El Papa Francisco canonizará a una nueva santa conocida como «apóstol del Espíritu Santo»
©Oblatos del Espíritu Santo

Luego de la aprobación de un milagro atribuido a su intercesión

El Papa Francisco canonizará a una nueva santa conocida como «apóstol del Espíritu Santo»

El Papa Francisco ha dado un paso crucial hacia la canonización de la Beata Elena Guerra al aprobar un milagro atribuido a su intercesión, reconocida por su devoción al Espíritu Santo y su influencia en la vida espiritual de muchos.

(CNA/InfoCatólica) El Papa Francisco ha aprobado un milagro atribuido a la intercesión de la Beata Elena Guerra, allanando el camino para la canonización de una nueva santa conocida como «apóstol del Espíritu Santo».

Amiga del Papa León XIII y maestra de Santa Gemma Galgani, Elena Guerra (1835-1914) es conocida por sus escritos espirituales y su apasionada devoción al Espíritu Santo.

Guerra escribió más de una docena de cartas al Papa León XIII entre 1895 y 1903 en las que le instaba a exhortar a todos los católicos a invocar al Espíritu Santo en la oración.

El Papa atendió la petición de Guerra y publicó tres documentos sobre el Espíritu Santo durante su correspondencia, incluyendo una carta pidiendo a toda la Iglesia que rezara una novena al Espíritu Santo antes de Pentecostés en 1895 y su encíclica sobre el Espíritu Santo, Divinum Illud Munus, en 1897.

«Pentecostés no ha terminado», escribió Guerra. «De hecho, está continuamente en marcha en todo tiempo y en todo lugar, porque el Espíritu Santo ha querido darse a todos los hombres y todos los que lo quieren pueden recibirlo siempre, así que no tenemos que envidiar a los apóstoles y a los primeros creyentes; sólo tenemos que disponernos como ellos a recibirlo bien, y vendrá a nosotros como vino a ellos».

Guerra es la fundadora de las Oblatas del Espíritu Santo, congregación religiosa reconocida por la Iglesia en 1882. El Papa Juan XXIII calificó a Guerra de «apóstol moderno del Espíritu Santo» al beatificarla en 1959.

La vida de Elena Guerra

Nacida en una familia noble de Lucca (Italia) en 1835, Guerra recibió una buena educación y se formó en la fe. Durante gran parte de su veintena, Guerra estuvo postrada en cama por una grave enfermedad, un reto que resultó transformador para ella al dedicarse a meditar las Escrituras y los escritos de los Padres de la Iglesia.

Guerra sintió la llamada a consagrarse a Dios durante una peregrinación a Roma con su padre tras su recuperación. Asistió a la tercera sesión pública del Vaticano I en la Basílica de San Pedro en abril de 1870 y más tarde conoció al Papa Pío IX el 23 de junio de 1870.

«Al ver a Pío IX se sintió tan conmovida que, al regresar a Lucca, juró ofrecer su vida por el Papa», según el Dicasterio Vaticano para las Causas de los Santos.

En contra de los deseos de su familia, a mediados de los 30 Guerra formó una comunidad religiosa dedicada a la educación, que acabó convirtiéndose en los Oblatos del Espíritu Santo.

Una de sus alumnas, Santa Gemma Galgani, escribió en su autobiografía sobre el fuerte impacto espiritual de su educación por parte de las hermanas oblatas. Guerra enseñó personalmente a Galgani francés e historia de la Iglesia y la eximió del pago mensual de la escuela cuando su padre cayó en bancarrota.

Durante su correspondencia con el Papa León XIII, Guerra también compuso oraciones al Espíritu Santo, incluyendo una Coronilla del Espíritu Santo, pidiendo al Señor que «envíe tu espíritu y renueve el mundo».

La religiosa fundadora tuvo dificultades en los últimos años de su vida, cuando algunas de sus hermanas la acusaron de mala administración, lo que la llevó a dimitir de sus funciones de superiora.

Guerra murió el 11 de abril de 1914, Sábado Santo. Su tumba se encuentra en Lucca, en la iglesia de Sant'Agostino. Las hermanas oblatas que Guerra fundó continúan hoy su misión en Italia, Camerún, Canadá, Filipinas y Ruanda.

El milagro

El Papa Francisco reconoció un milagro atribuido a la intercesión de Guerra que consistió en la curación de un hombre llamado Paulo en Uberlândia, Brasil, en 2010, después de que se cayera de un árbol y acabara en coma con una grave lesión cerebral. Tras ser sometido a una operación de craneotomía y descompresión, la situación del hombre empeoró y 10 días después de su caída se abrió el protocolo para declarar la muerte cerebral, según el Vaticano.

Mientras estuvo en coma, miembros de la Renovación Carismática organizaron una oración por la recuperación de Paulo, pidiendo a todos que rezaran por su curación a través de la intercesión de la beata Elena Guerra. El décimo día después de que comenzaran a rezar a la Beata Elena, los médicos constataron una inesperada mejoría en su estado, y en menos de un mes fue dado de alta del hospital en buenas condiciones.

El Papa aprobó oficialmente el milagro durante una audiencia con el cardenal Marcello Semeraro, prefecto del Dicasterio vaticano para las Causas de los Santos, el 13 de abril.

Durante la audiencia, el Papa también aprobó el martirio de los Siervos de Dios Cayetano Clausellas Ballvé, sacerdote diocesano, y Antonio Tort Reixachs, laico y padre de familia, ambos asesinados durante la Guerra Civil española en 1936.

El Papa también reconoció las virtudes heroicas de Sor Teresa Lanfranco, religiosa italiana de la Congregación de las Hijas de Santa María de Leuca, fallecida en Roma en 1989.

El Vaticano anunciará más adelante la fecha de canonización de la beata Elena Guerra.

2 comentarios

Paul en California
Una nueva santa toscana, otro gran regalo del cielo para nuestra conversion. Deberemos aprender del mensaje de esta santa que nos ayude a buscar mas frecuentemente al Espiritu Santo.
21/04/24 5:15 PM
gustavo pérez
Sí, qué bendición significa esta exaltación al honor de los altares de esta alma grande apasionada por la devoción y difusión del Espíritu Santo, hoy tan necesaria. La nueva santa, Helena Guerra desplegó un trabajo infatigable por expandir la la doctrina y devoción al santo Paráclito y ésto es hoy, como nunca, verdaderamente esperanzador ´para una Iglesia "que hace aguas por todas partes", según la expresión angustiada de Benedicto XVI, si se alcanza a dimensionar la deriva heterodoxa por la que la llevan las más altas jerarquías que debieran ser las llamadas a difundir la sana doctrina y a confirmar a los hermanos en la fe. Que su intercesión nos alcance del Paráclito su iluminación "ut in eodem Spiritu recta sapere".
23/04/24 4:49 PM

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