Vivir la Navidad cristianamente


Parece mentira que pueda tener sentido la recomendación expresada en este título. Pero los hombres somos capaces de adulterar todo. Menos mal que también somos capaces de darnos cuenta y rectificar.

Es posible que este año, a cuenta de la crisis, las fiestas de Navidad sean un poco más razonables. Porque habíamos llegado a un frenesí de gastos y de consumo que resultaba casi ridículo. ¿Por qué tantos juguetes, tantos regalos, tantas comidas y cenas, tanto despilfarro? Y cada vez con menos contenido y menos justificación. Hagamos que este año nuestras fiestas de Navidad sean más razonables, más verdaderas, menos discriminatorias.

Los cristianos vivimos en el mundo como cualquiera y no podemos evitar que ocurran estas cosas. Pero sí podemos, y debemos, distanciarnos de lo que no nos gusta, de lo que no está de acuerdo con nuestra fe, nuestra manera de ver las cosas y de organizar nuestra vida. Este es uno de los casos. ¿Cómo deberíamos celebrar la Navidad los cristianos?

Ante todo, tenemos que dedicar un tiempo a pensar y meditar cuál es la “verdad de la Navidad” hasta que nos sintamos sobrecogidos por el asombro, el agradecimiento, el gozo. Es una pena que tantos cristianos no encuentren ni cinco minutos para leer el relato del nacimiento de Jesús, para acudir a la Misa de Navidad, para meditar lo que llevamos oyendo desde hace tantos años.

Una de las tres personas divinas se hace hombre en el seno de María, viene a nuestro mundo para “repetir” su vida de Hijo del Padre en una existencia del todo humana como la nuestra. Viene para consumar la creación, para vincular filialmente la humanidad a Dios, para garantizar el reconocimiento y la alabanza de Dios en el mundo, para vencer el poder del mal y alcanzarnos el perdón de los pecados. Jesús, ese niño nacido en Belén, es el “Nuevo Adán”, el verdadero principio de la humanidad , el Primogénito de la humanidad y del mundo. El es la verdadera justificación de la humanidad y de la creación entera ante Dios. Todos los hombres tenemos en El la posibilidad de descubrir nuestra verdad y de acercarnos a Dios con la confianza de los hijos, El es la clave para construir un mundo nuevo y diferente, verdadero, justo, fraterno, con la fuerza del amor y la fortaleza de la esperanza.

Todo esto, y más cosas que podríamos decir, es lo que recordamos, lo que celebramos, lo que queremos revivir. Sin caer en fantasías ni falsas ilusiones. Porque ese Jesús, cuyo nacimiento celebramos, vive de verdad, está con nosotros, es fuente y cimiento de la vida de quien se acerca a El y le acepta como Hijo de Dios hecho hombre, principio de vida y de salvación.

No son divagaciones, es un dato real, histórico, bien comprobado y certificado, con el cual podemos contar todos, y ante el cual todos tenemos que adoptar una posición u otra. Nadie puede plantear honestamente la verdad de su vida sin responder honestamente y de buena fe a la presencia interpelante de Jesús en nuestra historia.

Porque esto es así, porque lo creemos así, necesitamos festejarlo, dejamos otras preocupaciones y nos centramos en este recuerdo, disfrutamos de esta situación maravillosa, nos sentimos protegidos por su presencia, por el amor paternal de Dios, nos alegramos, damos gracias, intentamos acomodar nuestra vida a esta verdad fundamental.

Desde que nació Jesús, el mundo es diferente, la humanidad es distinta, contando con El, creyendo en El, dejándonos guiar por El, sabemos que el Dios Creador es nuestro Padre, nos sentimos queridos y acompañados, sabemos cómo orientar nuestra vida, conocemos los secretos de la vida, ese secreto de los siglos que Dios nos ha manifestado y descubierto en la vida, muerte y resurrección de Jesucristo.

Rezar, dar gracias, fortalecer nuestra fe, celebrar esta realidad con los hermanos, ajustar nuestra vida a la verdad de Dios, convertirnos al amor y a la esperanza, cantar y anunciar la bondad de Dios con nosotros, ésa es la manera cristiana de celebrar la Navidad.

A partir de aquí ha de nacer una alegría verdadera, sólida, perfectamente justificada, una alegría que podemos y debemos compartir, disfrutando de las muchas cosas buenas que Dios nos da, junto con nuestros seres más queridos, con los parientes y amigos, recordando a los necesitados, haciendo sitio en nuestra vida a los que están fuera, haciendo que este mundo, siquiera por unas horas, se parezca al mundo nuevo, edificado en la verdad del amor, que comenzó con Jesucristo y tiene que llegar a su consumación.

Feliz Nochebuena para todos, santa y feliz Navidad sobre la faz de la Tierra. Paz y Alegría para este mundo bendecido por el Padre Dios con el don de su Hijo Jesucristo.

41 comentarios

  
Conchi
¡¡¡ Feliz y santa Navidad !!!.la luz de Jesús -Niño nos ilumine en este mundo lleno de mentiras.Con tantas carencias de Amor y tanto sufrimiento en la Humanidad.A veces uno piensa,que nos hemos vuelto todos locos.¿ Por qué la Fe en Dios nuestro Padre del Cielo,está hoy tan difuminada ?.¿ Los cristianos,hemos cambiado el mundo ó el mundo está cambiando a los cristianos ?.
¡ Ojalá ! que esta crisis de valores que nos invade,pase pronto yvolvamos a ser conscientes.Dios vino al mundo a darnos la oportunidad de salvarnos del pecado.
¡¡¡ Bienvenido de nuevo Señor !!!

(N.de M. Disculpe Conchi, de otro post anterior hemos eliminado un comentario y la contestación que Vd. le daba, para no dejarla "coja". ¡Santa y Feliz Navidad!)
22/12/08 12:28 AM
  
Juan
Hay países en los que los misioneros tiene dificultades para conseguir el permiso de entrada y residencia.

Algunos han encontrado una forma de evitar la continua, e insegura, renovación de visados: han conseguido la nacionalidad del país donde anuncian el Evangelio, celebran los Sacramentos y, a imitación del Buen Pastor, viven y animan a vivir el Amor.

A veces eso podrá llevar a la renuncia de la propia nacionalidad, a perder el pasaporte del país de origen (muchas veces con un nivel de vida mucho mejor).

Pues ahí tenemos un ejemplo, sencillo pero no ingénuo, para entender la verdad de la Navidad (para lo cual mons. Sebastián nos pide que dediquemos tiempo).

¿Qué es la Navidad, el misterio de la Encarnación del Verbo de Dios, sino que quien "a pesar de su condición divina, no hizo alarde de su categoría de Dios" (Flp 2,6)?

Quien tenía (entiéndase como metáfora) la ciudadanía del Cielo -país de primera-, renunció a ella y eligió ser titular de un pasaporte de la Tierra -lugar algo menos cómodo que la gloria junto al Padre-.

Esta es la verdad de la Navidad: quien en el seno de la Trinidad gozaba de condición divina [y condición de Hijo "amado, el predilecto" (Mt 3,17)], lejos de venir a presumir, "al contrario, se despojó de su rango y tomó la condición de esclavo" (Flp 2,7a).

"Se despojó" del pasaporte del Cielo y unió su suerte a los que tienen pasaporte de la Tierra: "pasando por uno de tantos", "actuando como un hombre cualquiera" (Flp 2,7bc), llegó al extremo de la solidaridad: “se rebajó haciéndose obediente hasta la muerte, y una muerte de cruz” (Flp 2,8).

Es lo que hacen esos misioneros que se despojan de su condición de “ciudadanos de la Unión Europea” o de los Estados Unidos de Norteamérica (por ejemplo) y toman la condición de ciudadanos de la India o de cualquier otro país... pobre o de esclavos, donde “un hombre cualquiera” se pregunta cada mañana: ¿llegaré hoy a la noche con vida?

En teoría, cualquier ciudadano con pasaporte de la UE goza de asistencia consular y de auxilio en caso de necesidad en cualquiera de los consulados o embajadas de los estados miembros de la UE. Precisamente (según noticias de agencias de prensa) parece ser que la embajada alemana en la India fue objeto de críticas por parte de algún ciudadano español que se sintió desprotegido durante los últimos atentados. Innecesario analizar, únicamente constatar, cómo personas principales de países principales son rápidamente asistidas por todos, tanto por sus propias embajadas como las autoridades del país donde surgiera una emergencia. Cuando el maremoto, el expresidente de Alemania, H. Kohl, se encontraba en una de las islas de Thailandia... inmediatamente fue evacuado. No crítico tal comportamiento, simplemente lo constato. Aunque suena mejor aquello de “mujeres y niños, primero” cuando se está hundiendo un barco y no hay lanchas de salvamento para todos.

Regresando a la Navidad, a la Encarnación del Verbo: con su pasaporte del Cielo, cuando iban a detenerlo con espadas y palos, podría haber acudido a su Padre (por cierto, el mejor embajador posible) para que le enviasé “más de doce legiones de ángeles” (Mt 26,53). Sin embargo, porque libre y voluntariamente había renunciado a esa condición y categoría, además de no contar con los ángeles, “en aquel momento todos los discípulos lo abandonaron y huyeron” (Mt 26,56).

Los discípulos (y nosotros, claro) no hubieran dudado en seguir junto a Jesús si hubiera estado protegido por la aureola divina, como cuando la transfiguración (“-Señor, ¡qué bien se está aquí”), como cuando la multiplicación de los panes y los peces o la transformación del agua en vino... Aquí resuenan las tentaciones, las del desierto al principio y la última, la de la cruz: “-Si eres Hijo de Dios, di... tírate... si te postras...”. Y la prueba en el momento de la bajada a los infiernos: “Tú que destruías el templo y lo reconstruías en tres días, sálvate a tí mismo: SI ERES HIJO DE DIOS, baja de la cruz... A otros ha salvado, y él no se puede salvar. ¿No es el rey de Israel? Que baje ahora de la cruz, y le creeremos. ¿No ha confiado en Dios? Si tanto lo quiere Dios, que lo libre ahora. ¿NO DECÍA QUE ERA HIJO DE DIOS?”.

Sí. Es Hijo de Dios, el Hijo, el amado, el predilecto. Sí, podía caminar sobre las aguas y expulsar demonios. Sí. En la transfiguración y para manifestar la misericordia entrañable de su Padre había dejado traslucir su divinidad: “su rostro resplandecía como el sol”. Para mostrarnos el auténtico rostro de quien tiene amor más grande que una Madre (dimensión materna de la divinidad: Juan Pablo I e Isaías 49,15: “¿Es que puede una madre olvidarse de su criatura, no conmoverse por el hijo de sus entrañas? Pues, aunque ella se olvide –dice Yavé-, yo no te olvidaré”), quien era Hijo no dudo en utilizar todas sus “influencias” para auxilarnos: “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen” (Lc 23,34).

Sí. Podía. Y sin embargo, no quiso utilizar su condición divina en favor suyo, al contrario: a pesar de ser Hijo, aprendió sufriendo a obedecer y consumar la voluntad del Padre. Era Hijo, pero no utilizó su filiación divina para escapar: “No se haga mi voluntad, sino la tuya”.

Y todo ello (el misterio último de la Pasión y Muerte) tiene su origen, raíz y fundamento en el misterio inicial de la Encarnación, el despojamiento de su condición divina. Por eso, bien entendido, Navidad y Semana Santa son “lo mismo”, es decir: parte del mismo movimiento de solidaridad, de humillación. En la cruz se consuma lo que comenzó cuando, recién parida, aquella “virgen desposada con un hombre llamado José” teniendo entre sus manos a su hijo “lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, PORQUE NO TENÍAN SITIO EN LA POSADA”.

Es verdad que el socorrido (y siempre muy emotivamente tratado) tema del duro posadero que cierra la puerta puede ser interpretado en forma menos “cruel”: una posada de aquel tiempo era un simple corral, con pobres cobertizos donde encontrar escaso refugio, algún pozo en el centro donde se reunirían los animales... Por lo tanto, lugar muy poco propicio para traer un niño al mundo. Una cueva, sin la aglomeración de la posada, podría ser mejor alternativa. Y las pajas de un pesebre, el mejor aislante térmico posible en aquel tiempo.

Pero, dejando al lado precisiones, y para volver al ejemplo inicial (del misionero que cambia de nacionalidad), podemos decir que en Navidad vemos como el Hijo de Dios se encuentra en la misma situación que los que llegan de países “de abajo” (perspectiva europea: Africa, perspectiva norteamericana: desde México hacia el sur): con su pasaporte no tienen sitio en la “posada”, muy probablemente les espera la “bajada a los infiernos”.

Eso es Navidad: que el Hijo de Dios está con ellos, sin pasaporte de país rico ni visado. Eso es lo que hacen aquellos misioneros que, literalmente y dicho con todo respeto, “hacen –se hacen- el indio”, renunciando a su nacionalidad de país fuerte que les podría proteger, eligen libre y voluntariamente la nacionalidad de los pobres.

En Navidad recordamos que Dios hizo eso mismo.

Navidad “sin pandereta”. Tema para otro momento.
22/12/08 2:23 AM
  
Unitas
Bueno, yo me admiro de que no estimemos muchísimo más los textos de la liturgia de estos días, los de las misas, las oraciones, los laudes y vísperas, los cantos tradicionales y las devociones renovadas con ocasión de la visita a los Nacimientos o los recitales de Villancicos. Lo que rezamos, cantamos y contemplamos es lo que creemos. NO hay complicación, sino sencilla y eterna verdad y bondad, como dice Monseñor, Dios que se hace hombre para salvarnos del pecado y la muerte, y nosotros que estamos aquí para adorarle, darle gracias y llevar esta noticia a nuestros prójimos y a nuestros hijos.

La contemplación o "rumiación" -no es sólo para monjes y eremitas- es VITAL para nuestra iglesia doméstica, parroquial, diocesana, mundial: "Despierta tu poder y ven a salvarnos, Señor, Dios de los Ejércitos", "Tú que cuando vengas al final de los tiempos aparecerás glorioso entre tus elegidos, al venir ahora muéstrate clemente y compasivo con los pecadores", "Concédenos por tu misericordia llevar ya desde ahora una vida sobria y religiosa mientras aguardamos la aparición gloriosa de Jesucristo", "Oh Enmanuel, rey y legislados nuestro, esperanza de las naciones y salvador de los pueblos, ven a salvarnos, Señor Dios nuestro" Creemos lo que rezamos. ¡Venite adoremus Dominum!
22/12/08 11:34 AM
  
Blanca
Juan, el ejemplo que pones del misionero es muy grande: imita literalmente a los padres de Jesús, y a Jesús mismo. Benditos misioneros que llevan en su vida y palabras el mensaje de los Ángeles el día de Nochebuena: os ha nacido un Salvador, el Mesías, el Señor.
Se me ocurre también que ese espíritu pobre y obediente a la voluntad de Dios lo tenen también los matrimonios que no ponen obstáculos a engendrar y educar hijos: serán poco menos que exiliados de los lugares privilegiados de nuestra sociedad, encontrarán su lugar en el hogar de la Sda. Familia, allí donde Dios se goza en la pequeñez, precariedad, sencillez y piedad de sus hijos. Eso de S. Juan de la Cruz: una sola palabra dijo Dios a los hombres y la dijo en silencio, y en silencio quiere ser escuchada. Para mí el silencio es sinónimo de pobreza acogida por amor. Ah, quizás la cita esté mal... así de memoria, no se.
22/12/08 11:43 AM
  
Juan
Estimada sra. Conchi: de nuevo nos volvemos a encontrar, meditando y dialogando junto a mons. Sebastián. Después de enviar mi mensaje, vi que usted también había realizado el suyo.

Espero que en esta ocasión, aunque también con referencias a la cruz de nuestro Señor, mi lenguaje no le resulte “duro”; pues con la mejor intención participo en esta hoja en blanco que nos ofrecen para compartir nuestra fe.

Usted habla de las mentiras que llenan el mundo, del sufrimiento y de las carencias de amor, llegando a pensar que nos hemos vuelto locos. Y pone el dedo en la llaga cuando señala la crisis de valores, la inversión de lo que san Pablo nos recomendó: “No tomen como modelo a este mundo. Por el contrario, transfórmense interiormente renovando su mentalidad, a fin de que puedan discernir cuál es la voluntad de Dios: lo que es bueno, lo que le agrada, lo perfecto” (Rom 12,2).

Pues para descubrir la verdad de la Navidad, y vivirla cristianamente, he meditado en cuál será la voluntad de Dios y dónde podríamos encontrar ejemplos de su seguimiento.

El himno que proclamaban los cristianos ya en los primeros tiempos, y que san Pablo nos ofrece en Flp 2,5-11, es una preciosa síntesis de nuestra fe en Cristo Jesús, el Señor, nacido ("se despojó de su rango, tomó la condición de esclavo, pasando por uno de tantos, actuando como un hombre cualquiera"), muerto y resucitado: levantado sobre todo. Levantado sobre el pecado y la muerte, vencedor de nuestro enemigo, el Malo.

Aunque hablar de “pasaporte” del Cielo y de la Tierra, en el contexto del misterio de la Encarnación, pudiera parecer propio de Fray Gerundio de Campazas y poco serio, sin embargo lo que está de fondo sí que es digno de ser considerado: los misioneros que renunciando a su propia nacionalidad, en algunos casos incompatible con la nueva del país donde realizan su ministerio, son un ejemplo de vida según la verdad de la Navidad. Entre los pañales del niño Jesús, su madre, María, no tenía más pasaporte que el de la Tierra, aunque su hijo había llegado del Cielo, por obra del Espíritu.

Ah, ingenuo sin tilde.
22/12/08 12:19 PM
  
Inukai
De una novela que escribí y nunca publiqué:

Es Navidad en Darfur

(..)Por eso ahora que llega la Navidad, que son fiestas de comer y beber bien, buenas gambas, buenas langostas, buenas viandas, buen cava catalán, (repito, CATALAN), pues no queremos pensar en cosas tristes, como la gente esa que está en Darfur, por ejemplo, los dos millones y pico de refugiados que están allí malviviendo, desnutridos, mujeres cargadas con garrafas de agua en la cabeza andando en medio del solitero del desierto, los niñitos negros como tizones, allí en medio de las tiendas de lona vieja, jugando los pobres míos, sonrientes, como si todo esto no fuera con ellos, como si la cosa de la guerra no les llegase a sus corazoncitos que, oigan, son como el suyo y como el mío, no se crean que tienen corazoncitos de color negro.

Y uno sabe que hay gente en el mundo mirando por ellos, está Koffi Anan, está un tal Hilary Benn de Inglaterra... ¡qué se yo! Hay muchos que salen y hablan de los refugiados, de lo mal que están, que los matan a tiros, que los matan a golpes, que les van las milicias y les roban. Y si ven como yo las fotos con los paisajes del lugar, pues no son muy navideños que digamos, tooodos amarillos, polvorientos, mas todavía que el planeta Marte de donde volvemos ahora. Y allí viven, haciendo camping, pero ¡vaya camping!, como que no es para ir de vacaciones.

(...) Y no puedo evitarlo, pero yo soy así, me pongo triste en Navidad, en vez de alegrarme, me pongo a pensar en los que no tienen nada, en los que están por ahí tirados, muertos de hambre, roñosos... Siempre que llegan estas fechas, me pongo a pensar en los sitios del mundo mas paupérrimos.

Este año le ha tocado el turno a Darfur, ni sabía que existía hace unos meses, como ustedes, que de seguro tampoco tenían ni idea. Un trozo del planeta Marte, aquí en la Tierra, lleno de gente apartada de la mano de Dios. Y ahora ves para lo que sirve la ONU, el Consejo de Seguridad, su Secretario General y demás mandatarios. Ahí los ves, que si “enviamos tropas para proteger a los refugiados”, pero que el gobierno de Sudan dice que no, “pues aún así las enviamos”, pues China dice que no, pues América dice que si, pues Zapatero no dice ni si ni no, sino todo lo contrario, “pues oye hay que pensárselo no sea que luego pase algo”. Y allí la gente muriendo de hambre en Navidad.

(...) Yo sí voy a pensar, aunque no pueda hacer nada por ellos, ni sirva de nada hacerlo, levantaré mi copa de cava catalán y brindaré por ellos: “Por vosotros, hermanos, por vuestra felicidad”, y si me sale una lagrima furtiva me chuparé con la lengua, como hacía de niño.

(N.de M. Juan, el blog es una hoja en blanco para el blogger, los que comentan deben atenerse al tema y si se alarga tanto, piense que obstaculiza la lectura y hemos de recortarle)
22/12/08 12:42 PM
  
Juan
Amigo Inukai:

Cuando escirbes: "ahora ves para lo que sirve la ONU, el Consejo de Seguridad, su Secretario General y demás mandatarios", me has recordado un chiste de Mafalda (lo genial sería verlo dibujado por el también genial Quino). Mafalda de pie sobre una silla, dando un discurso a favor de los países pobres... termina, se sienta desconsolada y dice: "Total, la ONU, el Vaticano y mi sillita no sirven para lo mismo".

¿El pesimismo será necesariamente nuestro único sentimiento legitimamente humano?

Nadie negará que el dolor ante la situación de tantos es inevitable para quien no cierre, culpablemente, los ojos.

Y que la alegría de la Navidad (de la entendida según la verdad del Evangelio que aquí estamos tratando de meditar) no puede ocultar las lagrimas que justamente debemos derramar, como cuando Jesús lloró ante la tumba de su amigo Lázaro o al contemplar a los que estaban cansados y hundidos, sin pastor (cf. Mt 9,36) Al ver a la multitud de desheredados, entonces y ahora y -desafortunadamente- también mañana, no podemos dejar de tener los mismos sentimientos que de mayor tuvo el niño nacido en Belén.

Por lo tanto, tan navideño es Dafur como cualquier otro lugar donde los que nacen no tienen donde reclinar la cabeza, donde ni siguiera los suyos les reciben ("Vino a su casa, y los suyos no le recibieron", Jn 1,1-14).

Pero quienes sí le reciben son transformados, en sí mismos y para bien de los demás: "a cuantos recibieron (la Palabra que se hizo carne), les da poder para ser hijos de Dios, si creen en su nombre". Y quien, con el poder de la Palabra de Dios y el agua bautismal llena de Espíritu, es constituido hijo de Dios, ha sido levantado por encima de todo, participando ya en la victoria del Señor resucitado. Y además de vivir con la esperanza de la vida en el Reino, sabe vivir con el amor propio del discípulo que aprendió a servir (y no buscar ser servido).

En Navidad, y siempre, Dafur y tantos otros lugares, están con todo derecho presentes. Y aunque la efectividad de la ONU y sus organismos sea discutible (y en parte lo es), aunque los llamamientos de los papas (si Benedicto XV no fue escuchado cuando pedía evitar una gran guerra, recordemos que Juan Pablo II consiguió evitar un enfrentamiento entre Chile y Argentina, allí lo han conmemorado con justo agradecimiento) no siempre son escuchados... podemos estar seguros que la SILLITA DE MAFALDA, tus palabras y las mías, tus obras y las mías, unidas a las de otros muchos, seguro que sí hacen algo (algo más que derramar lágrimas de cocodrilo, claro) a favor de Dafur.

Dolor, sí. Salvo que quisieramos ser culpablemente ciegos. Pesimismo total, creo que no. Al menos eso quiero creer.

22/12/08 1:42 PM
  
Juan
donde Mafalda dice: "no sirven para lo mismo" debe decir: "sirven para lo mismo".
22/12/08 1:43 PM
  
pepiño
¡¡¡¡FELIZ NAVIDAD A TODOS!!!!
22/12/08 4:02 PM
  
Juan
Al Moderador del blog:

Supongo que "N.de M." significa NOTA DEL MODERADOR, y aunque está al final del comentario de Inukai, nombra a Juan. También puede ser por aquello de "a ti te lo digo, Juan, para que se entere Pedro".

En todo caso, por lo que a mi respecta, tomo nota: intentaré atenerme al tema (aunque esta vez, con mis palabras sobre la verdad de la Navidad, pienso que he estado más en la órbita sugerida que en el tema del crucifijo) y procuraré no alargarme tanto (no tanto por no sufrir un justo y necesario tijeretazo, que incluso podría hacer más digerible lo que quiero decir, cuanto por no darle trabajo extra al Moderador).

Aunque lo de la brevedad (y ya se ve en esta misma generosa respuesta) será lo más difícil para mi. Pido anticipadamente perdón (pues volveré a tropezar alguna vez más en la misma y extensa piedra) y acepto cualquier recorte o condensación que el Moderador o nuestro querido don Fernando Sebastián quisieran hacer (por cierto, !ánimo con esos trabajos apostólicos y episcopales de última hora, al servicio de la iglesia para que la verdad de la luz de Dios brille sobre las tinieblas, como lo hizo en la noche de Belén!).
22/12/08 6:08 PM
  
Juan
Estimada sra. Blanca:

Hoy día una FAMILIA NUMEROSA, dando por supuesto que se trata de una paternidad y maternidad responsables, es un testimonio elocuente de fe y esperanza, y de amor enraizado en la fecundidad del Dios de Abraham, Isaac y Jacob (éste con doce hijos).

Manifestación concreta de una vida según la verdad de la Navidad, según el modelo de la sagrada familia de Nazaret.

En muchos ambientes de nuestra sociedad seguro que serán mirados con cierta sorna, o incluso algo de burla.

!Evangelizar a una numerosa prole propia no es menos encomiable que predicar a Cristo en, por ejemplo, tagalo o tailandés! Si tiene usted hijos, seguro que podría testificarlo.
22/12/08 6:42 PM
  
Juan
Amigo Unitas:

Buena recomendación haces. Precisamente podemos “rumiar” a partir de los textos de nuestros tradicionales villancicos. Por ejemplo, ¡qué distinto es repetir cansinamente “mira como beben los peces en el río”, a cantar de corazón “los pastorcillos quieren ver a su rey” (El tamborilero)!

Y mejor, aquel de "Navidad sin pandereta", que nace desde Mt 25, 31-46. Pues aunque la virgen se peinara y podamos considerar metafóricamente sus cabellos de oro (el Cantar de los cantares podría servir aquí), lo que ya queda fuera de lugar son "los peines de plata fina".

Volviendo a los navideños PASTORES, nos ofrecen interesantes perspectivas. ¿Simple imagen bucólica o ejemplo, ya desde la apertura del Evangelio lucano, de la revolución anunciada por nuestro Señor?

Al igual que con el tema de la posada (y el duro posadero que cierra la puerta a María y José), podemos superar una interpretación superficial del texto evangélico [puede verse en mi primer comentario], también con los pastores sería bueno salir del tópico y profundizar en lo que significaban en aquel tiempo.

Mal pagados, los asalariados además de huir si llegaba el lobo, frecuentemente sustraían (y comían) alguna oveja del dueño… atribuyendo el robo al malvado lobo (menos mal que san Francisco algo hizo a favor del pobre lobo, en Gubio). Aquellos pastores tenían mala fama y, quien sabe, si no tendrían ese oficio los salteadores de la parábola del buen samaritano.

Quien después sería acusado de ser amigo de borrachos y comilones, de entrar en casa de publicanos y pecadores, ya tuvo adecuada compañía (no se enfaden los padres de la Compañía, pero la broma es casi inevitable) nada más nacer: los pastores, que -lejos de ser dulces cantores de acaramelados villancicos- además de poco lavados y menos perfumados, tenían mala fama. Y no digamos nada si, en lugar de un rebaño de ovejas, hubiesen estado al cuidado de una piara de cerdos.

Quien venía a buscar y salvar a los últimos, para hacerlos primeros en el Reino del Padre, quien nos iba a enseñar que las prostitutas (las que habiendo escuchado a Juan se habían convertido, los que después de decir “no” luego hicieron el “sí”, los que se quedan orando en el rincón de los castigados) irían por delante de los sacerdotes del templo, de los escribas y de los fariseos… quien proclamaría después las bienaventuranzas (y, para rumiarlas mejor, leámoslas también según san Lucas, con los claros “ay de vosotros”), quien por todo ello escandalizó (Simeón a María: “Mira: Este está puesto para que muchos en Israel caigan y se levanten…” Lc 2,34) y dejó al descubierto los corazones de muchos (aunque ello ocasionase que a su madre “una espada” le traspasara el alma)… precisamente ese recibió la visita de los pastores, los pobres y principalmente mal considerados, en la misma noche de su santo nacimiento.

Los magos, de oriente, posiblemente sabios y ricos (no todos podían regalar oro, incienso y mirra), llegaron más tarde. Aunque también.

Que la opción por los pobres es “preferente”, no “excluyente”.

Pues hasta aquí con los pastores de los villancicos, mejor dicho: del Evangelio.

El ángel que se presentó en la noche, junto a la ciudad de David entonces, ¿a quiénes anunciaría hoy la buena noticia, la gran alegría para todo el pueblo?
22/12/08 7:01 PM
  
José Carlos Enríquez Díaz
Los evangelios de Marcos, Mateo y Lucas presentan a Jesús con un sobrecogedor sentido de la presencia de Dios y una apertura sin reservas al amor de Dios. Jesús estuvo totalmente entregado al servicio del Reino divino. Dado que esto fue así, todas las tentaciones estaban condenadas al fracaso. Segundo, esos evangelios, y en particular el de Lucas, afirman que el Espíritu Santo ungió a Jesús para su papel como Redentor. Eñ Espíritu Santificó y elevó al ser humano de Jesús para que fuera digno de una unión con el Hijo eterno de Dios. Jesús ejercitó su libertad humana a través del Espíritu Santo. La mera admisión de la posibilidad del pecado marcaría esta obra del Espíritu como deficiente.
La identidad personal de Cristo, lejos de ser algo que lo hacía menos humano que otros miembros de la raza de Adán, cambió su modo de ser humano y de vivir como un ser humano. En su existencia terrena Cristo nos mostró un nuevo modo de vida impecable, completamente santo, que anticipaba la impecabilidad final y la santidad duradera a la que todos somos llamados y que será revelada como la meta de nuestra redención.
Al igual que otros niños judíos, también Jesús fue circuncidado ocho días después de nacer. el corte ritual del prepucio recordaba y simbolizaba la alianza de Dios con Abrahám (Gn 17:11-12) y seguia siemdo parte de la práctica religiosa mantenida por Moisés (Lv 12,3). La circuncisión marcaba también el momento en que se ponía nombre a un niño varón.
"Jesús", el nombre que pusieron al Hijo de María, significaba popularmente "SALVADOR" o "Dios salva"; en su sentido estricto, su significado era: "¡ señor, salva!". en cualquier caso el nombre que le pusieron al niño lo conectaba directamente con la Salvación, que alcanzaría su momento culminante con la muerte sacrificial en la cruz.
El nacimiento de Cristo significa que la eternidad ha llegado a nosotros. El Eterno nos rescata del tiempo devorador. No somos melancólicas victimas de nuestra historia, sino candidatos a la eternidad, una familia santa que se dirige a su hogar difinitivo y no un puñado de conejillos de indias destinados a la destrucción.
23/12/08 12:29 PM
  
José Carlos Enríquez Díaz
La vida de Jesús tiene un momento inicial pero non se agota en ese momento ni se reduce a un día. Es un proyecto, un estilo y para los que celebramos su aniversario un desafío.
23/12/08 1:44 PM
  
asun
"Por la entrañable misericordia de nuestro Dios nos visitará el sol que nace de lo alto, para iluminar a los que viven en tinieblas y sombra de muerte, para guiar nuestros pasos por el camino de la paz"
¡FELIZ NAVIDAD! a tod@s
24/12/08 2:53 PM
  
Manuel
¡¡¡¡FELIZ NAVIDAD A TODOS!!!!
24/12/08 2:57 PM
  
Mons. Sebastián
Decis todos cosas interesantes y hermosas. La Navidad es un fiesta que nos llega muy al corazón a los cristianos y que remueve también la bondad y las ansias de felicidad y de bien que Dios ha puesto en nuestro corazón, en los corazones de todos los hombres. Todos están hechos para ver y alcanzar en Cristo la salvación y la plenitud de su existencia humana, en este mundo y en el otro. Eternamente.
Inkai, no creo que debamos seguir el camino de ese pesimismo total. Todos podemos hacer algo más por nuestros projimos dolientes. No es prudente dar consejor concretos, Cada uno, según sus circunstancias, tiene que ver lo que puede y está dispuesto a hacer. Pero tenemos que ser sinceros y realistas. Todos podemos hacer algo más de lo que hacemos. Podemos hablar o escribir, despertar conciencias, podemos dar limosnas importantes, podemos ir allí a ayudar, temporalmente o definitivamente, como van los misioneros y van también algunos profesionales, en fin, muchas cosas. El pesimismo radical puede ser una falsa anestesia de la propia conciencia.
Estas días, al meditar sobre el nacimiento de Jesús, me ha impresionado la resistencia de tantos hombres a recibir a Jesús como verdadero Salvador. Hay rechazos explicitos y rechazos encubiertos, pero rechazos. No ir con El decididamente, de una manera o de otra, es rechazarlo, no creer en El del todo, dejarlo solo en la tarea, es rechazarlo un poco. Bueno, que nos venga el Espíritu Santo y nos haga verdaderos testigos y colaboradores del Señor. Con todo lo nuestro. Urgente!!!
26/12/08 12:17 AM
  
Mons. Sebastián
Veo que hace mucho que no visita estas páginas nuestro amigo budista Miguel A. Por si acaso se asoma quiero decirle que acabo de repasar un pequeño libro muy bonito de Henri De Lubac, antiguo pero reeditado recientemente, "Paradoja y misterio de la Iglesia", en editorial Sígueme. Tiene un último capítulo "Las religiones humanas según los padres" que estoy seguro de que le gustará, por lo menos le gustará ver cual es ahora, desde el Concilio, la postura de la Iglesia acerca de este punto, expuesto por un gran maestro, y ver cómo la relativa novedad de la postura actual de la Iglesia católica consiste en haber recuperado más ampliamente la doctrina de los padres antiguos. De paso, saludos.
26/12/08 12:25 AM
  
Inukai
Lamentablemente, el relato que publiqué y que usted critica (correctamente), Mons Sebastian, es un fragmento aislado, y que ha sido ademas mutilado por el moderador. Dejado asi, suena tremendamente pesimista, en efecto. La continuacion posiblemente le hubiese hecho cambiar de opinion, pero tomé la decision de no colocarla, (dos o tres posts, posiblemente) puesto que hubiese corrido el mismo destino que el primero. Considero que ese post deberia borrarse entero, pues aislado y mutilado no produce mas que una triste impresion. (Sobre todo a mi, que soy su autor).
26/12/08 7:55 PM
  
Juan
Estimado mons. Sebastián:

Dice usted que le impresiona "la resistencia... a recibir a Jesús como verdadero Salvador". Ahí está, me parece, uno de los puntos principales a tener en cuenta en nuestra evangelización: el tema del Salvador o de la salvación.

Condición prevía paraa aceptar a Jesús (o a otro o a algo) como Salvador, es reconocer que estamos "perdidos", necesitados de salvación.

Desde la soberbia, desde la falsa visión de quien piensa que la ciencia y la técnica terminarán solucionando (=salvando) todo... desde esa perspectiva, ¿acaso será posible ni siquiera plantearse la decisión de "ir con El decididamente" o depositar en el nuestra radical confianza y fiarnos de su propuesta?

Al sano, ¿le interesarán los medicamentos? Al inteligente, ¿le será posible escuchar la palabra del Verbo? En definitiva, ¿quién estará interesado en ser salvado, sino aquel que se sabe débil?

Por eso, la consecuencia: "Fijaos en vuestra asamblea -decía el apóstol san Pablo a los cristianos de Corinto-, hermanos, no hay en ella muchos sabios en lo humano, ni muchos poderosos, ni muchos aristócratas; todo lo contrario, lo necio del mundo lo ha escogido Dios para humillar a los sabios, y lo débil del mundo lo ha escogido Dios para humillar el poder. Aún más, ha escogido la gente baja del mundo, lo despreciable, lo que no cuenta para anular a lo que cuenta, de modo que nadie pueda gloriarse en presencia del Señor" (1 Cor 1,26-29).

Ahí está una clave importante: quien da gloria a los ídolos del mundo (dinero, poder, prestigio, falsa sabiduría...) o a sí mismo, difícilmente estará dispuesto a dar gloria al Señor.

No solamente que anunciamos una salvación (la cual debería ser vista como necesaria), sino que además esa salvación acontece de forma escándalosa o necia (ante los ojos de los soberbios): "Los judios exigen signos, los griegos buscan sabiduría; pero nosotros predicamos a Cristo crucificado: escándalo para los judíos, necedad para los gentiles; pero, para los llamados -judíos o griegos-, un Mesías que es fuerza de Dios y sabiduría de Dios" (1 Cor 1,22-24).

Bien sabido es que la esencia del cristianismo no es una mera y determinada propuesta moral (aunque naturalmente en el Evangelio de las Bienaventuranzas se nos presenta una verdadera escala de valores que, al igual que Moisés con el decálogo del Sinaí, nos ofrece un camino, una verdad y una vida concreta y exigente). Si no es un simple moralismo, mucho menos es un sentimentalismo vago y difuso de cariz religioso (estilo New Age o cualquier sucedaneo pseudocristiano o falsamente espiritualista).

La esencia del cristianismo (y por lo tanto de nuestra oferta de salvación) es la fe en la resurrección (en lenguaje de san Pablo; en el de los sinópticos: "está cerca el Reino de Dios").

Jesús vencedor de la muerte, nuevo Moisés que atravesando las tinieblas del sepulcro, se presenta como guía hacia el Reino del Padre, Dios de vivos.

Esta es la única oferta de la iglesia: volver a proclamar, con Pedro: "os hablo de Jesús Nazareno... vosotros, por mano de paganos, lo matasteis en una cruz. Pero Dios lo resucitó, rompiendo las ataduras de la muerte; no era posible que la muerte lo retuviera bajo su dominio" (Hch 2,22...24).

A los que vamos -algún día- a morir, a los que somos pecadores -cada día-, la iglesia no tiene más que una palabra que decirnos: Cristo Jesús ha resucitado, venciendo la muerte (la de todos) y perdonando nuestros pecados; venid a su Reino.

!O se toma o se deja esta oferta, es la que tenemos! En Navidad y siempre.
26/12/08 9:35 PM
  
Miguel A
Acabo de asomarme, y he visto el post de Monseñor Sebastian, que me dedica a mi expresamente. Es un placer saludarle, Monseñor. La ultima vez que escribi dije que no volveria a entrar si no se me llamaba expresamente, pues veia que algunas personas se molestaban porque un budista escribia en este blog. Su post parece ser una invitacion a que siga opinando. Me parece muy bien, opinare como budista, pero es muy posible que mis intervenciones sean de nuevo mal interpretadas, dado que yo hablo desde la experiencia, no desde la doctrina. Y la experiencia, insisto, no tiene denominacion de origen. La experiencia es una, aunque las interpretaciones son muchas, de ahi el gran numero de religiones existentes.

El libro del que habla, no lo conozco. Durante una epoca de mi vida, lei muchos libros escritos por catolicos, sobre catolicismo en relacion con el zen. Eran religiosos que habian entrado a practicar el zen y habian tenido la iluminacion, lo cual les habia inspirado para entender mas a fondo las escrituras de la religion catolica. Interesante, pero no es mi camino.

En cierto momento tuve que decidir si seguia el camino catolico o el camino budista. Me costó decidirlo, pues ambos caminos son hermosos. Pero vi que los catolicos de hoy en dia no tienen un verdadero camino para llegar a Dios. En las misas se levantan, se sientan y se arrodillan, cambiando de postura sin cesar. Nunca reposan. Van de un lado a otro, mirando a los que tienen al lado. Han abandonado sus hermosos cantos en latin, y los han sustituido por otros mucho mas superficiales. Ellos tienen una gran tradicion contemplativa, pero ¿quien la practica? Solo les veo rezar a un Dios externo, no al que habita en su corazon.

Dios ha nacido en Belen, dicen ustedes. Si, es una bonita celebracionm pero no es el Dios nacido en Belen el que me atrae, sino el que ha nacido en mi mismo. Porque yo tambien soy hijo de Dios, tengo su semilla. A Dios no le importa cual es nuestra religion, solo le importa que seamos uno con el. Nos llama por igual a todos, porque hemos salido de el. (Los budista no le llaman el, le llaman ello, esa es la unica diferencia importante entre ambas religiones).

Hemos salido del el y volvemos a el, dando un gran rodeo. No importa cuan largo sea el rodeo, siempre está presente. En la flor, en el arbol, en el gato que pasa, en el niño que juega.... Todo es Dios, todo es Buda. Pero si estamos pendientes de nuestros pensamientos, de nuestros conceptos, de nuestro yo, jamas nos damos cuenta. Aqui y ahora, es lo unico que existe. No Belen, no Jesus como alguien externo, aqui y ahora está el verdader Dios encarnado en Cristo. Tal es mi precepcion de la Navidad.
28/12/08 9:50 AM
  
Juan
Amigo Miguel A.:
Pues bienvenido... de nuevo. Y te lo dice quien es practicamente nuevo por aquí.

Tus palabras, desde tu fe budista, son muy interesantes... y disculpa si alguien no sabe dialogar desde el respeto.

Es posible el encuentro de un budista y de un católico, desde el dialogo con buena voluntad, que seguro tenemos. (No entremos ahora en sí el diálogo -que entre personas siempre debe darse- solamente puede establecerse a nivel de culturas pero no a nivel de fe religiosa, como parece ser que ha sido dicho recientemente).

Ocurre que alguna de tus afirmaciones (por ejemplo: "los catolicos de hoy en dia no tienen un verdadero camino para llegar a Dios") inicialmente producen un notable impacto y comprensiblemente algún lector pueda responderte con cierta... contundencia. Solamente continuando la lectura se entiende mejor esa observación crítica, que desde tu punto de vista comprendo y acepto como válida para ti y que yo puedo entender parcialmente y -al mismo tiempo- contestarte desde mi disconformidad para buscar un nuevo punto de encuentro.

Lo que dices a continuación, sobre las celebraciones: "cambiando de postura sin cesar", abandono del canto en latín, etcétera... es algo con lo que muchos (comenzando por Benedicto XVI) estarán de acuerdo.

Estamos precisamente en plena "lucha", desde el motu proprio sobre el "modo extraordinario" del rito romano, entre dos sensibilidades (y algo más que sensibilidades estéticas o de estilo celebrativo), que tienen cada uno sus propios y fundados argumentos... pero que no deberían intentar descalificar totalmente a la otra. Y ese equilibrio todavía está por ser alcanzado (en ambos extremos... que se tocan).

Un amigo, sacerdote español actualmente misionero en Tailandia, nos dijo aproximadamente lo mismo que tú: que en occidente nos hemos olvidado de "reposar" y andamos inquietos y preocupados por tantas cosas, cuando solamente una es necesaria (¿conoces el diálogo de Jesús con Marta y María?).

Mientras, literalmente, algunos corrian de un lugar para otro preparando la celebración de la eucaristía, aquel amigo que ahora está en Tailandia sencillamente meditaba, sentado con las piernas cruzadas. Y al hablarnos nos dio una buena y bonita lección, aunque a veces seguimos sin hacerle caso.

Como ves hay puntos de contacto entre tu experiencia y opinión, y las experiencias y opiniones de católicos, en lo relativo a las formas de orar y celebrar el encuentro con la divinidad (él, ella o ello... incluso: ellos o ellas; según las diversas formas de expresión en las diferentes religiones).

Te acepto plenamente tu crítica: ciertamente a veces nos falta interioridad y nos sobra ruido y movimiento.

Pero tanto la música como otras expresiones del arte humano, en su correcta medida, me parece que indudablemente tienen su puesto y lugar en la oración de cualquier religión. Ahora no me extiendo en ello (por ejemplo: cántico de María, hermana de Moisés, después de cruzar el mar Rojo, acompañada de las mujeres con instrumentos musicales y danzas para alabar y bendecir a Yavé; rey David danzando ante el arca -texto muy citado en la renovación carismática católica; textos del Apocalipsis describiendo la liturgia celeste la cual bien podría ser reflejada en la terrestre en cuando a la fuerza y al gozo celebrativo...).

Pero lo que me parece criticable (entiendelo amigo Miguel A. como crítica desde el respeto y como busqueda de un nuevo punto de encuentro) es cuando dices: "Solo les veo rezar a un Dios externo, no al que habita en su corazón". Desde mi fe en Cristo Jesús (Dios encarnado, verdadero hombre y verdadero Dios), ya no hay distinción entre "fuera y dentro", "externo e interno", "sagrado y profano", pues en la encarnación del Verbo la divinidad habita en la historia contingente, en este mundo contigente... llamado a la plenitud de la eternidad.

Para mi fe cristiana, la salvación o el encuentro con la divinidad no significa una ruptura con el mundo creado, sino una plenificación.

No es la fuga del mundo, ni mucho menos de la lucha por la justicia en este mundo, el objetivo de mi fe. Muy al contrario, solamente sube quien baja, solamente está a la derecha del Padre quien antes bajo a los infiernos para dar la mano a nuestro padre Adán sacándolo de las tinieblas de la muerte donde el antiguo Enemigo lo tenía encadenado.

Aquí hay una diferencia entre la fe budista y la fe cristiana. No significa que tengamos que despreciar una u otra, simplemente que en un punto (y muy fundamental) hay una diferente forma de entender las cosas.

En el diálogo bueno es descubrir lo que nos une, y también reconocer lo que nos diferencia. Y que cada cual intente ser fiel a su propia fe.

Seguro que tú y yo, cada uno a su manera, podemos encontrarnos con la divinidad, que no habita ni en el monte Sión de Jerusalén ni el el monte Garizim de los samaritanos, ni tampoco (por supuesto) en la basílica de san Pedro en el Vaticano... sino en espíritu y en verdad.

Luego está si unas formas celebrativas (más expresivas, con determinados cánticos, etcétera) ayudan más o menos a cada tipo de personas.

Pero dentro de un rato voy a celebrar la fe con una comunidad multicultural, de muy diversos paises, principalmente de latinoamérica... y vamos a cantar, y mucho.

También, en otras ocasiones, rezamos sin palabras externas, sin música ni movimientos. También, a veces. Que todo puede tener su momento y ocasión.

En la tradición budista ciertamente han profundizado, y muy acertadamente, en la contemplación. Me alegro.

Te pido que tú también te alegres, aunque no compartas o no te sea particularmente útil, por otras formas de orar.

La paz esté contigo.
28/12/08 11:01 AM
  
Miguel A
Me alegra que te hayas dado cuenta del significado de mis palabras, Juan, porque es exactamente lo que has escrito. No podrias decirlo mejor. Me da la impresion de que tu eres una persona con experiencia, por eso has entendido lo que he escrito. Te digo esto porque en el zen no tenemos otra cosa mas que eso, no tenemos doctrina ni tenemos nada. Y esa experiencia (mas o menos profunda, claro está) es lo que nos guia, aunque no siempre nos dejemos guiar. y aqui y ahora, esa experiencia no es nada especial, no hay extasis, ni luces, ni budas resplandeciendo. Un dia gris, nublado y lloviznando es cuanto refleja la gloria de Dios, (tomando prestado vuestro lenguaje). Y mi respiracion, sosegada a ratos, es como el reconocimiento de esa verdad profunda. Una verdad que no es nada especial, insisto, pero que no quiero que lo sea, solo este momento, solo esta respiracion. Y los pensamientos, como no, van y vienen, pues no hay porque no pensar (el pensamiento no cesa nunca, por supuesto, aunque haya momentos en que no aparece, enseguida vuelve). No hay tampoco necesidad de ponerse en una postura determinada, aunque varios momentos al dia, uno se sienta en la tradicional postura budista, con las piernas cruzadas, la espalda derecha, las manos juntas.... Es una tecnica, simplemente. O mejor dicho, lo era, ahora ya no hay tecnica, solo el aqui y ahora, la respiracion, la quietud. Y el movimiento, pero el movimiento desde la quietud.

Las iglesias deberian ser lugares para entrar en la quietud, pero por desgracia, hoy en dia en España, son lugares donde la quietud practicamente no existe. Si acaso en alguna ermita, o algun convento, pero no en las ciudades, donde la prisa y el desasosiego se han apoderado tambien de las iglesias, de las misas, de las celebraciones. No hay quietud. Por eso prefiero mi jardin, nada especial, un lugar pequeño, pero donde hay quietud. Las hojas de las moreras han caido casi por completo, el aire fresco me mantiene despierto, los gatos se pasean cerca de mi (tambien les gusta la quietud) Los vecinos ahora no molestan, no hay ruidos, no hay agitacion.

Me levanto cuando pasa el tiempo que me he fijado, no hay nada mas que hacer que levantarme, caminar, ir a mis faenas, (venir al ordenador, por ejemplo, y escribir). Tambien estan los sutras, por supuesto, recitacioes que hago yo solo, pero cortas, no me extiendo, salvo cuando estoy acompañado. Entonces pienso en el rosario de los catolicos, y me digo, que bonito, viene a ser lo mismo, o casi lo mismo. Las palabras fluyendo, la mente transparente, el olor de la cera ... Asi lo recuerdo de niño.

Gracias por escribir, Juan, todo lo que dices es una flecha certera. De corazon a corazon.
28/12/08 2:24 PM
  
informacion
Miguel A
Dices que habías pensado no intervenir más. ¿Cuál fue el problema exactamente?
28/12/08 2:43 PM
  
Javier
D. Fernando, ha sido una enorme alegría encontrarme con ud. en los pasillos de la residencia del Sagrado Corazón esta mañana.

Doy gracias a Dios por su testimonio, al echar un domingo con los que viven solos y sin nada más que la compañía de cuatro religiosas y algunos voluntarios.

Feliz Navidad.
28/12/08 2:57 PM
  
Miguel A
Informacion, ciertas personas declaraban con bastante frecuencia que no deseaban que se hablase de budismo en este blog, y alguno declaró que lamentaba que hubiese interferencias de la filosofia oriental en los debates. Pensé que no debía escribir mas, si no es que alguien me lo pedía, y sigo pensandolo. He escrito dos posts y este es el tecero desde entonces. Tal vez es mejor que me mantega de nuevo en la distancia.
28/12/08 7:01 PM
  
informacion
Miguel A,
La decisión es tuya. Comentarios adversos vas a tener tú y cualquiera cuando se expresan opiniones con las que otros no están de acuerdo.
Con el mismo respeto que te escribió Juan; por supuesto que todos venimos y vamos al mismo sitio, sin embargo permite que discrepe, la diferencia entre cualquier religión y la cristiana es Cristo, insustituible para nosotros.
Un saludo
29/12/08 9:21 PM
  
Miguel A
Informacion, no hay duda alguna de que el catolcismo es una gran religion, y no hay la menor pretension por mi parte de ofrecer el budismo como una algo mejor. En el budismo tenemos un gran respeto por todas las relgiones y tratamos de aprender todo lo bueno que hay en ellas. Quien esto escribe no se acerca aqui para criticar o para debatir sobre doctrina (aunque haya caido anteriormente en ese error), sino para compartir. Nunca para rebatir. Por eso, cuando me doy cuenta de que he caido en el error, considero que lo mejor es alejarme hasta que las cosas se ponen otra vez en su sitio.

Un saludo fraternal
29/12/08 10:28 PM
  
Teodosio
Muy interesante:
http://cartasdesdelatorre.wordpress.com/
Habla de la Navidad precristiana.
30/12/08 12:24 AM
  
informacion
Teodosio,
Perdona, pero veo un contrasentido en Navidad precristiana.
Entiendo que quieres decir, lo que hacían las personas antes del cristianismo al final del año.
30/12/08 10:36 AM
  
Mons. Sebastián
Un saludo Miguel A. Con todo el respeto del mundo, te digo que el camino para buscar a dios que tenemos y ofrecemos los cristianos no es el comportamiento de los cristianos, sino el propio Jesucristo. El es el Camino, y la manera de llegar o de transitar por ese camino es la fe y el amor "ya no vivo yo sino que Cristo vive en mí" "que Cristo habite por la fe en vuestros corazones". Aparte de que sí hay cristianos que buscan profundamente su acercamiento al Dios viviente mediante su unión espiritual con Cristo, en la oración contemplativa, en la´entrega de su vida al servicio de los más pobres. La diferencia fundamental con el budismo creo yo que está en que nosotros esos valores de la vida, la paz, la reconciliación, los vemos existentes en seres concretos. La religión no es diálogo con uno mismo sino relación real con otros seres concretos, Jesús el Mediador, y el Dios Tripersonal, del cual Jesús nos ha dado testimonio. Es este Dios concreto, el que nos ha enviado a su Hijo para darse a conocer y venir a nuestro encuentro. El Dios de Jesucristo viene a nuestro corazón "si alguno me ama yo le amaré, vendremos a El y haremos morada en El". Si los cristianos adoramos a Dios en nuestro corazón y sabemos que recibidmos el Espíritu y la vida de Dios eterno. No es que a Dios le interese o no nuestra religión. Dios hay uno solo, y las diferencias no están en El sino en nosotros. Es a nosotros a quienes nos interesa tener en cuenta todo lo que Dios ha hecho para venir hasta nosotros y para que nosotros podamos llegar realmente hasta El. Eso de las prisas es verdad. Todos nos hemos contagiado de las prisas. Y necesitamos aumentar en nuestra vida la dosis de silencio y contemplación. Hay muchos grupos cristianos que lo han visto así y buscan esa manera contemplativa de vivir y de adorar a Dios en reuniones y retiros de fines de semana en muchos lugares. Bueno, amigo, bienvenido.
Termino, ya continuaré. Un saludo cordial para todos antes de que acabe el año.
30/12/08 2:02 PM
  
Conchi
¡¡¡ A TODOS UN SALUDO Y UN DESEO DE FELICIDAD PARA EL 2009 QUE COMIENZA !!!.
A Moseñor Sebastián que siga con su blog que nos reconcilia con el ser humano.
31/12/08 3:22 PM
  
azul
Estimado Mons. Sebastián:
Yo también observo en algunas personas la resistencia a aceptar a Jesucristo como El Salvador, y creo que es, como algo que también ha mencionado Juan, porque creen erróneamente no necesitar a Dios. Y esa es la gran soberbia creerse autosuficiente y pensar que no se necesita a Dios.
Cuando Dios nos ha hecho el regalo más hermoso que nos podía hacer, la entrega de amor más grande que ni siquiera podíamos llegar a soñar, (y que tal vez por eso sea tan difícil de creer para algunas personas): La entrega de su Unigénito, que sin tener ningún pecado asumió los de todos nosotros, para la salvación de todos los hombres.
Y ante eso sólo podemos responder de una manera: diciendo SI a Nuestro Señor Jesucristo, y estando atentos a lo que nos pide a cada uno.

¡Feliz Año Nuevo a todos!
31/12/08 7:04 PM
  
Unitas
D. Fernando, siempre me conmueve esta bendición, de los sacerdotes del AT, que los hijos de S.Francisco de Asís toman también en la versión del santo al hno.León:

"Ti benedica il Signore e ti protegga.
Il Signore faccia brillare il suo volto su di te e ti sia propizio.
Il Signore rivolga su di te il suo volto e ti conceda pace"
(Nm 6,24-26).

Es también la lectura del primero de año, día de la paz, que BXVI comentaba y que yo le dedico a Vd. y sus comentaristas con gratitud:

"El término bíblico shalom, que traducimos por "paz", indica el conjunto de bienes en que consiste "la salvación" traída por Cristo, el Mesías anunciado por los profetas. Por eso los cristianos reconocemos en él al Príncipe de la paz. Se hizo hombre y nació en una cueva, en Belén, para traer su paz a los hombres de buena voluntad, a los que lo acogen con fe y amor. Así, la paz es verdaderamente el don y el compromiso de la Navidad: un don, que es preciso acoger con humilde docilidad e invocar constantemente con oración confiada; y un compromiso que convierte a toda persona de buena voluntad en un "canal de paz". Pidamos a María, Madre de Dios, que nos ayude a acoger a su Hijo y, en él, la verdadera paz. Pidámosle que ilumine nuestros ojos, para que sepamos reconocer el rostro de Cristo en el rostro de toda persona humana, corazón de la paz"

¡Feliz Año Nuevo!
01/01/09 9:38 AM
  
anarico
Dice D. Fernando: "Desde que nació Jesús, el mundo es diferente, la humanidad es distinta, contando con El, creyendo en El, dejándonos guiar por El, sabemos que...". Me parece más apropiado decir: DESDE QUE NACE JESÚS, el mundo...etc, etc.
El nacimiento de Jesús creo que no debe de ser considerado como historia pasada; sino más bien como presente y futuro de cada uno de nosotros, pues se ha de encarnar en cada uno de nosotros para que las cosas vayan bien. De hecho, los que profesamos la religión católica tenemos el precepto de negarnos a nosotros mismos para que Nuestro Señor entre en nosotros y viva en nosotros, y sea en todo su voluntad y no la nuestra. Cristo no es pasado.
¡FELIZ AÑO NUEVO!
01/01/09 11:17 AM
  
Conchi
Jesús nació en Belem de Judá.verbo pasado para todo ser humano.Jesús es verdadero hombre,luego nació una vez.Cristo-Jesús resucitó y vive.Luego verbo pasado.pero vive ahora y siempre entre nosotros y con el Padre.Luego es verbo presente.Vendrá a juzgarnos al final de los tiempos.Luego es verbo futuro.Así está en el "Credo" que profesamos cada día.Viene a nosotros " vivo y resucitado;nosotros confesamos y oramos a un Hombre-Dios vivo entre nosotros.Monseñor habla correctamente en cuanto utiliza los tiempos de los verbos.¡ Felices días a todos y Paz al mundo !
01/01/09 3:22 PM
  
Mons. Sebastián
Feliz Año para todos. Lo decimos a troche y moche, pero qué apoyos, qué garantías tenemos para que este año que comienza sea realmente feliz? El tiempo lo vamos creando nosotros mismos, es nuestra continuidad, nuestra duración, en relación con otros hechos. El "año" es un invento que hacemos, o una idea que nos formamos a partir de la sucesión y repetición de unos determinados hechos. Nuestra vida está en manos de Dios. Nuestro futuro, nuestra meta de crecimiento es Jesús resucitado. El, hombre como nosotros, esta ya junto a Dios, desde allí nos llama, nos espera, tira de nosotros para que crezcamos en el conocimiento y amor del Padre, con El, como El, y así crezcamos en nuestro propio ser, en la calidad y riqueza de nuestros sentimientos y relaciones, El es la fuente de la vida verdadera y feliz. El es el verdadero "Año Nuevo" que tenemos delante de nosotros.
Unitas, a mí también me gusta mucho esa bendición de S, Francisco, De hecho la llevo en mi Breviario desde mi primera visita a Asís, cuando era estudiante de Teología en Roma, allá en el neolítico.
Anarico, el lenguaje religioso es por fuerza analógico y metafórico. Pero Jesús, como hombre, nació de María Virgen en Belén una sola vez. Desde entonces está vivo en nuestro mundo para siempre. Decimos que "nace" en nuestro corazón, pero este "nacer" tiene otro sentido, es el inicio y el crecimiento de su presencia y de su acción en nuestro espíritu por la comunicación de su Espíritu, por la comunión en el amor, por la influencia de su presencia espiritual en nosotros. A mi me gusta señalar el realismo, la diferencia y la relación entre todas estas fases del plan de Dios y de nuestra vida espiritual. Conchi, gracias por esa aclaración. El Señor con vosotros, con nosotros, todos los días del año, ahora y siempre.
01/01/09 8:07 PM
  
Conchi
Gracias Monseñor.pero es lo que siempre me enseñaron desde pequeña.Respondo quizás un poco menos sabiamente que otras personas que son más entendidas en estas materias teológicas.¿ Sabe Padre ?.Yo leo al Papa Benedicto y lo encuentro tan sencillo explicando cosas muy complicadas.Es un papa muy fácil de hacerse entender,lo hace hablando para el pueblo de Dios en su conjunto y los hay muy sabios y menos sabios ( como yo );siempre debemos recordar las palabras de la liturgia que son de una belleza incalculabre.Cuando se es joven,hablo por mí, no se fija uno tanto en lo que se ora en la misa,pero creo yo que cuando se va por el camino cierto y seguro hacia el final de la vida uno parece que escucha mejor.¿ No lo cree así ?.A menos a mi me lo parece en mi modo de ser a los 77 años .camino de 78 ya cercanos.Para mí el Credo es maravilloso,no impone, te ofrece una Verdad que a la fuerza deseas decir :creo.Hoy en la misa el sacerdote decía que el tiempo es relativo y es verdad.Pasa la niñez y la juventud y yo nunca medí el tiempo de mi vida.Pero ¡ caramba !cuando eres madre y luego abuela empiezas a medir el tiempo y se acorta y se acorta y Dios, es como que lo sientes más cercano y que te dice: " no te despistes".Entonces empiezas a estar más alerta.¿ Será verdad lo que digo ?.Corto que me embalo
01/01/09 10:51 PM
  
anarico
Sabemos que la Eternidad no se puede dividir, partir sumar,restar, etc.. pues el resulatado de cada una de estas operacione sería la misma Eternidad. El tiempo tal y como lo medimos es un invento humano muy humano; creo que las Sagradas Escrituras, viéndolas con ojos humanos muy humanos, no dan todo su sentido.
Yo Creo que todo el Evangelio: desde la Anunciación hasta la Ascensión se ha de verificar en cada uno se nosotros: los hijos adoptivos de Dios. Evidentemente, a su tiempo. Pero al tiempo de cada uno de nosotros; y no sabemos cuando será el día; lo mejor, es que nos mantengamos como aquellas vírgenes con las lámparas encendidas.
Queridos amigos, bien claro lo dice S. Pablo, " El reino es más que palabras...". Es una pérdida de tiempo y hasta cierto punto una falta, tanta cháchara y tanta palabrería (vacía) y conformarse con tan poco. Hay que ser atrevidos (como nos enseña a ser S. Bernado en "En la escuela del Amor") y pensar que un alma hermosa, llegado su tiempo, puede encarnar y dar alojamiento al Hijo de Dios.
Nuestra religión católica, la Iglesia, y más concretamente en España, ha habido buenos y grandes maestros de oración que han preparado y puesto en buena disposición a muchas almas que han sido bienaventuradas.

Los grandes problemas y el acoso que sufrimos los católicos en España, sin duda con justicia, nos vienen precisamente, de habernos conformado durante mucho tiempo con palabrería vana, con hacer "ruido de latas", con ser unos mediocres de puro restrerillos. Tenemos que levantar la cabeza, mirar al cielo y tomar el camino bueno.
¡Feliz Año Nuevo, a todos!
01/01/09 10:55 PM
  
Ana
Feliz Año a todos, hace tiempo que no entro en el blog porque aveces hay unos post muy largos y me pierdo ya que no estoy tan preparada, algunos son especialistas. Me pasa lo que a Conchi que leer a Juan Pablo II y lo que dice el Papa Benedicto me resulta fácil. De todas formas este blogg siempre me gustó mucho porque clarificaba muchas cosas.
02/01/09 8:51 PM
  
Conchi
Ana,el siguiente blogg," hablemos de religión ",está fuerte.Hay alguien que ve todo malísimo en la Iglesia.Me suena que es un sacerdote,ó algo parecido.Empiezo a creer que tengo un poco de reserva;siento que hay palabras demasiado duras,contra Juan Pablo II y no veo que a mi me haga bien.Si Monseñor no interviene, el blogg se va al traste.Juan le responde muy bien ,pero el Petrus ó Luis no se, no se.Me suena a tremendismo.Lee lo último en el otro blogg y dime qué piensas.¿ Me equivoco ?
03/01/09 11:02 PM

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