El secreto de confesión

El secreto de confesión

El secreto de confesión tiene mártires como san Juan Nepomuceno y cualquier sacerdote sabe que debe morir antes de no respetarlo.

Creo que es bueno que inicie este artículo haciendo una referencia a algo sin lo que no podemos entender el sacramento de la Penitencia: me refiero al secreto de confesión o sigilo sacramental.

El Catecismo de la Iglesia Católica hace referencia a él en los número 1467 y 2490: «Dada la delicadeza y la grandeza de este ministerio y el respeto debido a las personas, la Iglesia declara que todo sacerdote que oye confesiones está obligado a guardar un secreto absoluto sobre los pecados que sus penitentes le han confesado, bajo penas muy severas. Tampoco puede hacer uso de los conocimientos que la confesión le da sobre la vida de los penitentes. Este secreto, que no admite excepción, se llama ‘sigilo sacramental’, porque lo que el penitente ha manifestado al sacerdote queda ‘sellado’ por el sacramento» (nº 1467). Este secreto obliga sólo al confesor, no al penitente.

La obligación se funda: a) en el derecho natural, igual que otros secretos profesionales; b) en el derecho positivo divino: Jesucristo al instituir este sacramento no quiso infamar a la gente, sino establecer un rito de santificación. El «sensus Ecclesiae» siempre ha interpretado la ley del sigilo como absolutamente inviolable; c) en el derecho positivo eclesiástico, que castiga con sus penas más severas a los transgresores.

Nunca se puede violar el sigilo sacramental, aunque se hunda el mundo. Obliga ante cualquier persona, incluso ante el penitente mismo, pero en este caso sólo fuera de confesión, no siendo por tanto ruptura de sigilo el uso dentro de la confesión de cosas sabidas en otras confesiones del mismo penitente. En cambio cuando se charla fuera de confesión de cosas sabidas en ella, hay que empezar pidiendo permiso para ello al penitente.

Son objeto del sigilo: 1º) Todos los pecados del penitente en cuanto confesados en orden a la absolución, sean mortales o veniales. Los pecados son el objeto primario del sigilo. Con el término pecados se incluyen los pecados mortales aun en general y los veniales en especie.

2º) Objeto secundario del sigilo es todo lo que el penitente manifiesta, para explicar su pecado, a no ser que sean cosas públicas o conocidas extrasacramentalmente por el confesor. Entran en este ámbito las circunstancias, los objetos y los cómplices del pecado.

3º) Objeto accidental del sigilo es todo lo que se conoce exclusivamente a través de la confesión y no es conocido públicamente, pudiendo su manifestación hacer temer que ha habido revelación de la confesión, o al menos resulte gravosa para el penitente o simplemente haga odioso el sacramento. A menudo se trata de cosas que el confesor comprueba, aunque no las diga el penitente p. ej. algún defecto de éste.

La violación del sigilo puede ser directa o indirecta. La directa cuando se dice el pecado y el pecador. Es siempre pecado grave, aunque el pecado sea levísimo. Indirecta cuando sólo se dice el pecado o el pecador, pero con peligro de llegar al conocimiento del otro término.

«El confesor que viola directamente el sigilo sacramental incurre en excomunión latae sententiae (es decir automática) reservada a la Sede Apostólica»(CIC c. 1388 & 1 a). Es la sanción más severa que tiene la Iglesia y manifiesta la importancia que tiene este delito.

«Quien lo viola sólo indirectamente, ha de ser castigado en proporción con la gravedad del delito»(c. 1388 & 1 b).

Sobre este punto del sigilo recuerdo un día que confesé a varios alumnos que se preparaban para la confirmación, uno de ellos me dijo: «Recuerda, Pedro, que no puedes decir nada, que estás bajo secreto». Me hizo gracia y me dio vergüenza decir la verdad, que era que, aunque habían pasado pocos minutos, no tenía ni idea de lo que se había confesado. Sobre este punto me llama la atención que jamás he soñado sobre cosas sabidas en confesión y que tampoco he oído que un sacerdote delirando lo haya violado. Pero sobre todo donde veo la Providencia divina es que habiendo renunciado bastantes sacerdotes a su ministerio y siendo algunos muy enemigos de la Iglesia, sin embargo el sigilo sacramental lo respetan.

Por otra parte el secreto de confesión tiene mártires como san Juan Nepomuceno y cualquier sacerdote sabe que debe morir antes de no respetarlo.

Pedro Trevijano, sacerdote

 

5 comentarios

sofia
Muy interesante. Aunque no se por que se considera secundario lo relativo a las explicaciones. Me parece igual de importante. La cuestion es q supongo q todo lo q se digq en confesion se debe mantener en secreto, independientemente de esa clasificacion de sigilos.
Saludos
5/10/19 8:22 PM
Hechos

Gracias, padre.

Efectivamente es una Gracia olvidar lo que se oye en Confesión y no soñar jamás con ello.

Se cuenta, de Santa Faustina Kowalska, creo; que antes de caer postrada gravemente en cama donde pasó el resto de su vida con grandes sufrimientos; Dios le concedió la Gracia de ver el Sagrado Corazón de Jesús, ella como excelente católica se lo dijo a su Confesor por si fuera una artimaña diabólica.
.
El Confesor, de los buenos los mejores, le dijo que len la ss. aparición Le preguntara cuál era el último pecado del que se había confesado.

Santa Faustina así lo hizo y el Sagrado Corazón contestó: No me acuerdo.

El excelente Confesor le dijo a Santa Faustina que quedara tranquila, que esas Visiones eran de Dios, ya que el Sagrado Corazón es el Único capaz de perdonar los pecados y olvidarlos tras perdonarlos.

Cualquier sacerdote que no recuerda los pecados confesados está en contacto directo y bajo Protección del Sagrado Corazón de Jesús.

¡Enhorabuena, padre!

Ps: Yo soy católico seglar, casado. Mi vocación es la Santificación a través del Matrimonio, penitencias matrimoniales incluídas. 😒
7/10/19 11:12 AM
sofía
Una cosa es el olvido del sacerdote tras la confesión y otra el olvido del penitente.¿No es cierto que hay pecados como la difamación y la calumnia q no se perdonan a menos que el pecador restituya la fama del prójimo? En ese caso el sacerdote dará la absolución y se olvidará del asunto, pero se supone q el pecador, tras confesarse, no puede olvidarse del asunto, sino que tiene que enmendarse y rectificar e intentar reparar el daño hecho, si no su confesión no sirve de nada y permanece en su pecado, por muy santificado q se crea dedicado a hacer juicios temerarios sobre el prójimo.
La memoria del penitente no puede despistarse.
7/10/19 7:27 PM
Cordá Lac
Ma gustaría que aclarase esta frase: "Con el término pecados se incluyen los pecados mortales aun en general y los veniales en especie".
Al menos yo, no entiendo lo de "pecados mortales aun en general" ni lo de "veniales en especie"
Gracias.
9/10/19 1:53 PM
Pedro Trevijano
A Cordá Lac: Sería violación del sigilo decir que una persona tiene pecados mortales, aun en general, porque quebranta su fama y sobre los pecados veniales decir que tiene pecados veniales no quebranta la fama de nadie, porque todos los tenemos, pero decir que uno es un mentiroso o sea ya es revelación y a eso se refiere con veniales en especie. Cordial saludo Pedro Trevijano.
10/10/19 4:11 PM

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