(InfoCatólica) Mons. José Ignacio Munilla, obispo de Orihuela-Alicante, continúa desarrollando su serie de programas titulada «Sexo con alma y cuerpo», emitida por la cadena católica EWTN. En el capítulo número doce, dedicó su intervención a los temas de la homosexualidad y la transexualidad, dos cuestiones que, según expresó, son de «máxima actualidad» y han generado «una profunda confusión cultural y legislativa».
El prelado comenzó su reflexión recordando la conocida expresión del Papa Francisco: «Si una persona es gay, busca al Señor y tiene buena voluntad, ¿quién soy yo para juzgarle?». Señaló que estas palabras, pronunciadas durante una rueda de prensa a bordo del avión papal, fueron objeto de numerosas tergiversaciones por parte de los medios de comunicación. Mons. Munilla explicó que en aquella ocasión, el Santo Padre hizo referencia explícita al Catecismo de la Iglesia Católica y distinguió entre la orientación homosexual y la pertenencia a un lobby con intereses ideológicos concretos.
A partir de esta distinción, el obispo denunció la existencia de un «lobby gay» que, en sus palabras, «impone una ideología de género como pensamiento único» y que ha conseguido convertir a los grandes medios de comunicación en una «policía ideológica» que reprime cualquier forma de disidencia. «Se intenta impedir la libertad de la Iglesia para predicar con claridad el mensaje moral», afirmó, añadiendo que esta situación configura un «cierto martirio de la verdad moral» en la actualidad.
Catecismo
A lo largo de su exposición, Mons. Munilla analizó los numerales 2357, 2358 y 2359 del Catecismo de la Iglesia Católica, donde se expone la enseñanza doctrinal sobre la homosexualidad. Subrayó que la Iglesia no utiliza los términos LGTB, que considera representativos de una ideología concreta, sino que habla de «personas con tendencias homosexuales». Esta distinción, explicó, es fundamental para no caer en la trampa de identificar al individuo con un colectivo que promueve una visión alternativa del ser humano.
Respecto al numeral 2357, el obispo destacó que la doctrina católica distingue entre la tendencia y los actos homosexuales, siendo estos últimos intrínsecamente desordenados. Aclaró que el origen psíquico de la atracción homosexual permanece en gran parte inexplicado, aunque muchos testimonios personales y estudios psicológicos apuntan a heridas afectivas como factor determinante, especialmente en la relación con la figura paterna. Señaló que no existe evidencia de un origen genético de la homosexualidad, y que en la actualidad ya no se sostiene científicamente tal hipótesis.
Mons. Munilla abordó también el numeral 2358, donde el Catecismo llama a acoger con respeto, compasión y delicadeza a las personas con tendencias homosexuales, rechazando toda forma de discriminación injusta. En este punto, reafirmó con contundencia que la Iglesia condena la homofobia, entendida como desprecio o violencia hacia estas personas. No obstante, advirtió del uso manipulado del término «homofobia» para etiquetar de forma injusta a quienes no aceptan la ideología de género: «Se fomenta el odio cuando se califica de fóbico un pensamiento que simplemente disiente», afirmó.
Asimismo, denunció la creciente persecución legislativa contra profesionales de la psicología y el acompañamiento espiritual que ofrecen ayuda a quienes desean vivir en coherencia con su fe. En muchos países, lamentó, estos recursos están siendo restringidos o prohibidos, vulnerando la libertad de conciencia y el derecho al acompañamiento. También advirtió contra los «falsos recursos de misericordia» que, bajo una apariencia pastoral, justifican comportamientos contrarios a la enseñanza moral de la Iglesia: «No se puede negar la verdad moral en nombre de la caridad», sentenció.
En relación con el numeral 2359, que propone la castidad como camino de santidad para las personas con tendencias homosexuales, el obispo aseguró que «la Iglesia les orienta hacia la felicidad y la santidad». La vivencia de la castidad, afirmó, es un camino de «aceptación de la cruz» y de integración de las propias heridas en un proceso de crecimiento espiritual sostenido por la gracia de Dios. Mons. Munilla insistió en que «se puede ser gay y santo», siempre que se viva en fidelidad al Evangelio y en búsqueda sincera de la voluntad de Dios.
Perversión de la Ley Trans
En la segunda parte del programa, el obispo abordó la cuestión de la transexualidad, haciendo una firme crítica a la legislación vigente en España. Denunció que la Ley Trans ha generado una «auténtica epidemia de disforia de género», especialmente entre menores, alimentada por una enseñanza ideológica en los colegios que introduce a los niños en cuestiones de identidad sexual desde edades tempranas. Calificó esta práctica de «violencia psicológica» contra la infancia.
Citó el caso de un grupo de madres pertenecientes a la asociación Amanda, que protestaron públicamente contra los intentos de hormonación de sus hijas, utilizando el lema «Contra las hormonas, aquí están las leonas». Mons. Munilla denunció la «intromisión del Estado» en la patria potestad de los padres, señalando que en algunos casos se amenaza incluso con retirarla a quienes no acepten el proceso de cambio de sexo en sus hijos.
Advirtió del daño irreversible que pueden causar las intervenciones hormonales y quirúrgicas en menores, cuando muchas veces los problemas de identidad se resuelven de forma natural con el paso del tiempo. Mencionó además la alta incidencia de trastornos como el autismo entre quienes sufren disforia de género, y criticó la falta de evaluación médica rigurosa antes de iniciar tratamientos de cambio de sexo.
Autoritarismo del gobierno en la educación
Mons. Munilla recordó que en España se está viviendo una intromisión especialmente grave en el ámbito educativo, y citó una conocida frase pronunciada por quien fue ministra de Educación del Gobierno socialista: «De ninguna de las maneras cabe decir que los hijos son de sus padres». En referencia a dicha declaración, el obispo advirtió: «Obviamente, los hijos son de Dios, no son propiedad de los padres, pero, ciertamente, de quien no son es del Estado». Denunció así el creciente intervencionismo estatal que limita el derecho de los padres a educar a sus hijos conforme a sus convicciones.
Finalmente, mencionó el libro Nadie nace en un cuerpo equivocado, escrito por los catedráticos José Errasti y Marino Pérez Álvarez, como ejemplo de crítica académica a la actual deriva ideológica. Aunque no es una obra de carácter religioso, destacó su relevancia en la denuncia de la instrumentalización de ciertas heridas personales o desequilibrios psicológicos, como el autismo, para justificar una ingeniería social de gran alcance.
Mons. Munilla concluyó su intervención instando a los fieles a leer los numerales 2357, 2358 y 2359 del Catecismo, y agradeció la claridad con la que la Iglesia, especialmente a través del magisterio de San Juan Pablo II, ha proclamado «la verdad antropológica y el sentido del amor humano» frente a las ideologías contemporáneas.






