(Faro de Vigo) Así lo relató ayer el párroco administrador de la parroquia de Santa María de Riocaldo, José Antonio Formoso Salgado, que denunció el robo en el cuartel de Lobios el viernes, tras recibir el aviso de unos vecinos que observaron destrozos en la puerta del templo cuando realizaban un paseo por la zona.
La capilla Xurés se encuentra aislada en lo alto del monte de Vilameá, a unos tres kilómetros del pueblo más cercano, y solo se abre para la misa en verano y en ocasiones especiales. Por ello, Formoso Salgado cree que el robo se produjo "con toda tranquilidad" por parte de los autores a los que "no les urgía el tiempo" favorecidos por el alejamiento de la población y el cierre temporal del templo. También cree que el asalto se realizó durante la madrugada del viernes porque precisamente la tarde del jueves algunos testigos que caminaron por allí no advirtieron nada raro.
José Antonio Formoso valora los daños ocasionados en 800 euros a los que hay que sumar el desorden provocado por los autores del robo que revolvieron ropa y estantes hasta lograr lo que querían. El párroco cree que estaban más interesados en las joyas y el dinero porque dejaron otros objetos de valor como un amplificador de sonido. También intuye que los asaltantes conocían la existencia de las cadenas de oro y del cáliz porque "se tomaron la molestia de arrancar la puerta, lo cual no fue fácil. No creo que se llevasen el trabajo sin saber lo que había dentro", explica.
Por el momento, la capilla permanece cerrada con una puerta provisional, a la espera de instalar una nueva que ya está encargada. Las diligencias del caso se han trasladado al Juzgado de Bande.