10.12.09

Hasta en la sopa

Si alguien hay omnipresente en nuestro país, ése es D. Ángel García, llamado “Padre Ángel”, fundador de Mensajeros de la Paz. Uno puede hacer cosas buenas, y seguramente D. Ángel las hace, y puede, a la vez, decir tonterías. Y, si los periódicos reflejan la realidad, D. Ángel las dice con harta frecuencia.

Algunos le llaman “profeta”. Pero un profeta es un hombre que habla en nombre y por inspiración de Dios. No todo el que dice algo es “profeta”. Ni todo lo que dice un hombre que hace el bien es, sin más, “profético”. Ni todo santo es doctor de la Iglesia. Ni todo el monte es orégano.

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8.12.09

María y la ciudad

En algunas ocasiones, durante el pontificado de Juan Pablo II, he podido estar presente en el acto de veneración del Papa a la Inmaculada, en la plaza de España de Roma. En pleno centro histórico de la Ciudad se alza ese monumento a la Virgen, una imagen suya en lo alto de una columna, justo delante del palacio de la embajada de España ante la Santa Sede.

María en el centro de la ciudad. Benedicto XVI, un Papa que es un teólogo brillante, siempre extrae, de la contemplación de las verdades de la fe, consecuencias para la vida diaria. El Concilio Vaticano I decía que podemos avanzar en la comprensión de la revelación cristiana considerando la analogía entre el hablar de Dios y las realidades creadas, la conexión que vincula entre sí los diversos misterios, y la relación de estos misterios con el fin último del hombre.

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Un proyecto no ensombrecido

“Cantad al Señor un cántico nuevo, porque ha hecho maravillas” (Sal 97). La Divina Liturgia es alabanza y acción de gracias a Dios por todo lo que ha hecho de bueno, de bello y de justo. La creación participa de su bondad y de su belleza: “Y vio Dios que era bueno”, muy bueno, todo lo que había creado, nos dice el Génesis.

El pecado del hombre consiguió empañar esa bondad de lo creado. El pecado es la desconfianza que genera el desprecio hacia Dios. Queriendo ser como Dios, y negándose a reconocer los propios límites, el hombre se dejó cegar por la vanidad más absurda, por la pretensión más imposible de alcanzar: ser dios sin Dios.

La historia atestigua la verdad del pecado original. La presencia aplastante del pecado en el mundo ha tenido un origen, una causa, en esa rebeldía del principio. Y el precio del pecado, su salario, es la muerte. Cuando el hombre no quiere ser criatura, sino que juega a ser dios, siembra la muerte; transforma las leyes de vida en leyes de muerte.

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7.12.09

El Blog más visitado

Luis Fernando, siempre tan atento, me ha comunicado que hoy este blog, “La Puerta de Damasco", se ha convertido en el más visitado de todo el portal. Le agradezco el detalle de hacérmelo saber, a mí y a los lectores, que son, en realidad, quienes lo han hecho posible.

A veces uno piensa si no se pierde demasiado tiempo con un blog. Estoy convencido de lo contrario. Si uno dirige los esfuerzos hacia un mismo fin, el tiempo invertido en el blog revierte positivamente en otras tareas. Un post puede ser una homilía, una catequesis, una charla, una conferencia, un artículo, una carta al director de un periódico, un libro y hasta el esquema de una clase… No se trabaja dos veces; se trabaja una sola vez y se multiplican los efectos de ese trabajo.

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6.12.09

No es obligatorio abortar

Confieso que es un argumento que me produce asco, repugnancia, alteración profunda. Es una “razón” que se oye, a menudo, entre los defensores activos o pasivos del pretendido “derecho” al aborto: “La ley permite abortar, no obliga a hacerlo”.

¡Vaya motivo! Resulta, incluso, falso, porque si el aborto se convierte en un derecho, alguien – el Estado, el sistema sanitario, la clase médica – tendrá la obligación correspondiente de realizarlo.

Pero, aunque no fuese así, aunque se contemplasen todas las objeciones de conciencia habidas y por haber – incluida la objeción de conciencia tributaria, de no sufragar ni con un céntimo de euro de los propios impuestos la práctica del aborto - , sería un pobre argumento.

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