(Aica/InfoCatólica) El mensaje, de «cercanía y amistad», contiene un llamamiento a cristianos y musulmanes a «apagar el fuego de la guerra y encender la vela de la paz». El texto parte de la constatación de un aumento «realmente alarmante» de los conflictos: desde combates militares hasta enfrentamientos armados de diversa intensidad, en los que participan Estados, organizaciones criminales, bandas armadas y civiles.
El texto se centra en las causas de los conflictos, identificando el motivo principal de la continua producción y comercio de armas, junto con el «perenne deseo humano de dominación, las ambiciones geopolíticas y los intereses económicos». Hay quienes sufren mucho, se observa, y hay quienes se alegran «cínicamente del gran beneficio económico que se deriva de este comercio inmoral», se afirma, citando lo que dijo el Papa Francisco al respecto: «Es como empapar un bocado de pan en la sangre de nuestro hermano».
En la guerra, todos pierden
El prefecto del Dicasterio, cardenal Ayuso Guixot, y el secretario, monseñor Indunil Kankanamalage, que firman el mensaje, subrayan que «el deseo de paz y de seguridad está profundamente arraigado en el alma de toda persona de buena voluntad».
Destacan la preocupante situación de los desplazados y refugiados a causa de las guerras y recuerdan que «la destrucción de infraestructuras y propiedades hace la vida irremediablemente difícil, si no imposible». Concluyen inequívocamente: «Toda guerra es fratricida, inútil, sin sentido y oscura. En la guerra, todos pierden».
El mensaje con ocasión del mes de Ramadán recuerda que todas las religiones consideran que la vida humana es sagrada y, por tanto, digna de respeto y protección. Y afirma que despertar el respeto por la «dignidad fundamental del don de la vida contribuirá a la creencia de que se debe rechazar la guerra y valorar la paz». Del mismo modo, la conciencia debe ser formada «para respetar el valor absoluto de la vida de cada persona y su derecho a la integridad física, a la seguridad y a una vida digna». Por este camino se estará contribuyendo a la «condena y al rechazo de la guerra, de toda guerra y de todas las guerras». El Dicasterio acoge también con alivio que cada año haya menos Estados que permitan y practiquen la pena capital.
Unidos para apagar el fuego del odio
El mensaje del Dicasterio para el Diálogo Interreligioso concluye con la exhortación a mirar al Todopoderoso como Dios de paz, fuente de paz, considerando que la paz es fruto del esfuerzo humano, por lo que hay que construirla y protegerla.
«Unámonos para apagar el fuego del odio, la violencia y la guerra y, en cambio, encendamos la dulce vela de la paz, aprovechando los recursos para la paz que están presentes en nuestras ricas tradiciones humanas y religiosas», exhorta la misiva firmada por el cardenal Ayuso Guixot, y monseñor Indunil Kankanamalage.
«Que el ayuno y las otras prácticas piadosas durante el mes de Ramadán, y la celebración del Id al-Fitr que lo concluye, traigan abundantes frutos de paz, esperanza y alegría», finaliza el comunicado.