(CNA/InfoCatólica) Anthony D’Ambrosio creció en una familia católica y siempre consideró su fe como uno de los pilares fundamentales de su vida, llegando incluso a ingresar brevemente en el seminario. Más adelante, sintió el llamado a dedicarse a la pastoral juvenil. Durante esta etapa se enamoró y estaba a punto de comprometerse, cuando fue diagnosticado con una infección crónica por moho, cuyo síntoma principal era un insomnio severo y potencialmente mortal.
Esta enfermedad provocó la ruptura de su relación, le impidió conservar un empleo y debilitó profundamente su fe. Fue durante esas largas noches de insomnio cuando descubrió la historia de San Maximiliano Kolbe, lo que le inspiró a crear una película sobre el santo titulada «Triunfo del Corazón». El estreno está previsto para el próximo 12 de septiembre.
San Maximiliano Kolbe fue un fraile franciscano polaco, sacerdote y mártir, que se ofreció a morir en lugar de otro prisionero en el campo de concentración nazi de Auschwitz. Pasó los últimos 14 días de su vida en un búnker de inanición junto a otros nueve hombres. La película se centra precisamente en esos días finales del santo.
Al escribir el guion, D’Ambrosio comenzó a ver su lucha contra el insomnio como una especie de paralelismo con el hambre. En una entrevista concedida a la agencia CNA, explicó: «El hecho de que Kolbe también acompañara a tres hombres en ese milagro de sobrevivir 14 días sin comida ni agua fue significativo para mí, porque sabía que, si Kolbe pudo ayudarles a encontrar un motivo para vivir, también podía ayudarme a mí».
Conforme se adentraba en la historia del mártir, D’Ambrosio confesó que empezó a «ver cómo es realmente la santidad, cómo es el amor». Añadió: «La idea de que se ofreciera a compartir el sufrimiento de estos hombres para estar con ellos conmovió profundamente mi corazón y me abrió nuevamente a la presencia de Dios».
Fue entonces cuando decidió embarcarse en la realización de la película. Escribió el guion, peregrinó varias veces a Polonia para conocer más sobre Kolbe, convivió con los frailes franciscanos, estudió sus archivos con la bibliotecaria responsable de su legado y, finalmente, trabajó con un equipo de Estados Unidos y colaboradores polacos para contar su historia.
A pesar de los numerosos desafíos que enfrentó durante la producción, D’Ambrosio destacó como lo más bello «la generosidad del mundo católico». La película «Triunfo del Corazón» fue financiada íntegramente mediante donaciones particulares. Además del apoyo económico, muchos ofrecieron millas de viaje para que el equipo pudiera desplazarse, y otros se ofrecieron voluntarios para colaborar en Polonia durante los tres meses de rodaje.
«Toda la película es, en realidad, una recopilación de historias de personas que se han sacrificado enormemente para contar esta historia», afirmó.
Reflexionando sobre la vida de San Maximiliano Kolbe, D’Ambrosio señaló que su testimonio recuerda que «cuando todo parece perdido, el amor tiene la capacidad real de vencer la oscuridad y transformar el mundo». Añadió: «Mantener el amor, la esperanza y la fe ante la oscuridad es la expresión más poderosa del amor y la presencia de Dios que una persona puede ofrecer al mundo».
A pesar de ver destruida su obra y su país a manos del régimen nazi, Kolbe mantuvo su fe. Para D’Ambrosio, esa es precisamente la faceta de su vida que más ha resonado con el paso del tiempo.
«Creo que cualquiera que esté atravesando dificultades puede mirar su sufrimiento, ver el fruto que produjo y hallar consuelo, incluso una guía para actuar, como me ocurrió a mí», expresó. Subrayó que la película trata principalmente sobre la esperanza y consideró muy significativo que se estrene en este Año Jubilar: «Es muy apropiado que la historia de Kolbe vea la luz precisamente en este año jubilar».
El director concluyó con un deseo: que los espectadores «experimenten una catarsis, ese sentimiento de que todo ha valido la pena si eso es lo que nos espera en el cielo».
«Creo que la película deja en el corazón del espectador una pequeña promesa: ‘Va a estar bien. El lugar al que vamos es mejor, y todo el sufrimiento, las pruebas y las cruces que cargamos aquí serán plenamente redimidos y nos transformarán completamente’».







