(CNA/InfoCatólica) La policía detuvo a Joshua Michael Richardson el 28 de agosto después de que presuntamente amenazara públicamente a la Abadía de San Miguel, situada en Silverado, a unos 65 kilómetros al sureste de Los Ángeles, en las montañas de Santa Ana.
Richardson, residente en Alabama, llevaba en su coche un arsenal de armas, entre ellas cuchillos, puños americanos y una espada, según la policía. También estaba en posesión de varios cargadores de armas de fuego.
El 3 de septiembre, la oficina del fiscal del distrito del condado de Orange informó en un comunicado de prensa que, antes de conducir desde Alabama hasta la abadía californiana, Richardson envió un correo electrónico «amenazando con ‘realizar la siega del Señor’» en la iglesia.
El sospechoso también afirmó ser el «jinete del caballo pálido», una aparente referencia al Apocalipsis 6:8, que describe la personificación de la muerte entre los Cuatro Jinetes del Apocalipsis.
Además, Richardson «afirmó ser Miguel, el ángel de la muerte», y «explicó que eligió la Abadía de San Miguel porque es una de las pocas iglesias del país que aún celebra la festividad de San Miguel», según la oficina del fiscal.
La fiscalía señaló que Richardson viajó hasta la abadía y asistió a misa el 26 de agosto. Tras la misa, presuntamente «siguió al sacerdote hasta una zona privada de la iglesia» e hizo más comentarios crípticos y amenazantes.
El sospechoso fue arrestado dos días después y acusado de varios delitos, entre ellos amenazas, tenencia ilegal de puños americanos y tenencia ilegal de una daga, ambos considerados delitos graves.
El fiscal del distrito del condado de Orange, Todd Spitzer, declaró en el comunicado que las iglesias «representan los lugares más sagrados de culto y de paz».
«Nadie debería tener que acudir a rezar con el temor de que un desconocido entre por la puerta con la intención de llevar a cabo su propio juicio final y decidir quién vive y quién muere», afirmó.







