(Fides/infoCatólica) El impacto con el clima era mortal, tanto que uno murió de fiebre amarilla un año después de la llegada, a 27 años. Dos, no mucho tiempo después, fueron tragados por las aguas limosas del río y los demás tuvieron que ingresar periódicamente en el hospital de Manaus para curarse de infecciones y varias enfermedades tropicales. Durante una visita al Papa Pío XI, el P. Evangelista de Cefalonia, primer Prefecto Apostólico de la misión, afirmó que el clima “dejaba inútiles a dos misioneros al año”.
A lo largo de un siglo han pasado por el alto Solimões, que hoy cuenta con 142.000 habitantes esparcidos sobre una superficie de 133.000 km2, un total de 99 religiosos, que se han unido a la evangelización y a la promoción social con la apertura de escuelas, de colegios, de un hospital y de una infinidad de centros polivalentes, la formación de las vocaciones locales que constituyen hoy la Vice Provincia del alto Solimões, compuesta por 40 religiosos, distribuidos en 8 casas: dos en Manaus, una en Humaità y a las otras a lo largo del río que los indígenas llaman Rio Mar.
Los Religiosos han celebrado este aniversario con muchas celebraciones litúrgicas en las varias residencias pero sobre todo con cuatro días de retiro y de repensar la misión en una de las casas de Manaus y en el monasterio de las religiosas Clarisas capuchinas, abierto hace tres años, en recuerdo del centenario.
El trabajo desarrollado por los religiosos entre dificultades y malestares que el tiempo sólo ha eliminado en parte, será recordado en un volumen que será publicado en breve y en un documental, preparado por Nova-T de Turín, ligada a la Orden Capuchina