(ACIPrensa/InfoCatólica) A medida que la inteligencia artificial (IA) se hace cada vez más presente en la vida cotidiana, un especialista católico en bioética ha advertido de los peligros que plantea y ha subrayado que «aún no es tarde» para «volver a meter al genio en la lámpara» y evitar sus peores consecuencias.
El papa León XIV ya había alertado de que la IA podría tener efectos nocivos en el desarrollo de los jóvenes y contribuir a una «pérdida del sentido de lo humano». «Tomó el nombre de León XIV para conectarse con León XIII, que afrontó la revolución industrial de finales del siglo XIX, que transformó completamente la cultura», recordó el teólogo moral Charles Camosy, profesor de bioética en la Universidad Católica de América y autor reconocido, en una entrevista concedida el 15 de agosto a Catherine Hadro en EWTN News In Depth.
«Estamos atravesando un cambio tecnológico similar que transformará por completo la cultura», afirmó Camosy. «¿Cómo respondemos?», planteó.
En un artículo publicado recientemente en The Atlantic, el teólogo sostiene que afrontar el desafío de la inteligencia artificial «podría ser el proyecto más ambicioso y duradero del legado del papa León XIV». La IA, dijo, «tendrá un impacto en casi todos los aspectos de nuestra cultura», y añadió que «las personas a menudo no pueden notar la diferencia cuando hablan con un ser humano o con un chatbot».
«En la medida en que tengamos alguna confusión al respecto, eso es realmente muy preocupante, porque debemos aferrarnos a la idea de que somos fundamentalmente diferentes de un modelo de lenguaje grande», explicó. «Somos carne y sangre hechos a imagen y semejanza de Dios, con un alma que refleja una relación que no podría darse en un chatbot», insistió el experto.
Camosy alertó además de que, en un contexto de soledad creciente, las personas pueden ser más vulnerables. «Si alguien vive en un mundo en el que, adicto a su teléfono inteligente, no puede comunicarse auténticamente y carece de amigos que le respondan de forma genuina, puede volverse vulnerable a un chatbot muy articulado». Según señaló, los sistemas de IA «no solo aparecen para llenar el vacío, sino que lo hacen de maneras que al menos imitan la necesidad que todos tenemos de intimidad, de que alguien se preocupe por nosotros».
El profesor recordó que la Iglesia lleva tiempo trabajando sobre estas cuestiones. «Se podría argumentar que la Iglesia ha estado a la vanguardia de la cultura general sobre IA porque estos grupos han existido durante algunos años», indicó. Se refirió en concreto al documento vaticano Antiqua et Nova: Nota sobre la relación entre la inteligencia artificial y la inteligencia humana como recurso fundamental de reflexión católica.
«Sospecho, pero no lo sé con seguridad, que nuestro actual Santo Padre está al menos en las primeras etapas de preparar algo así», añadió. Y puntualizó: «No se trata solo de IA», ya que el debate está relacionado también con el «advenimiento del transhumanismo». Este movimiento científico y cultural propone modificar la biología humana mediante la tecnología, lo que podría difuminar las fronteras entre lo natural y lo artificial.
«Nos encontramos en un momento cultural crucial, donde la segunda revolución industrial está a punto de ocurrir. Gracias a Dios tenemos a alguien como el papa León XIV para guiar a la Iglesia en este proceso», afirmó.
Camosy advirtió también de las promesas de que la IA permitirá a los seres humanos dejar de trabajar por completo. Sin embargo, recordó que el trabajo «es una parte integral de la experiencia humana». «Necesitamos protección para el trabajo. Necesitamos protección para los trabajadores», defendió.
El experto concluyó insistiendo en la necesidad de orientar la tecnología hacia el bien común: «Aún no es tarde para volver a meter al genio en la lámpara. Tenemos que crear una cultura que adapte la IA al servicio de los seres humanos, no al revés».







