(InfoCatólica) El presidente de la Conferencia Episcopal Española y arzobispo de Valladolid, Mons. Luis Argüello, presidió la Eucaristía con la que se inauguró el nuevo curso académico en la Universidad Pontificia Comillas. Durante su homilía, centró buena parte de su intervención en los retos contemporáneos que se presentan con el avance de la tecnología.
El arzobispo aseguró que «en esta época de inteligencia artificial, de poshumanismo, vivido de una u otra manera, de preguntas a veces inquietantes sobre quién es, qué es el sujeto humano, la persona, el varón y la mujer» el Espíritu Santo sigue siendo una fuente de orientación para descubrir la identidad y la vocación personales. A esa idea unió la noción de la condición humana como una realidad dual: «somos humanos divinos».
Durante la homilía, planteó que esta condición «siendo asombrosa y apasionante, tiene un riesgo desde su propio regalo, el riesgo que atraviesa toda nuestra vida, el riesgo de la división» y describió las consecuencias de esa ruptura:
«Cuando lo humano divino se escinde en el corazón humano a consecuencia de aquella tentación originaria, el hombre cree que puede ser Dios sin Dios».
Según explicó, ello conduce a diversas formas de idolatría:
«Buscamos reconocimiento, que nos adoren, idolatramos lo que está en nuestras manos y nuestras posibilidades, nuestros dineros, nuestros quehaceres e incluso nuestros propios rostros».
El prelado hizo hincapié en las posibilidades que, no obstante, acompañan a la condición humana:
«Tenemos una posibilidad increíble, una capacidad de vivir, de soñar, de crear, de investigar todo lo que está alrededor de la persona, única criatura a la que Dios ha querido por sí misma».
Añadió también que esa capacidad es ambivalente, ya que constituye al mismo tiempo «la extraordinaria mejora de la vida humana, de la transformación de la naturaleza, de los avances científicos, de las posibilidades de las tecnologías, de las técnicas, de la capacidad empresarial, de las posibilidades del trabajo» y, a su vez, «nuestro punto débil, porque está en el corazón de la soberbia y de todos los males».
En relación con la acción del Espíritu, defendió que «la gracia está llamada a coloquiar con la naturaleza» y afirmó que «la gracia está llamada a liberar la libertad». En este marco, explicó que «la gracia puede movilizarnos cada mañana, puede ayudarnos a encontrar no sólo motivaciones, sino un impulso, una energía que desde lo profundo del corazón nos ayude a transformar nuestras relaciones en un ejercicio de amistad cívica y de fraternidad cristiana».
Mons. Argüello se refirió también a los desafíos éticos y humanos vinculados al tratamiento de la naturaleza en la actualidad. Aseguró que «el tiempo moderno, cegado de iluminismo y de ideología, ha pensado que con la naturaleza se podría hacer lo mismo un roto que un descosido» y añadió que «empezamos a temblar por sus consecuencias». A la vez, rechazó una actitud de sacralización: «un respeto idolatrado de la naturaleza tampoco tiene sentido porque solo Dios es Dios».
Como conclusión de su reflexión sobre la universidad, la persona y el Espíritu Santo, planteó que «queremos edificar la ciudad de los hombres construyendo la ciudad de Dios, viviendo nuestra realidad de ser una institución eclesial, una institución católica». Y expresó que esta condición implica una forma de pensar que «lleva consigo la catolicidad del corazón y de la mente, la puesta en relación de unos asuntos con otros».
En este sentido, manifestó que «la catolicidad habla de la capacidad de poner en relación, de no dejarnos atrapar por un segmento de lo que vemos, de lo que pasa, menos aún por algún titular de prensa». Según sus palabras, la propuesta católica consiste en «ensanchar la mirada y el corazón» y establecer un nuevo «coloquio en esta hora de la historia, en las relaciones entre Iglesia y sociedad».
Oficina de Inteligencia Artificial
Precisamente la Universidad Pontificia Comillas inaugura el curso 2025-2026 con la puesta en marcha de la Oficina de Inteligencia Artificial, que impulsa uno de los diez programas estratégicos del Plan Estratégico de Comillas, el referido a la Inteligencia Artificial 360. Según su director, el profesor Rafael Palacios, «el principal objetivo será promover la adopción de la IA de manera ética y responsable en todos los ámbitos de la universidad: docencia, investigación y gestión», tal como se especifica en el Plan Estratégico.
Por el momento, «mi prioridad será conocer las iniciativas actualmente en marcha, detectar las principales necesidades, e identificar las personas más motivadas en IA de cada centro y servicio», revela Palacios.
Esta oficina -que depende del Vicerrectorado de Profesorado, Investigación e Inteligencia Artificial- apuntala la importancia que Comillas otorga a la IA. Según Palacios, «ya existen varias iniciativas y experiencias en todos los ámbitos que deben darse a conocer a todo el entorno universitario para su adaptación y posterior expansión a otros centros y servicios según las necesidades concretas». Además, se identificarán nuevas iniciativas y se realizarán desarrollos específicos de IA, valorando el impacto que puedan generar junto con el esfuerzo necesario para ponerlas en marcha.
En este sentido, Palacios explica que existen diferentes modelos de IA para implementar. Hay servicios en la nube, o se puede optar por servidores propios de empresas y entidades, favoreciendo la confidencialidad y seguridad de los datos. «Queremos implantar la IA teniendo como prioridad las cuestiones éticas y legales de su uso, y eso nos convierte en pioneros», asegura Palacios, quien destaca la necesidad de formar a los estudiantes en un buen uso de la IA, «para que nuestros egresados sean competentes en sus propias materias y en el uso adecuado de la IA en las mismas». Palacios recuerda que la universidad contempla desde su origen asignaturas de ética en todas sus titulaciones y lleva muchos años impartiendo asignaturas que asientan los fundamentos de la IA como Machine Learning.







