(UCANews/InfoCatólica) El pasado 8 de julio, los restos del beato Floribert Bwana Chui Bin Kositi fueron trasladados del cementerio público de Kanyamuhanda a la catedral de San José en Goma. «Agradezco a los miembros de la familia biológica de Floribert Bwana Chui [...] por haber aceptado donar los restos de su hijo a la Iglesia», expresó Mons. Willy Ngengele Ngumbi, obispo de Goma, ante los fieles congregados.
Floribert fue asesinado en 2007, a la edad de 26 años, por negarse a aceptar sobornos que buscaban permitir la entrada de alimentos y productos caducados en el este del Congo a través del puerto de Goma. «Floribert era un funcionario público y todos conocemos la percepción que se tiene de ellos en nuestra sociedad. Marcó la diferencia al demostrar que quienes están armados con la fe en Jesucristo no retroceden ante la invasión de valores», afirmó Mons. Flugence Muteba, arzobispo de Lubumbashi y presidente de la Conferencia Episcopal del Congo.
La Misa del 8 de julio fue el culmen de tres días de celebraciones tras la beatificación de Kositi, que tuvo lugar el 15 de junio en la basílica romana de San Pablo Extramuros, presidida por el cardenal Marcello Semeraro. Al acto asistieron miembros de su familia, fieles congoleños, clero y delegaciones internacionales.
Nacido en 1981 en Goma, Floribert era el primogénito de doce hermanos, hijo de Deogratias Kositi Bazambala y Gertrude Kamara Ntawiha. Miembro activo de la parroquia del Espíritu Santo y de la Comunidad de San Egidio, dedicó su vida a los pobres y especialmente a los niños de la calle.
Durante su juventud en el este del Congo, una región marcada por la violencia de milicias, fundó una «escuela de la paz» para contribuir a la formación de futuras generaciones. Trabajando en la Oficina Congoleña de Control, fue secuestrado el 7 de julio de 2007 y su cuerpo sin vida, con signos de tortura, fue hallado dos días después cerca de la Universidad Libre de los Grandes Lagos.
Durante su visita apostólica a Kinshasa el 2 de febrero de 2023, el papa Francisco lo propuso como ejemplo de honradez cristiana ante miles de fieles. «Podría haber hecho la vista gorda; nadie se habría enterado y quizá habría prosperado. Pero, como cristiano, rezó. Pensó en los demás y eligió ser honesto, diciendo no a la inmundicia de la corrupción. Eso es mantener las manos limpias, porque las manos que trafican con dinero fácil se manchan de sangre», dijo el Santo Padre.
Si en el futuro se reconociera un milagro atribuido a su intercesión, Floribert podría convertirse en el primer santo de la República Democrática del Congo, una de las naciones africanas con mayor número de católicos.






