Cristo Rey

Festividad de Cristo Rey. Rito extraordinario.

Introito

Apoc. 5,12; 1,6;Salm 71,1

Dignus est Agnus, qui occísus est, accípere virtútem, et divinitátem, et sapiéntiam, et fortitúdinem, et honórem. Ipsi glória et impérium in sǽcula sæculórum. Ps. Deus, iudícium tuum Regi da: et iustítiam tuam Fílio Regis.

Digno es el Cordero, que ha sido degollado de recibir la potenciaa, la divinidad, la sabiduría la fortaleza y el honor. A él gloria y poder por los siglos de los siglos. Salmo. Oh Dios,da tu equidad al Rey; y tu justicia al Hijo del Rey.

Colecta.

Omnípotens, sempitérne Deus, qui in dilécto Fílio tuo, universórum Rege, ómnia instauráre voluísti: concéde propítius; ut cunctæ familia Géntium, peccáti vúlnere disgregátæ, eius suavíssimo subdántur império: Qui tecum vivit…

Omnipotente y sempiterno Dios, que has querido reunirlo todo en tu amado Hijo, Rey del universo; concédenos propicio que todos los pueblos disgregados por la herida del pecado, se sometan a su suavísimo imperio. El cual vive y reina contigo.

Epístola

Col 1, 12-20.

Cristo es el primero en todas las cosas, en el orden de la creación como en el de la salvación. Es el principio de unidad en la Iglesia e instrumento de reconciliación entre Dios y los hombres por su muerte sobre la cruz.

Fratres: Grátias ágimus Deo Patri, qui dignos nos fecit in partem sortis sanctórum in lúmine, qui
erípuit nos de potestáte tenebrárum, et tránstulit in regnum Fílii dilectiónis suæ, in quo habémus redemptiónem per sánguinem eius, remissiónem peccatórum. Qui est imágo Dei invisíbilis,
primogénitus omnis creatúræ; quóniam in ipso cóndita sunt univérsa in cælis et in terra, visibília et invisibília, sive throni, sive dominatiónes, sive principátus, sive potestátes: ómnia per ipsum et in ipso creáta sunt: et ipse est ante omnes, et ómnia in ipso constant. Et ipse est caput córporis Ecclésiæ, qui est princípium, primogénitus ex mórtuis: ut sit in ómnibus ipse primátum tenens; quia in ipso complácuit omnem plenitúdinem inhabitáre; et per eum reconciliáre ómnia in ipsum, pacíficans per sánguinem crucis eius, sive quæ in terris, sive quæ in cælis sunt, in Christo Iesu Dómino nostro.

Deo grátias

Hermanos: Gracias damos a Dios Padre, que nos ha hecho dignos de participar en la herencia de los santos en la luz, que nos ha arrebatado del poder de las tinieblas, y nos ha trasladado al reino de su Hijo muy amado, en quien, por su sangre, tenemos la redención, la remisión de los pecados. Él es la imagen del Dios invisible, primogénito de toda la creación, porque en Él han sido creadas todas las cosas en los cielos y sobre la tierra, el mundo visible y el invisible, tronos, señoríos, principados, dominaciones, todo ha sido creado por Él y para Él. Es anterior a todo y todo subsiste en Él. Él es también la cabeza del cuerpo: de la Iglesia. Como quien es principio, primogénito de entre los muertos, para que en todo tenga Él la primacía, pues plugo al Padre poner en Él la plenitud y reconciliar por Él, que ha restablecido la paz en la sangre de su cruz, todo lo que existe sobre la tierra y en los cielos, en Cristo Jesús, Señor nuestro.

Gradual.

Salm 71, 8.11

Dominábitur a mari usque ad mare: et a flúmine usque ad términos orbis terrárum. Et adorábunt eum omnes reges terrae ; omnes gentes sérvient ei.

Dominará de mar a mar, y desde el río hasta los confines de la tierra. Todos los reyes se prosternarán ante Él, y le servirán todas las naciones.

Aleluya

Dan 7,14

Allelúia, allelúia. Potéstas eius, potéstas ætérna, quæ non auferétur: et regnum eius, quod non corrumpétur. Allelúia.

Aleluya, aleluya. Su dominación es una dominación eterna, que no pasará; y su reino, un reino que jamás será destruido. Aleluya.

Evangelio

Juan 18, 33-37

In illo témpore: Dixit Pilátus ad Iesum: Tu es Rex Iudæórum? Respóndit Iesus: Atemetípso hoc dicis, an álii dixérunt tibi de me? Respóndit Pilátus: Numquid ego Iudæus sum? Gens tua et pontífices tradidérunt te mihi: quid fecísti? Respóndit Iesus: Regnum meum non est de hoc mundo. Si ex hoc mundo esset regnum meum, minístri mei útique decertárent ut non tráderer Iudǽis: nunc autem regnum meum non est hinc. Dicit ítaque ei Pilátus: Ergo Rex es tu? Respóndit Iesus: Tu dicis quia Rex sum ego. Ego in hoc natus sum, et ad hoc veni in mundum,
ut testimónium perhíbeam veritáti: omnis qui est ex veritáte, audit vocem meam.

Laus tibi, Christe.

En aquel tiempo, dijo Pilatos a Jesús: ¿Eres tú el Rey de los Judíos? Respondió Jesús: ¿Dices tú esos por cuenta propia o te lo han dicho otros de mí? Replicó Pilatos: ¿Qué? ¿Acaso soy yo judío? Los de tu nación y los pontífices te han entregado a mí; ¿qué has hecho? Respondió Jesús: Mi reino no es de este mundo; si de este mundo fuese mi reino, mis gentes hubieran luchado para que no fuera yo entregado en manos de los Judíos; pero mi reino no es de aquí. Replicóle Pilatos: ¿Con que tú eres rey? Respondió Jesús: Tú lo dices: Yo soy Rey. Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo, para dar testimonio de la verdad; todo aquél que pertenece a la verdad escucha mi voz.

Al instituir la fiesta de Cristo Rey, Pío XI no ha pretendido sino proclamar solemnemente la realeza social de nuestro Señor Jesucristo sobre el mundo. Rey de las almas y de las conciencias, de las inteligencias y de las voluntades, Cristo lo es también de las familias y de las ciudades, de los pueblos y de las naciones; en una palabra, Rey de todo el universo. Como lo ha demostrado Pío XI en su encíclica Quas primas, del 11 de diciembre de 1.925, el laicismo es la negación radical de esta realeza de Cristo; al organizar la vida social como si Dios no existiese, engendra la apostasía de las masas y conduce a la ruina de la sociedad.

Toda la misa y el oficio del a fiesta de Cristo Rey son una proclamación solemne de la realeza universal de Cristo contra el laicismo de nuestro tiempo. La misa comienza con una de las visiones más hermosas del Apocalipsis, en que el Cordero de Dios, inmolado, pero ya victorioso en la gloria, es aclamado por la muchedumbre innumerable de los ángeles y de los santos. Señalado para el último domingo de octubre, hacia el final del ciclo litúrgico y justamente en vísperas de la fiesta de todos los Santos, la fiesta de Cristo Rey se presenta como el coronamiento de todos los misterios de Cristo y como la anticipación, en el tiempo, de la realeza eterna que ejerce sobre todos los elegidos en la gloria del cielo. La gran realidad del cristianismo es Cristo resucitado reinando con todo el esplendor de su victoria en medio de los elegidos, que son su conquista.

Misal diario y vesperal. XV edición.Dom Gaspar Lefebvre y los monjes benedictinos de la Abadía de San Andrés.Tr: P.Germán Prado y los monjes de la Abadía de Silos.

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