La grave responsabilidad de los políticos ante Dios
Queridos lectores, dado que, en España y otros países de Occidente, los políticos se dedican, desde hace muchos años, a legislar y gobernar como si Dios no existiera y, en abundantes aspectos, contra lo que Dios expresamente ha determinado por medio de la Santa Iglesia Católica, conviene abordar la cuestión de la gravísima responsabilidad moral que recae sobre ellos, en relación a su actividad pública. Máxime cuando en España, recientemente, hemos tenido el último ejemplo de la profunda perversidad de la mayoría de los diputados del Congreso, de su repugnante y malvada forma de legislar. En esta ocasión, además, el Partido Popular ni siquiera se ha molestado en disimular sus verdaderas intenciones y objetivos, al contrario de lo que ha venido haciendo hasta ahora para engañar a sus electores católicos; electores, por cierto, encantados, en su mayoría, de dejarse engañar, porque, dicen, lo importante es que no gobierne el PSOE. Pues nada, ahí tienen a los dos partidos, juntos y en comandita, admitiendo a trámite, en el Congreso, la última infamia salida de ese partido acreditadamente perverso que, desde luego, es el PSOE. Y con apoyo, también, de los separatistas antiespañoles, faltaría más. Pero, por lo visto, el problema es solo el PSOE, mientras que el régimen salido de la Constitución del 78 es toda una bendición, oigan. Pues nada, así nos va.