(Fides/InfoCatólica) Los reclusos cristianos e hindúes en Pakistán sufren discriminación y abusos agravados por su condición de minorías religiosas. Así lo indica el informe «Esperanza tras las rejas», elaborado por la Comisión Nacional para la Justicia y la Paz (NCJP), organismo vinculado a la Conferencia Episcopal de Pakistán, y difundido a través de la Agencia Fides. La Comisión manifestó su honda preocupación por la situación y denunció el trato inhumano que reciben los presos pertenecientes a comunidades religiosas minoritarias.
El estudio, desarrollado durante tres años, enfrentó obstáculos legales y procesales, además de la escasa cooperación de las autoridades, lo que retrasó la obtención de datos por parte de los equipos jurídicos de la NCJP. Aun así, el documento recoge información y testimonios que confirman que «los presos pertenecientes a confesiones minoritarias se vuelven vulnerables debido a la discriminación religiosa en el sistema penitenciario».
Pakistán cuenta con 128 cárceles en funcionamiento con capacidad para unos 66.000 internos. Los datos sobre la población reclusa no musulmana son contradictorios: mientras el Departamento de Prisiones de Punjab informó de 1.180 reclusos no musulmanes en distintas instituciones, un exinterno aseguró que solo en la prisión de Kot Lakhpat, en Lahore, había más de 500 cristianos.
En octubre de 2024, durante la última revisión del cumplimiento del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, las Naciones Unidas expresaron su preocupación por las condiciones de las cárceles en Pakistán, señalando problemas como el hacinamiento, la falta de agua potable, la escasez de alimentos, las deficiencias en saneamiento y la atención médica insuficiente. Según la NCJP, «estos problemas afectan desproporcionadamente a los reclusos de comunidades minoritarias, lo que los hace particularmente vulnerables». Aunque las minorías religiosas representan apenas un 5 % de la población del país —donde el 95 % es musulmán—, su tasa de encarcelamiento es superior a su proporción demográfica, lo que sugiere «un posible sesgo sistémico en el sistema judicial».
El informe subraya que los ciudadanos de minorías religiosas sufren discriminación directa e indirecta en la vida diaria, situación que también se reproduce en las cárceles. Una vez identificada su religión, los presos cristianos e hindúes reciben un trato más severo, tanto por parte de otros internos como de funcionarios penitenciarios. A menudo son considerados «intocables» y se les asignan tareas degradantes.
La investigación recoge testimonios de cristianos encarcelados —algunos de ellos inocentes— que narran la discriminación padecida en prisión. Ante esta realidad, la NCJP exhorta al gobierno federal y a las administraciones provinciales a crear mecanismos para frenar la discriminación sistemática contra los reclusos no musulmanes. Asimismo, pide a la sociedad civil ofrecer apoyo legal y educativo a estos internos, junto con programas de formación religiosa que les permitan practicar libremente su fe dentro de las cárceles.
El documento concluye con la recomendación de adoptar «medidas apropiadas que permitan a los presos denunciar abusos, violencia y trato inhumano», así como la exigencia de una reforma integral del sistema penitenciario en Pakistán.







