(LaVozdeGalicia/InfoCatólica) Pero es que todavía hay más. La empleada del Queens contó en su momento, según expresaron ayer diversas fuentes, que pudo comprobar perfectamente como la máquina aspiradora estaba estropeada y como el ginecólogo supuestamente le iba dando pequeños golpes de vez en cuando para ponerla en activo. La propia Audiencia, en el auto, dice que la actuación del médico, según la versión de la mujer, «resultó un tanto anómala e incluso primitiva por carente de asepsia y garantías de buena praxis».
No solo no funcionaba la máquina aspiradora sino que, según la víctima, una mujer que estaba en la consulta se encargaba de sujetar una espátula para poder completar lo que parece una arriesgada intervención.
Cuando la jueza del caso tuvo conocimiento de estas circunstancias, especialmente de que la mujer podría haber sido obligada a abortar ordenó la inmediata detención del industrial Ricardo Lago al que le atribuye un presunto delito de inducción al aborto y al ginecólogo, Carlos Jesús Abuín Mosteiriz que, tras permanecer varias semanas en Bonxe, fue puesto en libertad por la Audiencia que entendió que no tiene nada que ver con el hecho de que la víctima no diera su consentimiento para realizar tal práctica.
De acuerdo con algunas fuentes, el embarazo de la mujer era un problema para algunos de los supuestos integrantes del entramado. Por eso, cuando ella informó de que se encontraba encinta, lo primero que le comunicaron era que tenía que deshacerse, como fuera, del bebé. De nada valieron sus negativas porque, al parecer, la amenazaron de muerte. Uno de los encargados del Queens pudo haber sido el que informase de que conocía la forma de resolver lo que para la trama era un problema.