(Vatican.news/InfoCatólica) El próximo miércoles, 9 de julio, León XIV presidirá una misa privada en Castel Gandolfo, en el Borgo Laudato si’, y utilizará por primera vez el nuevo formulario de oraciones para la misa «por el cuidado de la creación», presentado hoy, jueves 3 de julio, en la Oficina de Prensa de la Santa Sede. En el encuentro con periodistas participaron el cardenal jesuita Michael Czerny, prefecto del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, y el arzobispo franciscano Vittorio Francesco Viola, secretario del Dicasterio para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos.
Una iniciativa gestada durante el pontificado de Francisco
El formulario —que, según los ponentes, comenzó a elaborarse durante el pontificado de Francisco gracias también a colaboraciones interdicasteriales— se añadirá a las Missae «pro variis necessitatibus vel ad diversa» del Misal Romano, que ya contiene 49 misas y oraciones para diversas necesidades y ocasiones: 20 relativas a la Iglesia, 17 a necesidades civiles y 12 para circunstancias diversas.
Dos aniversarios significativos
El cardenal Czerny explicó que los nuevos textos se enmarcan en dos aniversarios importantes: el «revolucionario Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz» firmado por san Juan Pablo II en 1990, titulado «Paz con Dios Creador, paz con toda la creación»; y el décimo aniversario de la encíclica Laudato si’, publicada por el Papa Francisco en 2015, que llama a una «ecología integral» y no a una «superficial o aparente».
La creación en el corazón de la liturgia católica
El cardenal subrayó que «la creación no es un tema añadido, sino que está siempre presente en la liturgia católica». «La Eucaristía une el cielo y la tierra, abraza y penetra toda la creación. Y cuando se celebra, todo el cosmos da gracias a Dios». El nuevo formulario pretende ser, por tanto, «un apoyo litúrgico, espiritual y comunitario para el cuidado que todos debemos dar a la naturaleza, nuestra casa común».
Una llamada al respeto y la responsabilidad
Czerny reiteró que se trata de «un gran acto de fe, esperanza y caridad», una invitación a «responder con cuidado y amor, con un sentimiento creciente de asombro, respeto y responsabilidad». «Todos estamos llamados —añadió— a ser fieles administradores de lo que Dios nos ha confiado, tanto en nuestras elecciones cotidianas como en las políticas públicas, así como en la oración, el culto y nuestra forma de vivir en el mundo».
Celebrar cada domingo la «nueva creación»
Monseñor Viola recordó, por su parte, que «la liturgia celebra el misterio de la creación a lo largo de todo el año litúrgico»: en la Vigilia Pascual la primera lectura es el relato de la creación (Gn 1,1–2,2); en los sacramentos individuales, como el bautismo, se bendice el agua; y en la Liturgia de las Horas «el tema de la creación está muy presente». Además, en la experiencia cristiana, «el domingo es ante todo una fiesta de Pascua, iluminada por la gloria de Cristo resucitado: es la celebración de la “nueva creación”».
Conciencia y custodia de la creación
El secretario del Dicasterio para el Culto Divino destacó que todo ello «favorece un crecimiento en la conciencia de la importancia de la custodia de la creación, cuyo significado profundo se revela en el misterio pascual que la celebración hace presente». Hoy, «también gracias al magisterio del Papa Francisco, somos más conscientes de que nos enfrentamos a una grave crisis ecológica y ambiental».
Rogativas y Quattuor Tempora
Viola añadió que las Rogativas y los Quattuor Tempora —las cuatro series de tres días de ayuno y abstinencia al inicio de cada estación— cobran un significado especial en relación con la creación. A partir de ahora, estas prácticas «serán reguladas por las Conferencias Episcopales, tanto en el calendario como en la forma de celebrarlas», para adaptarlas a «las distintas situaciones locales y a las necesidades de los fieles».
No somos Dios
El arzobispo insistió en la necesidad de asumir nuestra responsabilidad: «No somos Dios. La tierra nos precede y nos ha sido dada. Es urgente rechazar la idea de que, por haber sido creados a imagen de Dios y recibir el mandato de someter la tierra, podemos ejercer un dominio absoluto sobre las demás criaturas». Custodiar, explicó, «significa proteger, cuidar, preservar y velar, en una relación de reciprocidad responsable entre los seres humanos y la naturaleza». «Cada comunidad puede tomar de la generosidad de la tierra lo necesario para su supervivencia, pero tiene también el deber de protegerla y garantizar su fertilidad para las generaciones futuras».
El pecado en las guerras y los atentados a la naturaleza
Hoy, denunció Viola, «la armonía entre el Creador, la humanidad y toda la creación se ha roto porque hemos pretendido ocupar el lugar de Dios, negándonos a reconocernos como criaturas limitadas». El pecado se manifiesta «en las guerras, en las múltiples formas de violencia y maltrato, en el abandono de los más frágiles y en los ataques a la naturaleza». Solo una experiencia de reconciliación que restaure la comunión con Dios y los hermanos permitirá recuperar «la armonía con todas las criaturas».
El contenido del Decreto
El Decreto del Dicasterio para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos —aprobado por León XIV y fechado el 8 de junio, solemnidad de Pentecostés— subraya que «el misterio de la creación», «signo de la benevolencia» del Señor, «debe ser amado, custodiado y valorado como un tesoro precioso, y transmitido de generación en generación». Frente a la amenaza actual derivada del uso irresponsable de los bienes de la creación, se ha diseñado un formulario específico.
Oraciones y lecturas bíblicas
El formulario incluye, por ejemplo, una oración colecta para pedir al Señor que «custodiemos con amor la obra de tus manos» y una oración postcomunión para que «en la espera de cielos nuevos y tierra nueva, aprendamos a vivir en armonía con todas las criaturas».
Entre las lecturas bíblicas propuestas, del Antiguo Testamento se sugiere el Libro de la Sabiduría (13,1-9), donde se critica a quienes no reconocen a Dios en sus obras; como salmos, el 18 («Los cielos proclaman la gloria de Dios») y el 103 («Alégrese el Señor por todas sus criaturas»); y del Nuevo Testamento, un pasaje de la Carta a los Colosenses (1,15-20): «Cristo Jesús es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda la creación, porque en él fueron creadas todas las cosas».
Dos pasajes del Evangelio de Mateo
Finalmente, se proponen dos textos del Evangelio de Mateo: en el primero (6,24-34), Jesús invita a mirar a las aves del cielo y las flores del campo como testimonio del cuidado providente de Dios; en el segundo (8,23-27), calma los vientos y el mar, mostrando su dominio sobre la creación.







