(C-fam/InfoCatólica) Basándose en un estudio realizado en 19 países de la Unión Europea en el que se constató que, en la mayoría de los países, la mayoría de los niños que veían imágenes pornográficas no se sentían «ni molestos ni felices», el informe de UNICEF concluía que, dado que la pornografía no siempre es perjudicial para los niños, los esfuerzos por bloquear el acceso de los niños a material pornográfico en internet podrían infringir sus derechos humanos.
UNICEF retiró el informe de su sitio web poco después de que el Friday Fax informara de su contenido en mayo. Días más tarde, UNICEF publicó una versión revisada, que dejaba intacto el análisis del informe, pero eliminaba la afirmación de que «actualmente no existe un acuerdo universal sobre la naturaleza y el alcance del daño causado a los niños por ver contenidos clasificados como pornografía». La falta de «acuerdo», según UNICEF, pesaba en contra del uso de «restricciones de edad» para evitar el acceso a la pornografía online.
La portavoz de UNICEF, Najwa Mekki, declaró al Friday Fax: «La posición de UNICEF es inequívoca: Ningún niño debe estar expuesto a contenidos nocivos en internet». Al ser presionada, Mekki no quiso comentar si UNICEF cree que la pornografía es perjudicial para los niños.
Después de que el Friday Fax destacara estas revisiones, UNICEF volvió a retirar el informe. Ahora, 17 semanas después, el informe sigue fuera del sitio web de UNICEF y su retirada parece permanente.
Más de 400 expertos en seguridad infantil de 26 países condenaron enérgicamente el informe en una carta dirigida a la directora ejecutiva de UNICEF, Henrietta Fore, afirmando que el mismo socava el desarrollo psicológico y social de los niños en todo el mundo al ignorar «el amplio conjunto de investigaciones que demuestran los daños de la pornografía en los niños».
Las investigaciones sugieren firmemente que la pornografía puede ser psicológicamente adictiva, y puede afectar negativamente a la calidad de las relaciones interpersonales, a la salud y el rendimiento sexual, y a las expectativas sociales sobre el comportamiento sexual.