(InfoCatólica) Shanghái y Xinxiang han sido escenario en los últimos días de la ratificación de nuevos obispos bajo el sistema habitual vigente en la República Popular China. En el día de ayer 29 de abril, sacerdotes, religiosas y laicos de Shanghái fueron convocados para aprobar la elección del P. Wu Jianlin como nuevo obispo auxiliar. El sacerdote, actual vicario general de la diócesis, fue respaldado con apenas un puñado de votos en contra.
Hoy se ha aplicado el mismo procedimiento en la diócesis de Xinxiang, en la provincia de Henán, donde fue elegido el P. Li Jianlin como nuevo obispo, siendo el único candidato presentado.
Ambos procesos se desarrollaron conforme al sistema habitual chino: los candidatos son seleccionados en asambleas del clero registradas ante organismos controlados por el Partido Comunista, y luego presentados al Papa para su posible aprobación. Este procedimiento forma parte del Acuerdo entre la Santa Sede y China sobre el nombramiento de obispos. Lo cierto es que en sede vacante no hay Papa que pueda aprobar nada.
En el caso de Shanghái, el obispo titular Shen Bin promovió la elección del P. Wu Jianlin como auxiliar. Shen Bin, quien ejerce además como presidente del Consejo de Obispos Chinos —órgano no reconocido por el Vaticano—, busca así un colaborador para su labor pastoral. La diócesis de Shanghái cuenta ya con dos obispos auxiliares: Joseph Xing Wenzi, de 62 años, ordenado en 2005 pero apartado desde 2011, y Thaddeus Ma Daqin, de 57 años, quien desde 2012 vive restringido en el seminario de Sheshan tras renunciar públicamente a la Asociación Patriótica durante su ordenación episcopal.
El nuevo obispo auxiliar, Wu Jianlin, dirigió la diócesis de Shanghái entre 2013 y 2023 y ha sido miembro durante años de la Conferencia Consultiva Política del Pueblo Chino.
¿Acuerdo o claudicación?
Todos estos nombramientos apuntan a que el acuerdo entre la Santa Sede y el gobierno de Xi Jiping, cuyo contenido sigue siendo desconocido a pesar de haberse prorrogado cuatro años el pasado mes de septiembre, reduce el papel del obispo de Roma a ser aquel a quien se comunica los nombramientos que hace la dictadura comunista. El hecho de que no se haya esperado la elección de nuevo Papa deja bien claro la nula importancia que tiene para las autoridades del gigante asiático quién sea el Obispo de Roma.
La dictadura no reconoce a obispos realmente católicos
En Xinxiang, el nombramiento de Li Jianlin se suma a una situación eclesial particular. Aunque las autoridades consideran vacante esta diócesis, en ella reside Mons. Joseph Zhang Weizhu, de 67 años, obispo ordenado clandestinamente en 1991 y detenido en varias ocasiones por ejercer su ministerio. En 2018, el P. Li Jianlin fue uno de los firmantes de una circular que prohibía la entrada de menores a las iglesias en Henán.
Ningún obispo de la República Popular China acudió al Vaticano para el funeral del pontífice. Además, las breves condolencias publicadas en el sitio web de la Asociación Patriótica por su fallecimiento fueron retiradas a los pocos días, siendo sustituidas por noticias relativas a reuniones entre católicos y el Comité del Partido en Hanui, así como al presupuesto del Plan Quinquenal para la sinización del catolicismo en Hubei.
Mons. Shao Zhumin sigue detenido
Por otro lado, en la diócesis de Wenzhou (provincia de Zhejiang), continúa la situación de reclusión del obispo clandestino Pietro Shao Zhumin, detenido el 10 de abril para impedirle celebrar públicamente los ritos de la Semana Santa. Según informaciones de AsiaNews, no se tienen noticias de su paradero. En la misma diócesis, la policía habría impedido a sacerdotes oficialmente registrados celebrar Misas en sufragio por el Papa Francisco.
Cuestión china en el cónclave
La presencia del cardenal Zen en Roma durante los días previos al cónclave puede convertir el Acuerdo entre la Santa Sede y la dictadura china en una de las piezas clave de cara al próximo cónclave. Sin ir más lejos, el cardenal Müller se ha pronunciado en contra de dicho acuerdo, comparándola con la política de apaciguamiento hacia los regímenes totalitarios de los años treinta del siglo pasado: «No se pueden hacer pactos con el diablo», ha afirmado en una entrevista a The Times.
Con información de Asia News