(InfoCatólica) Dondequiera que uno vaya en Europa, encontrará las raíces cristianas de nuestra civilización. Innumerables iglesias parroquiales, catedrales, monasterios, cruces, imágenes, cementerios, inscripciones, ermitas y otros muchos signos de siglos y siglos de catolicismo salpican todos los países europeos.
En muchos casos, sin embargo, esos signos visibles de nuestras tradiciones cristianas en campos, calles y plazas están descuidados y se van destruyendo por la negligencia de los descendientes de quienes los construyeron.
Por ello, un grupo de franceses creó hace casi cuarenta años la Asociación S.O.S Calvaires, para restaurar y conservar las cruces, los oratorios y las capillas de Francia. Su ámbito de acción fue originalmente local, en la zona de Angers, pero poco a poco se fue extendiendo al resto del país.
En la actualidad, seis personas trabajan a tiempo completo en S.O.S Calvaires. Desde 2023, la asociación restaura aproximadamente una cruz al día. A menudo colabora con proyectos afines en Bélgica, España, Irlanda e incluso fuera de Europa.
S.O.S Calvaires está organizada en grupos regionales, que restauran el patrimonio cristiano de su región. Para la asociación, restaurar una cruz es «volver a colocar a Cristo en el corazón de nuestra vida. Los colaboradores se dividen en Constructores y Consoladoras. Los primeros hacen el trabajo de restaurar grandes crucifijos situados en lugares públicos. Las segundas, que tienen como patronas a nuestra Señora, Santa María Magdalena y la Verónica, restauran pequeños objetos religiosos, como cruces e imágenes de los hogares.
Una de las últimas grandes cruces restauradas es la de Houlley, en Normandía. La cruz fue erigida hace casi un siglo, en 1831, en plena epidemia de cólera, y marca el lugar en el que se encontraba la iglesia de San Leodegario (Saint Léger, en francés) de Houlley. Como cuenta el portal Riposte Catholique, la cruz restaurada fue bendecida por el sacerdote Jean-Luc Chaumoitre, de la parroquia cercana de Santa Teresa en Pays d’Auge, en presencia de 400 fieles.
La antigua cruz estaba prácticamente destruida, cubierta de vegetación y con la madera podrida. La imagen de Cristo estaba oxidada y rota en varios lugares. La restauración ha costado unos ocho mil euros, que han sido recaudados por S.O.S. Calvaires y una asociación local. El pedestal se ha rehecho utilizando los ladrillos originales, mientras que la cruz de madera es completamente nueva. También se ha reparado y repintado la imagen de Cristo crucificado. Con un pedazo de madera de la antigua cruz que aún estaba en buen estado se ha fabricado un banco, para colocarlo delante del nuevo crucifijo.
Se trata de un emplazamiento con un gran valor histórico para los católicos, porque la iglesia de San Leodegario que se encontraba allí fue abandonada en tiempos de la Revolución Francesa, cuando su último párroco tuvo que marcharse. En 1791, el sacerdote se vio obligado a jurar la Constitución Civil del Clero, que separaba los sacerdotes franceses de la Iglesia universal, subordinándolos al Estado francés. Lo hizo con reservas y restricciones que salvaban su conciencia, pero posteriormente le obligaron a retirar esas reservas. Comido por los remordimientos, reconoció su debilidad y, dos meses más tarde, se retractó públicamente. Como consecuencia, el sacerdote tuvo que marchar al exilio en Inglaterra. Desde entonces, la iglesia fue deteriorándose hasta que hubo que derribarla por completo.