«En Oriente Medio no hay justicia para todos y que no se puede seguir viviendo así»
Mons. Iyad Twal, obispo auxiliar de la Diócesis Patriarcal de Jerusalén de los Latinos para Jordania

Iyad Twal, obispo auxiliar del Patriarca Pizzaballa

«En Oriente Medio no hay justicia para todos y que no se puede seguir viviendo así»

La solución de dos pueblos y dos Estados en Tierra Santa es «la única solución, si hay voluntad de vivir en paz y justicia». Así lo afirma Iyad Twal, obispo auxiliar de la Diócesis Patriarcal de Jerusalén de los Latinos para Jordania, que se encuentra estos días en Roma para el «Curso de formación para nuevos obispos».

(Fides/InfoCatólica) En una entrevista con Fides, el obispo ha reiterado que la solución de dos Estados, «como se indicó en los años 70 con las resoluciones de la ONU», es la única forma de vivir en paz. «La alternativa sería construir un Estado como en Sudáfrica, es decir, un apartheid. Pero la tierra es muy pequeña. O vivimos juntos, o no hay una solución verdadera».

Refiriéndose al reciente ataque de Israel contra Qatar, donde los líderes de Hamás se habían reunido para discutir un posible alto el fuego y la liberación de rehenes, Twal ha calificado lo ocurrido en Doha como «una mala noticia. Las guerras en la historia de la humanidad son un mal tremendo y no aprendemos. Cada día intentamos mantener la esperanza, pero, desafortunadamente, los acontecimientos nos desmienten». Lo que podría parecer un sabotaje a la búsqueda de «una salida al conflicto» es, ante todo, «una violación del derecho internacional. El mundo entero debe comprender que en Oriente Medio no hay justicia para todos y que no se puede seguir viviendo así».

El obispo ha recordado las palabras de su patriarca, el cardenal Pierbattista Pizzaballa: «El diablo, el mal, al final ganará sin duda». «Nosotros creemos en la justicia y en el amor de Dios hacia todos nosotros. Eso nos da esperanza cada día, a pesar de la dura realidad que vivimos», ha añadido Twal. «Seguimos rezando y confiando en la posibilidad de vivir juntos. Lamento que esto ocurra mientras estoy lejos de mi gente, en Roma, pero siento el apoyo de los demás obispos, nuestros hermanos en la fe. Aquí se respira el espíritu universal de la Iglesia, y todos rezan con nosotros por la paz» ha añadido.

Sobre la situación de los fieles en Jordania, el obispo ha explicado que viven «con profundo dolor. Nuestros jóvenes nos preguntan: ¿dónde está Dios? Es una pregunta existencial que también es una tentación, pero al mismo tiempo es una oportunidad de acercarse a la paz. Nos debemos preguntar: yo, joven, que no soy gobernante, ¿cómo puedo hacer que la paz viva en mi corazón, antes incluso de que se haga realidad entre las naciones?». Twal ha reiterado que los cristianos de Oriente Medio «están llamados a vivir la paz personalmente, a ser testigos de ella en la sociedad. En Jordania, gracias a Dios, la Iglesia católica se compromete a ello no solo internamente, sino también con nuestros hermanos musulmanes».

El obispo ha definido Jordania como «un oasis de paz, donde vivimos en diálogo con todos: desde el rey hasta el más pequeño de nosotros, todos intentan ayudar. Hemos apoyado a nuestros hermanos cristianos en Gaza, Cisjordania y Palestina. Cuanto más nos decepcionan los conflictos bélicos, más nos comprometemos a ayudar a quienes sufren».

Twal también ha abordado el trasfondo religioso y político del conflicto en Palestina: «La religión en Oriente Medio puede ser un elemento de paz, pero también de guerra. Aquí, las religiones son parte del problema y de la solución. El desafío comienza con el concepto de Estado: aún no hemos logrado separar Estado y religión como en Europa. Pero, ¿cómo podemos vivir nuestras diferencias religiosas desde la perspectiva de ciudadanía, derechos y justicia si seguimos diciendo “Mi Dios es el único verdadero y me da toda la justificación para actuar”? Eso es pensamiento fanático. En cambio, la fe, y lo digo como obispo, me llama a vivir la justicia con todos, respetando la dignidad humana».

Y para concluir ha advertido: «Si seguimos por el camino de la guerra y la violencia, el odio se transmitirá de generación en generación como una raíz enferma».

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