(Asia News) «Este es el mensaje que les enviamos [a los cristianos]; les decimos: ¡regresen, Mosul no está completa sin ustedes!». Mohammed Essam, cofundador de un grupo de voluntarios de la metrópoli del norte de Irak, explica cuál es el objetivo de estos jóvenes. El grupo está comprometido con la restauración de los edificios históricos de la ciudad, incluidos los cristianos, en un intento por superar las dramáticas heridas infligidas por años de dominio del Estado Islámico. Junto con otros jóvenes musulmanes, en este momento están limpiando (en la foto) la iglesia sirio-católica de Santo Tomás, cubierta de polvo, basura y escombros.
El histórico lugar de culto data de mediados del siglo XIX y fue saqueado y destruido por los milicianos del «califato». En el verano de 2014 estos tomaron el control de Mosul y gran parte de la llanura de Nínive, obligando a cristianos, yazidíes, sabeos y otros musulmanes a buscar refugio en el Kurdistán iraquí. La dominación duró hasta el verano de 2017 y se caracterizó por la violencia y el terror, así como la destrucción de lugares simbólicos como la mezquita de al-Nouri y la iglesia de Al-Saa (Nuestra Señora de la Hora).
Tras el saqueo que se produjo durante el verano de 2014, la iglesia de Santo Tomás cayó en estado de abandono y existía el riesgo de que colapsara toda la estructura. El grupo de jóvenes voluntarios se propuso que fuera un símbolo de renacimiento y ha intentado «borrar» las brutalidades y horrores del gobierno yihadista, como la inscripción «Tierra del Califato» en árabe que habían pintado en una de las paredes del edificio. La inscripción proclama evidentemente las ambiciones del grupo para todo Oriente Medio.
El mismo Essam recuerda, porque las ha vivido en carne propia, las atrocidades cometidas por los hombres de al-Baghdadi. «Queremos cambiar - dice - la percepción que tiene la gente de la región y de todo el mundo con respecto a la ciudad de Mosul. Queremos decir que los cristianos pertenecen a esta tierra. Ellos tienen aquí una rica y valiosa historia a sus espaldas».
Desde la liberación, el grupo, llamado «Armas de Mosul» (Sawaed al-Museliya, en árabe), ha prestado asistencia y ayuda, distribuyendo alimentos y bienes de primera necesidad a los más desamparados, y reconstruyendo casas, sobre todo las que pertenecen a los más pobres. La limpieza de la iglesia es una manera de apoyar los esfuerzos de la comunidad cristiana local para reconstruir edificios, estructuras, bienes y propiedades históricos, y preparar el terreno para el regreso de todos los que huyeron en el pasado debido a la violencia étnica y confesional. «Queremos cuidar de ellos - subraya - y de sus lugares de culto».
Hasta ahora, sólo unas cincuenta familias cristianas regresaron a Mosul, aunque todos los días cientos de personas de la llanura de Nínive y poblados cristianos se dirigen a la metrópoli por razones de estudio y de trabajo. Los jóvenes, concluye una fuente cristiana del norte de Irak, son «la esperanza de esta ciudad, que atravesó un túnel oscuro y ha sufrido mucho en el pasado».