(InfoCatólica) Durante su homilía pronunciada el pasado 10 de agosto, el obispo Buzon expresó con claridad su decepción por el rumbo tomado por las principales instituciones del país: «La corrupción es tan endémica que se ha vuelto algo normal». Con esta afirmación, el prelado trazó el eje de un discurso marcado por la preocupación moral y política ante lo que considera una grave degradación institucional.
Refiriéndose directamente al fallo judicial que desestimó la denuncia contra la vicepresidenta Duterte por motivos de forma, Buzon lamentó que «la corte más alta, llamada a ser el último recurso del pueblo para la justicia, está perdida en un lenguaje jurídico vacuo y falla en proteger el derecho del pueblo a rendir cuentas de sus líderes».
La Corte Suprema había declarado inconstitucional el intento de destitución el 25 de julio, al considerar que violaba la “regla del año”, una cláusula constitucional que impide presentar más de un proceso de este tipo contra un mismo cargo en un periodo de doce meses. El dictamen fue aprobado por unanimidad: trece magistrados a favor, ninguno en contra y dos abstenciones.
Pero las críticas del obispo no se limitaron al ámbito judicial. Con igual contundencia se dirigió al Senado, que archivó definitivamente el proceso de destitución el pasado 6 de agosto, con diecinueve votos favorables, cuatro en contra y una abstención. Buzon arremetió contra la Cámara Alta, lamentando su transformación: «El Senado, antes una cámara de estadistas independiente, está ahora infestada de miembros, artistas y populistas provenientes de dinastías profundamente arraigadas que no entienden nada de derecho». Según el prelado, esta falta de preparación y compromiso con el bien común ha contribuido a vaciar de contenido la vida democrática del país.
A pesar del tono crítico de su intervención, Buzon hizo un llamamiento final a la esperanza: «No perdamos la esperanza. Si nosotros, como ciudadanos, mantenemos la esperanza, podremos levantar este país».







