Con la palma en la mano, a por la corona del martirio
MIs hijos han agitado hoy, divertidos, sus ramitas de olivo durante toda la misa. Mi marido es organista en nuestra parroquia y yo canto en el coro con otros parroquianos amigos que, como nosotros, también tienen hijos pequeños. Entre canto y canto a veces tratamos de poner orden en esa piadosa guardería que nos acompaña cada domingo, y que hoy ha dejado el suelo sembrado de esas hojitas duras y verdes. Esta escena de misa dominical familiar adornada hoy con palmas y ramas de olivo se ha repetido en todo el mundo. Pero a nosotros no nos ha estallado una bomba en las narices.