(Infocatólica) El cardenal Pierbattista Pizzaballa, Patriarca Latino de Jerusalén, presidió el 15 de agosto la misa de la solemnidad de la Asunción en Abou Gosh. En su homilía, vinculó la celebración mariana con el 600 aniversario de la fundación de las Oblatas Olivetanas de María, hoy conocidas como «Oblatas de Santa Francisca Romana».
Comentando el libro del Apocalipsis, Pizzaballa explicó que el «enorme dragón rojo» representa «de forma muy clara el poder del mal en el mundo, de Satanás», cuyo poder se manifiesta «contra los que guardan los mandamientos de Dios y mantienen el testimonio de Jesús». Aunque el mal continúa actuando en la historia, señaló que «el dragón no puede prevalecer ante una madre que da a luz, que genera vida».
El purpurado afirmó que la Iglesia, como la mujer del Apocalipsis, encuentra refugio en el desierto, «donde Dios provee». Invitó a los cristianos a sembrar vida y esperanza en un contexto marcado por la violencia y la guerra: «Queremos seguir teniendo fe, comprometernos con quienes todavía tienen el valor de desear el bien y crear con ellos contextos de curación y de vida».
Advirtió, sin embargo, que incluso cuando termine la guerra en Tierra Santa, «el deseo de venganza y la ira seguirán surgiendo en muchos corazones»:
«Realmente parece que esta Tierra Santa nuestra, que custodia la más alta revelación y manifestación de Dios, es también el lugar de la más alta manifestación del poder de Satanás».
Recordó también la figura de santa Francisca Romana, que afrontó sufrimientos y obstáculos, pero se mantuvo fiel a su vocación. «El diablo sabe cómo crear obstáculos, pero nunca puede prevalecer por completo», dijo el Patriarca.
Finalmente, subrayó que la Asunción de María es un signo de esperanza para los cristianos: «El poder mortal del dragón no tendrá la última palabra sobre la vida y la historia». Concluyó pidiendo la intercesión de la Virgen para que los creyentes custodien la «semilla de vida, anticipo de la vida eterna».







