(Avvenire/InfoCatólica) «No aprovechemos el silencio de Jesús en la Eucaristía para pensar que se le puede faltar al respeto violando las normas litúrgicas». Así lo advirtió monseñor Thomas Luke Msusa, arzobispo de Blantyre, en su homilía durante la Misa de clausura del Congreso eucarístico nacional del Malawi, celebrada el domingo 10 de agosto en la catedral de Lilongüe, la capital del país.
Según informó la agencia de comunicación de la Asociación de las Conferencias Episcopales de África Oriental (Amecea), el prelado denunció especialmente el uso de teléfonos móviles durante la Misa, incluso para chatear.
«Si creemos que Jesucristo está presente en el sacramento de la Eucaristía, deberíamos demostrar esa fe con nuestra forma de orar», afirmó. «Tenemos móviles que graban, aunque no seamos periodistas. Debemos, en cambio, escuchar y orar».
Durante su intervención, monseñor Msusa aludió al relato bíblico de la llamada de Dios a Moisés en el monte Horeb, animando a los fieles a mantener una actitud reverente durante la liturgia. «Cuando Moisés se dio cuenta de que estaba delante de Dios, se quitó inmediatamente las sandalias y se postró hasta el suelo, mostrando respeto a Dios», recordó el arzobispo, quien también instó a los presentes a tomarse en serio el sacramento de la reconciliación.
El Congreso eucarístico nacional, celebrado del 5 al 10 de agosto bajo el lema «La Eucaristía: fuente y culmen de los peregrinos de la esperanza», ha sido el primero en la historia del país. Ha contado con la participación de las ocho diócesis del Malawi, donde viven cerca de tres millones de católicos en una población total de unos 19 millones de habitantes.
El evento se inauguró con una Misa presidida por el nuncio apostólico en Malawi y Zambia, monseñor Gian Luca Perici, y asistieron, entre otros, el secretario de Estado de la Santa Sede, cardenal Pietro Parolin.
Al término del Congreso, se aprobaron siete resoluciones:
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Promover la reverencia hacia el Santísimo Sacramento como presencia verdadera y real de Cristo.
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Los sacerdotes, como ministros ordinarios de la Eucaristía, deben fomentar la reverencia hacia este sacramento.
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La adoración y bendición eucarística en las parroquias no deben considerarse una devoción privada de ciertos grupos, sino una obligación para todos los cristianos en cada comunidad.
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Debe darse a conocer entre los fieles la modalidad de adoración prevista en los nuevos himnarios en lengua chichewa y chitumbuka.
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Las celebraciones litúrgicas han de prepararse adecuadamente y los coros deben facilitar la participación activa de la asamblea con cantos bien conocidos.
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Se recomienda vivamente recibir la Eucaristía en la boca.
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Todos los pastores deben dar prioridad a la difusión de la doctrina sobre el Santísimo Sacramento y prestar atención pastoral a los cristianos que no pueden recibir los sacramentos, para que puedan reconciliarse y volver a participar plenamente en la vida sacramental.







