(InfoCatólica) El Palacio de Buckingham anunció su muerte con «profunda tristeza» y las banderas en residencias reales y edificios gubernamentales se bajaron a media asta. Se ha declarado un período de luto en la Casa Real hasta el día de su funeral.
Su cuerpo reposará en la capilla privada del Palacio de Kensington antes de ser transferido a la Capilla de la Señora en la Catedral de Westminster el 15 de septiembre para la Recepción del Cuerpo, un rito católico.Al día siguiente se celebrará una Misa de Réquiem, que marcará el primer funeral real católico en el Reino Unido en la historia moderna, seguido de su entierro en el Cementerio Real de Frogmore.
Katharine era conocida por su dedicación a causas benéficas, su amor por la música y su vida discreta en sus últimos años.
Conversión a la fe católica
Katharine, Duquesa de Kent, se convirtió formalmente al catolicismo romano en enero de 1994, convirtiéndose en una de las pocas miembros de la familia real británica en hacerlo desde la aprobación del Acta de Establecimiento de 1701. Su decisión fue personal: en una entrevista explicó que buscaba una «guía» en la vida, afirmando:
«Me encanta las directrices y la Iglesia Católica te ofrece directrices. Siempre he querido eso en mi vida. Me gusta saber qué se espera de mí».
Contó con la aprobación de la reina Isabel II, lo que facilitó el proceso. Las consecuencias de su conversión fueron principalmente personales y familiares.
Sucesión real
El Acta de Establecimiento de 1701 excluye de la línea de sucesión a quienes se casan con católicos, pero no aplica a cónyuges que se convierten después del matrimonio. Por ello, su esposo, el príncipe Eduardo, Duque de Kent (con quien se casó en 1961), mantuvo su posición en la línea de sucesión sin alteraciones.
Influencia en la familia
Su conversión fue una gracia que marcó el camino a otros miembros de la familia. Su hijo menor, Lord Nicholas Windsor, su nieto Lord Downpatrick y su nieta Lady Marina también se convirtieron al catolicismo. Sin embargo, esto tuvo repercusiones en la sucesión para algunos: por ejemplo, su hijo mayor, George Windsor, Conde de St Andrews, ya había perdido su lugar al casarse con una católica en 1988, aunque la Ley de Sucesión a la Corona de 2013 eliminó la descalificación por matrimonio con católicos (pero no por ser católico).
Vida pública y legado
La conversión no la obligó a renunciar a sus deberes reales de inmediato, pero coincidió con un período de mayor discreción. Continuó involucrada en causas benéficas, especialmente relacionadas con la música y la educación, y se convirtió en maestra de música bajo el nombre de «Mrs. Kent» para mantener un perfil bajo.
Su fe se manifestó también en acciones concretas: trabajó en el refugio para personas sin hogar gestionado por la Catedral de Westminster, además de actuar como voluntaria en Lourdes y colaborar con Samaritans, entre otras causas solidarias
Una consecuencia notable a largo plazo es que al ser su funeral católico, ello representa un hito en la historia real británica







