios: Charlie no sufrió».
Defendió el perdón como respuesta cristiana a la violencia: «Charlie apasionadamente quería alcanzar y salvar a los chicos perdidos de Occidente. Los jóvenes que sienten que no tienen dirección, propósito, fe ni razón para vivir. Charlie quería salvar vidas de jóvenes como el que tomó la suya… Ese joven… lo perdono. Lo perdono porque es lo que Cristo hizo. Es lo que Charlie haría. La respuesta al odio no es el odio. La respuesta que conocemos del Evangelio es el amor, y siempre el amor. Amor por nuestros enemigos, amor por aquellos que nos persiguen».
Ancló su testimonio en la Biblia —«Aquí estoy, Señor. Envíame» (Is 6,8)— y en el Padrenuestro —«Hágase tu voluntad»—, y llamó a los hombres a ser «cabezas espirituales del hogar» y a las madres a asumir su papel como «el ministerio más importante». Sobre el futuro de la organización, prometió un salto de escala: «El mundo necesita TPUSA. Necesita un grupo que apunte a los jóvenes lejos del camino de la miseria y el pecado. Necesita que los jóvenes sean apuntados en la dirección de la Verdad y la Belleza, y por eso les prometo hoy, cada parte de nuestro trabajo se hará mayor». Concluyó comprometiéndose a hacer TPUSA «diez veces mayor» en memoria de su esposo.
Vance
El vicepresidente JD Vance presentó la jornada como un renacimiento más que un funeral. Enmarcó así el sentido del encuentro: «Intentaron silenciar a nuestro querido amigo Charlie Kirk y hoy, esta noche hablamos con Charlie y por Charlie más fuerte que nunca. El malvado asesino que nos quitó a Charlie esperaba que tuviéramos un funeral hoy. Y en cambio, amigos míos, hemos tenido un avivamiento en celebración de Charlie Kirk y de su Señor Jesucristo».
Reivindicó el arraigo simbólico del lugar y el legado del movimiento: «Nos reunimos aquí en el estadio bajo el sol caliente de Arizona, protegidos en una gran ciudad brillante que nuestros padres levantaron del desierto. Y, de este desierto, Charlie Kirk construyó un movimiento. Transformó la cara del conservadurismo en nuestro tiempo y, al hacerlo, cambió el curso de la historia americana para generaciones emergentes en todo el país. Charlie ejemplificó bondad, coraje y compromiso con el debate abierto. Era un gran debatidor y lo amábamos por eso».
Miller
Stephen Miller adoptó un tono abiertamente combativo. Afirmó una victoria moral frente a la adversidad: «La luz derrotará a la oscuridad. Prevaleceremos sobre las fuerzas de la maldad y el mal». Advirtió de las consecuencias de la violencia: «No pueden imaginar lo que han despertado. No pueden concebir el ejército que han levantado en todos nosotros».
Proclamó la «inmortalidad» del legado de Kirk: «¿Pensaron que podían matar a Charlie Kirk? ¡Lo han hecho inmortal! Lo han inmortalizado, y ahora millones llevarán su legado. Y dedicaremos el resto de nuestras vidas a terminar las causas por las que Charlie dio su última medida de devoción».
Cargó contra sus adversarios con un diagnóstico moral: «Nosotros representamos lo que es bueno, virtuoso y noble. ¿Y a aquellos que intentan incitar violencia contra nosotros? ¿Qué tienen ustedes? No tienen nada, son nada. Son maldad, celos, envidia, son odio, son nada. No pueden construir nada, producir nada, crear nada». Y prometió perseverancia: «No pueden derrotarnos, ralentizarnos, detenernos. Llevaremos a Charlie y Erika en nuestros corazones todos los días y lucharemos mucho más duro por lo que nos hicieron. No tienen idea del dragón que han despertado. No tienen idea de cuán decididos estaremos para salvar esta civilización».
Trump
Donald Trump cerró el acto con más de media hora de discurso en la que combinó el tributo a Kirk con críticas a la «izquierda radical» y referencias a debates nacionales. Subrayó el vínculo entre el homenajeado y su país: «Charlie Kirk amaba a América con todo lo que tenía, y como podemos ver claramente hoy, América amaba a Charlie Kirk».
Reparó en la magnitud de la convocatoria: «Siempre podía atraer una gran multitud, miren esto hoy, miren lo que ha pasado. Esta es una gran multitud. Aquí hoy tenemos al vicepresidente, al presidente de la Cámara de Representantes de EE. UU., innumerables miembros del Senado de EE. UU. y de la Cámara, están por todo este gran estadio. Esto no es un arena, es un estadio».
Explicó por qué solía acudir a los eventos de TPUSA: «Casi siempre iba a los eventos de Charlie porque nunca querías decepcionarlo… Daba mucho más de lo que recibía».
Elevó el asesinato a la categoría de ataque nacional: «El asesinato de Charlie no fue solo un ataque a un hombre, a un movimiento, fue un ataque a toda nuestra nación. Fue un asalto a los Estados Unidos de América… esa bala estaba dirigida a todos nosotros».
Arremetió contra quienes se atribuyen la superioridad moral: «No hay monopolio en personas perturbadas o mal guiadas en la política americana, pero hay una parte de nuestra comunidad política que cree que tiene el monopolio de la verdad, la bondad y la virtud, y concluye que también tiene el monopolio del poder, el pensamiento y el habla. Bueno, eso no está pasando más».
Retrató a Kirk como ejemplo de energía transformadora: «La lección de la vida de Charlie es que nunca subestimes lo que una persona puede hacer con un buen corazón, una causa justa, un espíritu alegre y la voluntad de luchar, luchar, luchar. Era un misionario con un espíritu noble y un gran propósito. No odiaba a sus oponentes. Quería lo mejor para ellos». Y se permitió una ironía hacia Erika: «Ahí es donde disentí con Charlie. Odio a mi oponente. Y no quiero lo mejor para ellos. Lo siento, Erika».
Selló el homenaje con un cierre solemne: «Es un mártir ahora por la libertad americana. Sé que hablo por todos aquí hoy cuando digo que ninguno de nosotros olvidará nunca a Charlie Kirk, y la historia tampoco».
Otros intervinientes, subrayaron la dimensión religiosa y cívica del homenaje. Tucker Carlson definió a Kirk como «guerrero espiritual». Pastores y cargos de la Administración insistieron en los ejes de fe, familia y patriotismo.







