2.05.25

El secreto de la felicidad

Queridos lectores, como ustedes bien saben, el deseo de ser feliz es algo que se encuentra impreso en la naturaleza humana. No creo que exista un solo ser humano que, en el fondo de su corazón, no aspire a ser plenamente feliz. Y esto, con independencia de que la persona sea mejor o peor. Siendo, pues, esta nuestra naturaleza, la cuestión sobre cómo ser felices no es, para nada, baladí. ¿Cómo lograrlo, pues? Veámoslo.

Lo primero que se debe decir sobre esta cuestión es que la fuente de la felicidad humana es Dios en Sí mismo, así como, también, el inmenso amor que Dios nos tiene y el amor con que nosotros correspondamos al Señor. Si hay personas que no creen en Dios que están empezando a leer este artículo, tal vez se sientan decepcionadas por esta primera respuesta, ya que, en principio, Dios no cuenta para nada en sus vidas. Ruego, pues, a estas personas que tengan paciencia y sigan leyendo, ya que voy a procurar explicarlo y lo que aquí voy a escribir es así para todas las personas, sea cual sea su condición o circunstancias. No en vano, ya San Agustín, en una expresión suya muy conocida, puso de manifiesto lo siguiente: “Nos hiciste, Señor, para Ti y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en Ti”. Y el Santo se refería a todas las personas, no solo a los cristianos. La fuente de la felicidad humana es, por tanto, de orden espiritual, no material, pues Dios es Espíritu purísimo y el amor es una realidad espiritual. Las cosas materiales de este mundo no pueden llenar plenamente el corazón humano; y tampoco las personas, aunque tanto las personas que nos aman y que, a nuestra vez, amamos, como los bienes materiales puedan suponer para nosotros un nivel importante de gozo. Pero, lo que es felicidad plena y absoluta, solo Dios puede proporcionárnosla. Así, existen personas que habiéndose convertido al Catolicismo, han testimoniado que, antes de su conversión, teniendo, en principio, bienes de sobra para vivir estupendamente y ser felices, sin embargo, al mismo tiempo experimentaban un vacío espiritual muy grande; lo cual las llevó, en cierto momento, a dirigirse a Dios, pidiendo ayuda; respondiendo Dios a esas personas con infinita Misericordia, guiándolas hacia la conversión, esto es, hacia Sí.

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26.04.25

"Simón, hijo de Juan, ¿Me amas más que éstos?"

Queridos lectores, como todos ustedes ya saben, el papa Francisco ha muerto. Sobre su persona, solo diré que encomiendo a Dios su alma, rogando al Señor que lo acoja en las moradas eternas con infinita misericordia. Sobre su Pontificado, prefiero no hacer valoraciones aún, la verdad; no me siento inclinada a ello, pues no me ha entusiasmado, precisamente y prefiero dejarlo estar, de momento. En todo caso, haya sido como haya sido el Pontificado de Francisco, ahora que ha terminado, me uno de todo corazón a las oraciones de toda la Iglesia, para que Dios ilumine a los Cardenales y mueva sus corazones a escoger un buen Papa, que tanta falta hace; y ruego al Señor, desde ya mismo, por dicho nuevo Papa, sea quien sea.

Ahora bien, ¿Cómo debe ser un buen Papa? Ante esta pregunta, lo primero que deseo manifestar es que he procurado escribir este artículo con profunda humildad y desde el gran amor que profeso a la Santa Iglesia Católica. Ciertamente, yo no soy quién para dar lecciones a nadie sobre cómo debe ser un Papa y, por extensión, un Pastor de la Iglesia, ni lo pretendo. Sin embargo, es cierto también que esta cuestión es muy importante y yo deseo abordarla, por si pudiera ser de alguna utilidad para alguien; pues considero que el Nuevo Testamento nos da muchas indicaciones sobre la respuesta. Vamos a ello.

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17.04.25

"Más le valiera a ese hombre no haber nacido"

Queridos lectores, la primera vez que, hace muchos años, leí las palabras del Evangelio de San Mateo que encabezan este post, recuerdo que me causaron una impresión profundísima. No es para menos… Por lo que significan y por Quién las dijo. Reproduzcamos íntegro el versículo que las contiene:

“El Hijo del Hombre se va, como está escrito de Él; pero ¡Ay de aquél por quien el Hijo del Hombre será entregado! Más le valiera a ese hombre no haber nacido” (Mt 26, 24)

Si no estoy equivocada, estas palabras de Nuestro Señor Jesucristo son las más duras por Él pronunciadas respecto a una persona concreta. Palabras que se leyeron en el Evangelio de la Misa de ayer, Miércoles Santo. El Señor se refería, ya lo saben ustedes, al Apóstol traidor, Judas Iscariote, que entregó a Cristo a sus enemigos a cambio de treinta monedas de plata. Asimismo, la Iglesia considera el Miércoles Santo como el día en que Judas Iscariote se presentó ante el Sanedrín judío para pactar dicha entrega, infame a más no poder. Así es que hoy voy a centrar mi atención en la figura de este hombre.

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7.04.25

¿Legalizar, en España, el delito contra los sentimientos religiosos?

Queridos lectores, espero me disculpen por abordar, en este artículo, un tema seriamente desagradable, al igual que ha sucedido en los dos posts anteriores. Sin embargo, estos son nuestros tiempos… Tras mi post dedicado al Santo Nombre de Dios, quería haber publicado este que están leyendo ahora, pero la actualidad me llevó a tratar otros temas. Permítanme, pues, que lo haga ahora.

Así pues, en mi post sobre el Santo Nombre de Dios, expuse, entre otras cuestiones, la extrema gravedad del pecado de blasfemia. Ya lo había hecho antes, en un estupendo artículo cuya lectura recomiendo, Javier Navascués. Desde luego, siempre me parecerá poco todo lo que se diga para poner de manifiesto la gravedad de este tipo de conducta. Así pues, en relación a esta cuestión, como ustedes saben, el PSOE, en el pasado mes de enero, registró en el Congreso de los Diputados una proposición de ley para, entre otras medidas deleznables, derogar el llamado “delito contra los sentimientos religiosos”. Ello significa que, aunque esta cuestión, ahora mismo, ya no tiene presencia en los medios de comunicación, sigue su tramitación en el Congreso de los Diputados. Se trata, pues, de una cuestión viva y, por ello, deseo abordarla.

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29.03.25

Las negociaciones sobre el Valle de los Caídos

Queridos lectores, nuevamente, la actualidad se impone, a la hora de escribir mi siguiente post. Todos ustedes, sin duda, conocen ya la noticia sobre la filtración de las nuevas negociaciones sobre el futuro del Valle de los Caídos, ya saben: Esa maravilla arquitectónica y religiosa levantada por el Generalísimo Franco y sobre cuya construcción se han dicho multitud de mentiras horrendas (recomiendo, a todo el que quiera conocer la verdad al respecto, la lectura de la obra del profesor D. Alberto Bárcena, titulada “Los presos del Valle de los Caídos”, de la editorial San Román; el profesor Bárcena es el mayor experto que existe sobre este tema).

Tal como expone la noticia, la Archidiócesis (Arquidiócesis, en Hispanoamérica) de Madrid ha confirmado que esas negociaciones están teniendo lugar y ha lamentado su filtración; olvidando, seguramente, la advertencia de Nuestro Señor: “No hay nada oculto que no llegue a descubrirse, ni nada secreto que no llegue a saberse” (Mt 10, 26); sobre todo, en relación a este asunto; pues, en el momento que el Gobierno interviniera en el Valle de los Caídos sin que la Iglesia hiciera, ni dijera nada, sería fácil suponer que han existido negociaciones al respecto y hubiera comenzado a investigarse sobre ello. Por tanto, la verdad no hubiera tardado en salir a la luz, en cualquier caso.

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