La única solución es Jesucristo
Cada nueva guerra trae consigo toda una herencia de conflictos antiguos. Según en qué momento de las décadas o siglos previos nos detengamos, la historia parece dar la razón a unos o a otros. Así, al dolor le sigue el dolor, y se mezclan víctimas y verdugos en una espiral que parece no tener fin.