(Vatican.news/InfoCatólica) El arzobispo Timothy Costelloe, presidente de la Conferencia Episcopal, expresó su tristeza al conocer el «inesperado fallecimiento» de Pell, quien -escribe en un comunicado- «proporcionó un liderazgo firme y claro dentro de la Iglesia católica en Australia, como arzobispo de Melbourne y arzobispo de Sydney y como miembro de la Conferencia Episcopal durante más de 25 años».
«El impacto del Cardenal Pell en la vida de la Iglesia en Australia y en todo el mundo seguirá sintiéndose durante muchos años. Mientras le recordamos y reflexionamos sobre su legado, invito a todos los católicos y demás personas de buena voluntad a unirse en oración por el Cardenal Pell, un hombre de fe profunda y perdurable, y por el descanso de su alma», escribe Costelloe.
Por su parte, el arzobispo de Sydney, Anthony Fisher, recuerda al cardenal como «un excelente sacerdote, una buena alma cristiana». «El lema episcopal del cardenal Pell era 'No tengan miedo' y, en los días buenos y en los malos, se aferró a estas palabras como un hombre valiente con gran corazón que confiaba en la providencia divina», se lee en el mensaje. «Proclamó sin miedo el Evangelio y se esforzó para explicar las enseñanzas de la Iglesia. Decía la verdad tal como la encontraba, aunque fuera difícil o impopular. Fue también un hombre de oración, un hombre de profunda fe cristiana, y un cariñoso pastor de su rebaño en parroquias, escuelas, hospitales y en toda su diócesis».
Fisher también recuerda que los últimos años de la vida de Pell «estuvieron marcados también por su injusta condena y encarcelamiento, pero lo soportó todo con gracia y buena voluntad», subraya, «y nos dio a todos un ejemplo de cómo aceptar el sufrimiento con dignidad y paz». Sus palabras de reconciliación con sus detractores y su preocupación por los sobrevivientes se hicieron cada vez más genuinas a medida que mantenía con firmeza y éxito su inocencia.