(InfoCatólica) Entre el 9 y el 16 de agosto, 52 cristianos fueron asesinados en Beni y Lubero, en una serie de asaltos acompañados de secuestros y la destrucción de viviendas. Pocos días después, en la aldea de Bapere, al menos 30 cristianos perdieron la vida y más de un centenar fueron tomados como rehenes.
En este último caso, varias de las víctimas fueron asesinadas con cuchillos y se produjeron incendios de casas, lo que obligó a numerosas familias a huir.
Las organizaciones humanitarias presentes en la zona han advertido del impacto de esta nueva ola de violencia sobre la población cristiana y temen que en las próximas semanas aumenten los ataques y las cifra de víctimas mortales.
Como es habitual, ni las autoridades del país ni la comunidad internacional van a tomar medida efectiva alguna para parar las masacres.







