Reflexiones desde la fe en tiempos de epidemia - Ultimas noticias
La hora de Dios
No pretendo tocar ahora el problema del mal. Solo deseo arrojar luz para la situación presente desde una afirmación de santo Tomás de Aquino, injustamente olvidada, verdaderamente revolucionaria, y supongo que escandalosa para muchos: «El bien de gracia de uno solo es mayor que el bien de naturaleza de todo el universo»
Coronados de hambre
No me toca a mí valorar el acierto de las decisiones de los gobernantes. Pero el hecho incontestable es que mucha gente pasa hambre. Hambre y angustia: llevamos ya un mes de estado de emergencia y nadie sabe hasta cuándo durará.
Una palabra de aliento
Finalmente, la existencia humana de Jesús no termina en el sufrimiento y la muerte: ¡Ha resucitado! Ha vencido a la muerte. La suya y la nuestra.
Volver a Dios
La presente pandemia es un grito de Dios para que volvamos a Él. Es un tiempo de gracia y de salvación. Es un clamor de su corazón para que no nos destruyamos a nosotros mismos, para que no nos perdamos eternamente.
¿Para qué sirve la vida?
¿Para qué sirve la vida? Un poeta francés, católico y clarividente, Paul Claudel, nos dejó esta frase certera y rotunda: «¿Para qué sirve la vida si no es para darla?».
La corrección de Dios
En realidad, si cancelamos la categoría «castigo», tenemos que eliminar muchas páginas de la Biblia, también del Nuevo Testamento.
Cuarentena y cuaresma
A nadie escapa que la vivencia de la cuaresma ha decaído enormemente. Considero providencial que la cuarentena coincida precisamente con la cuaresma. Puede ayudarnos a aprovechar intensamente este tiempo de gracia.
El antivirus definitivo
Una cosa es clara: Dios no produce el mal. Pero no es menos cierto que interviene en todo para producir el bien. Dios es providente no solo cuando la vida nos sonríe.
Las imprudencias de los santos
En este tiempo de epidemia y riesgo de contagio he repasado algunas historias de santos, y les confieso que me he quedado aterrado…
¡Ojalá escuches hoy su voz!
Todo lo que ocurre encierra un mensaje de Dios. También la epidemia actual. Un mensaje que interpela e invita a reaccionar, que nos urge a tomar posición y a convertirnos.
¿Y el virus del pecado?
Resulta incomprensible es que los creyentes no reaccionemos, al menos con la misma rapidez y contundencia, ante otros virus infinitamente más graves y peligrosos: los que conducen al pecado y a la condenación eterna.