La grave responsabilidad de los políticos ante Dios

Queridos lectores, dado que, en España y otros países de Occidente, los políticos se dedican, desde hace muchos años, a legislar y gobernar como si Dios no existiera y, en abundantes aspectos, contra lo que Dios expresamente ha determinado por medio de la Santa Iglesia Católica, conviene abordar la cuestión de la gravísima responsabilidad moral que recae sobre ellos, en relación a su actividad pública. Máxime cuando en España, recientemente, hemos tenido el último ejemplo de la profunda perversidad de la mayoría de los diputados del Congreso, de su repugnante y malvada forma de legislar. En esta ocasión, además, el Partido Popular ni siquiera se ha molestado en disimular sus verdaderas intenciones y objetivos, al contrario de lo que ha venido haciendo hasta ahora para engañar a sus electores católicos; electores, por cierto, encantados, en su mayoría, de dejarse engañar, porque, dicen, lo importante es que no gobierne el PSOE. Pues nada, ahí tienen a los dos partidos, juntos y en comandita, admitiendo a trámite, en el Congreso, la última infamia salida de ese partido acreditadamente perverso que, desde luego, es el PSOE. Y con apoyo, también, de los separatistas antiespañoles, faltaría más. Pero, por lo visto, el problema es solo el PSOE, mientras que el régimen salido de la Constitución del 78 es toda una bendición, oigan. Pues nada, así nos va.

Naturalmente, si la proposición de ley referida en la noticia que les he enlazado sale adelante en las Cortes, que nadie dude que el rey Felipe VI la sancionará, dando orden a toda la nación de cumplirla y hacerla cumplir y lo hará sin despeinarse y, sin, a lo que parece, el menor remordimiento de conciencia. Al fin y al cabo, lo importante es aferrarse a la real poltrona y, con tal fin, Su Majestad ¿Católica? firmará cualquier cosa que le pongan delante; al igual que hacía su papaíto, el cual, por sus horribles frutos, ha sido, para mí, el peor Monarca de la Historia de España.  

Súmese a lo anterior que, además, en España y otros países (como, por ejemplo, Estados Unidos) existen políticos que se dicen católicos y que sostienen, al mismo tiempo, que ellos, en su actividad política, no han de atenerse a sus creencias, dado que están en democracia y tienen que ser plurales y otras zarandajas por el estilo. De forma que, en definitiva, en relación a los intereses de Jesucristo, en casi todas las democracias occidentales resulta bastante claro que da lo mismo que gobiernen políticos ateos que católicos, porque el resultado, en las leyes y forma de gobernar, va a ser, en buena medida, el mismo. Y no precisamente para bien, como llevamos viendo desde hace muchos años.

Pues bien, ¿Debe ser esto, realmente, así? ¿Los políticos pueden legislar y gobernar como les dé la gana puesto que, según parecen creer, no van a responder de nada ante Dios? Y, en el caso de los políticos católicos, ¿Han de dejar éstos apartadas sus creencias cuando ejercen sus funciones públicas? En mi opinión, de ninguna manera. Como bien se pone en boca de Santo Tomás Moro en la maravillosa película “Un hombre para la eternidad”, un político que pospone los dictados de su conciencia a otras consideraciones, en el ámbito del ejercicio de sus deberes públicos, conduce a su patria por el camino más corto hacia el caos. Los Mandamientos de la Ley de Dios no son, en absoluto, caprichosos, ni injustos y quien tiene autoridad para indicar a los hombres cómo cumplirlos es la Iglesia Católica y solo Ella. Y actuar en contra de lo mandado por Dios tiene graves consecuencias, ya en la Tierra, para los pueblos que padecen a los gobernantes que tal hacen; y no digamos de cara a la eternidad… Cuando un gobernante o un legislador actúa, en el ejercicio de sus funciones, contra los Mandamientos de la Ley de Dios, lo que está haciendo es producir muy graves daños a su país; además, por supuesto, de ofender gravemente a Dios con tal actitud y tales acciones, corrompiendo así, terriblemente, su propia alma. Y esto es así y va a seguir siendo así, sea el político en cuestión católico o no. No en vano la autoridad de Dios es universal, Jesucristo es Rey de todo lo creado y tiene plena potestad y autoridad para mandar a los hombres lo que considere pertinente. Y así lo ha hecho y lo seguirá haciendo. ¿Desde cuándo, pues, una nación y sus gobernantes pueden sustraerse a la autoridad suprema de Jesucristo?

Desde nunca. Insisto: Desde nunca. Y la democracia no es excusa para esto. La opinión de los hombres, por muy mayoritaria que sea, no puede ser jamás la fuente de la moralidad de los actos humanos y no puede servir de excusa para que los políticos se sustraigan a sus deberes morales para con Dios y el prójimo. Si alguien tiene alguna duda sobre esto, no tiene más que observar lo sucedido durante la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo. La condena y muerte de Cristo fue ratificada mediante el improvisado referéndum que “se marcó” el procurador Poncio Pilato, por medio de dos preguntas a la multitud: Una, si preferían a Barrabás o a Jesús; y, al responder aquella turba [convenientemente manipulada por los príncipes de los sacerdotes y los ancianos judíos (Mt 27, 20); ¿Les suena esto?] que preferían a Barrabás, otra: Que qué hacía entonces con Jesús. Ya sabemos cómo acabó aquello. No obstante, dentro de las poquísimas cosas que dijo Cristo durante el infame y cruel proceso al que fue sometido, una de ellas fue la de dejar bien claro a Pilato, tras la flagelación, lo siguiente:

“No tendrías ningún poder sobre mí si no te hubiera sido dado de lo alto; por eso, el que me ha entregado a ti tiene mayor pecado” (Jn 19, 11).

De este modo, Nuestro Señor dejó claro que Pilato pecó, como también pecó y más gravemente el Sanedrín judío. Y a Pilato no le servía como excusa que las decisiones las tomara aquella multitud cruel, porque quien ostentaba autoridad y poder para haber hecho lo justo, esto es, liberar a Cristo, era él; y debía hacerlo puesto que, como él mismo reconoció varias veces, en Jesús no había delito alguno.

La Sagrada Escritura, asimismo, no deja margen alguno de duda respecto a la grave responsabilidad de los gobernantes (entiéndase en sentido amplio: Jefes de Estado, de Gobierno y legisladores) ante Dios. Son abundantes las citas y situaciones de la Biblia donde esto se deja claro; reflejo, a continuación, la siguiente, como ejemplo de ello:

“¡Ay de aquellos que establecen leyes inicuas y escriben continuamente sentencias de injusticia: Para oprimir a los pobres en juicio y hacer violencia a los desvalidos de mi pueblo, para devorar cual presa a las viudas y saquear a los huérfanos; ¿Qué haréis en el día en que se os tomará residencia y en la calamidad que viene amenazando de lejos? ¿A quién acudiréis para que os ayude? ¿Y en dónde dejaréis o de qué servirá vuestra grandeza, para no doblar la cerviz a la cadena entre los esclavos y no caer entre los muertos? A pesar de todas estas cosas, no está calmada la ira del Señor, sino que aún está levantado su brazo” (Isaías 10, 1-4).

Y que nadie se llame a engaño: Dios, en su infinita Sabiduría, castiga cuando tiene que castigar y, entre otros, castiga a los gobernantes inicuos; y no pocas veces lo ha hecho ya en este mundo. Esto quedó muy claro, por ejemplo, respecto al Faraón y al pueblo de Egipto, que habían esclavizado a los israelitas durante cuatrocientos años y, también, respecto al impío y cruel rey Antíoco IV Epifanes, quien tuvo una muerte tan brutal como lo había sido su reinado (2 Macabeos 9, 5-28). Asimismo, en el Nuevo Testamento, esto es, tras la venida de Jesucristo, otro malvado Rey, Herodes Agripa I, fue duramente castigado por Dios (Hechos 12, 23).

Ni que decir tiene que, además, tras la muerte, todo hombre, lo crea o no, comparece ante el Tribunal de Dios para ser juzgado y recibir premio o castigo, según sus obras. Y los gobernantes y políticos no son excepción a esto. También ellos deberán rendir cuentas ante Dios de todas las obras de su vida; no solo las realizadas en su vida privada, sino también en la esfera pública y, he de insistir, con grave responsabilidad, dado el enorme poder que tienen para hacer mucho bien o mucho mal a los pueblos que gobiernan. Asimismo, ante Dios no valdrá de nada afirmar la patraña de que los políticos católicos tienen que dejar sus creencias y valores morales “aparcados” cuando ejercen sus funciones públicas; o que un político ateo, como no cree en Dios, no tiene que responder ante Él de nada. Dios tiene poder de sobra para hacer lo que considere oportuno y lo hará, vaya si lo hará; y con toda justicia. Por eso, Nuestro Señor Jesucristo nos recomendó que temiéramos, no a los hombres, sino a Aquél que puede arrojar alma y cuerpo al Infierno, esto es, a Dios (Mt 10, 28).

Por otro lado, la Sagrada Escritura enseña, igualmente, en diversos pasajes, cómo tiene que ser el buen gobernante; y, desde luego, en ningún sitio de la Biblia se dice que el gobernante pueda desobedecer los Mandamientos de la Ley de Dios y actuar como si el Señor no existiera; sino todo lo contrario. Realmente, el ejemplo máximo de buen gobierno es el de Nuestro Señor Jesucristo:

“El que entre vosotros quiera llegar a ser grande, sea vuestro servidor y el que entre vosotros quiera ser el primero, sea vuestro siervo, así como el Hijo del Hombre no ha venido a ser servido, sino a servir y dar su vida en rescate por muchos” (Mt 20, 26-28).

Servir y dar la vida en servicio de Dios y de los hombres, haciendo la Voluntad de Dios. Esta es la vocación de todo cristiano y, en definitiva, de toda persona que quiera tener una vida plena en la Tierra y llegar, tras la muerte, al Cielo, esto es, salvarse. Y, muy especialmente, es la vocación de quienes ostentan posiciones de poder, pues dicho poder debe ser empleado para servir a los pueblos que gobiernan, no para aprovecharse de ellos, corromperlos, esquilmarlos y maltratarlos. Todos los políticos, sean católicos o no, debieran meditar bien todas estas cosas, pues les va su salvación en ello.

A los católicos, por nuestra parte, nos corresponde medir muy bien lo que hacemos con nuestros votos y ayudar a nuestros dirigentes y gobernantes con nuestra oración. ¿A Pedro Sánchez también? Si, también; más de una vez me he reído porque, al decir esto a personas nada simpatizantes del PSOE, se me escandalizan… Sin embargo, no lo digo de broma. Si queremos tener buenos gobernantes, debemos pedirlos a Dios y debemos rogar por la conversión de los que tenemos ahora; incluidos los que, en su caso, consideremos nuestros enemigos y enemigos de la nación, siguiendo el ejemplo y el mandato de Nuestro Señor Jesucristo. Por su bien y por lo que nos va en ello a todos, dado que nuestro país está, en buena medida, en manos de los políticos y que éstos tienen un poder muy grande para administrar vidas y haciendas. Ciertamente, en última instancia, estamos todos en manos de Dios. Por supuesto, si un mal gobernante no se convierte a Dios y sigue actuando de forma inicua, se puede rogar al Señor también para que, en su infinita Misericordia, lo aparte del Gobierno de la nación y nos dé políticos y gobernantes santos. Existen precedentes y Dios lo puede todo.

Ni que decir tiene que yo soy totalmente favorable a la existencia de partidos políticos de inspiración católica y de Estados confesionalmente católicos. Ya hemos visto a qué panorama desolador y deplorable nos han conducido a los españoles un régimen que proclama al Estado español como “aconfesional” (por cuanto, realmente, se trata de un Estado ateo y anticristiano) y unos partidos políticos ateos. Y es que o se está con Cristo o contra Cristo; respecto a Él no existe la “tierra de nadie”, ni una pretendida neutralidad, como el Señor ya dejó claro en Mt 12, 30. El problema es que recuperar el terreno perdido va a resultar muy complicado, pues es muy profunda la descristianización que ha causado a España el régimen del 78. Que la Santísima Virgen no nos deje nunca de su mano, falta nos hace.

16 comentarios

  
JLuis
Si como persona, familia, parroquia, pueblo, nación, cultura (occidental), abandonamos, rechazamos, negamos a Cristo, esto tiene sus consecuencias. Me viene a la memoria lo que ha escrito usted en el punto 5 del artículo (2º de este blog) "Jesucristo, Hijo de Dios"

"5.Cuanto más se extienda el testimonio de la verdad sobre el Hijo de Dios y el justo dominio sobre los hombres y las naciones que, por Voluntad de Dios Padre, le corresponde, más paz y amor habrá en el mundo, en las naciones, en las familias, en las conciencias. Y habrá, en consecuencia, menos pecado, es decir, menos asesinatos, robos, fraudes, mentiras, familias destrozadas, gente sola y abandonada y un largo y doloroso etc. No es poca cosa, ¿No creen?".
Es fabuloso; y que poco se comenta esta idea en la esfera política y en otras esferas jerárquicas... Yo seguiré rezando por lo que nos ha pedido El Señor, la "metanoia". Gracias por el artículo; y sobre todo por el punto 5.

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L.V.: Gracias a usted como siempre, JLuis.
08/07/25 8:43 AM
  
Alvar
Esta situación no habría llegado nunca si desde Roma y desde los púlpitos se hubiera dejado claro que se rechazaba un sistema político donde los partidos políticos criminales (el PSOE claramente y otros) podían aspirar al poder.
No nos engañemos: ha sido desde Roma desde donde se ha inducido a los católicos a aceptar esto, con todas las consecuencias que conlleva.
Aquí se nos impuso a Tarancón ("España necesita un buen baño de socialismo") para llevar a los católicos a aceptar como bueno un sistema criminal.

Hasta que no se entienda que la Iglesia Católica debe romper sus compromisos y sus lazos inconfesables con los poderosos de nuestro mundo globalizado tras la II Guerra mundial, a los cuales se ha unido en su espíritu y en sus objetivos, hasta entonces podemos abandonar toda esperanza de cambio.

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L.V.: En realidad, Roma ya había rechazado este tipo de regímenes, pues condenó el liberalismo, en su momento. Sin embargo, cambió su postura tras la II Guerra Mundial y el Concilio Vaticano II. Los frutos de aquella decisión, efectivamente, ya los tenemos delante, por lo que, en mi opinión, ya no cabe el beneficio de la duda.
La situación tiene difícil solución, desde luego. No solo porque Roma sigue en las mismas, sino, también, porque los daños causados por las democracias liberales han sido muy profundos. Quiera Dios, en su infinita Misericordia, sacarnos de esta cloaca infecta y pestilente en que nos encontramos inmersos.
08/07/25 8:54 AM
  
Jordán
Alvar
Esta situación no habría llegado nunca si desde Roma

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Hable usted con propiedad. Roma habló claro en un documento específico y cristalino; cosas distinta es que usted no haya hecho el mínimo esfuerzo por buscarlo. Es injusto y un grave pecado que usted culpe a Roma públicamente.


https://www.vatican.va/roman_curia/congregations/cfaith/documents/rc_con_cfaith_doc_20021124_politica_sp.html
CONGREGACIÓN PARA LA DOCTRINA DE LA FE



NOTA DOCTRINAL
sobre algunas cuestiones relativas al
compromiso y la conducta de los católicos en la vida política


Extracto:

"la conciencia cristiana bien formada no permite a nadie favorecer con el propio voto la realización de un programa político o la aprobación de una ley particular que contengan propuestas alternativas o contrarias a los contenidos fundamentales de la fe y la moral."






Más claro no se puede hablar.

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L.V.: Hasta donde yo lo he entendido, Alvar se ha referido a la postura de Roma respecto a las democracias liberales, en general. No se ha referido a cómo elegir opciones de voto concretas.
08/07/25 11:06 AM
  
Strauch
" Escuchad, reyes, y entended, gobernantes de los confines de la tierra (...), el poder os viene del Señor y la soberanía del Altísimo. Él examinará vuestras acciones y sonderá vuestras intenciones (...), porque no gobernastéis rectamente, ni actuastéis según la voluntad de Dios (...) UN JUICIO IMPLACABLE ESPERA A LOS GRANDES" ( Sab. 6, 1-6)

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L.V.: Efectivamente. Gracias por la cita, es muy buena.
08/07/25 11:09 AM
  
María de África
Los poderosos de la tierra han dado la espalda a Dios, necios y corruptos llevan a los pueblos a la perdición con sus leyes inicuas.
08/07/25 11:08 PM
  
Alvar
A ver Jordán, un Papa que nos pone a Tarancón y éste suelta lo de "España necesita un buen baño de socialismo", y no lo retira ni lo corrige públicamente, cuando lo que deberían haber hecho es obligarle a retractarse o excomulgarlo, pues claramente desde Roma se apoya este "baño de socialismo" en el que chapoteamos como cerdos.
Así que sí, desde Roma.
09/07/25 12:03 AM
  
Vladimir
Siempre se ha dicho que "cada pueblo tiene los gobernantes que se merece".
Soy de los que cree, más bien, que "cada pueblo tiene los gobernantes que produce". ¿Por qué así? Porque los gobernantes son hijos de su pueblo, salen de él.
En otras palabras, si queremos gobernantes fieles a Dios, tenemos que formar ciudadanos en esa línea, pues de ahí saldrán aquellos.

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L.V.: Después de la cantidad ingente de "cambios de chaqueta" que hubo en España durante la llamada "Transición", no estoy yo nada segura de que a los gobernantes los produzca el pueblo. Creo que es, más bien, una élite muy nalvada y poderosa la que nos lleva colocando a sus títeres en las Instituciones españolas desde hace cincuenta años.
09/07/25 12:29 AM
  
,,,
España fue rematada en el 39, ahora ya no existe.

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L.V.: No estoy de acuerdo. España, en el 39, se salvó de acabar en las garras del comunismo soviético y la Iglesia en España se salvó de su total exterminio. A España la están matando desde 1978.
09/07/25 7:56 AM
  
Juan Carlos Villaverde
Es un gozo leer lo que escribe, Lina Veracruz.
Por favor,no deje de hacerlo.
Qué Dios la bendiga y siga iluminando.

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L.V.: Muchas gracias, Juan Carlos. Igualmente, que Dios le bendiga a usted también. Seguiré escribiendo, si Dios quiere, no se preocupe. Muchas gracias por sus ánimos.
09/07/25 8:22 PM
  
Félix Sánchez García
(Como bien se pone en boca de Santo Tomás Moro en la maravillosa película “Un hombre para la eternidad”, un político que pospone los dictados de su conciencia a otras consideraciones, en el ámbito del ejercicio de sus deberes públicos, conduce a su patria por el camino más corto hacia el caos. Los Mandamientos de la Ley de Dios no son, en absoluto, caprichosos, ni injustos y quien tiene autoridad para indicar a los hombres cómo cumplirlos es la Iglesia Católica y solo Ella.) CON LA AYUDA DE DIOS Y POR LA INTERCESIÓN DE SANTO TOMÁS MORO SE PUEDE CREAR UN PARTIDO POLÍTICO BASADO EN EL EVANGELIO.

L.V.: Gracias por su comentario, Félix. Respecto a lo que usted propone, tengo que darle una malísima noticia, francamente triste. En España, resulta punto menos que imposible sacar adelante un partido político basado en el Evangelio, porque tanto el régimen del 78 como la Jerarquía de la Iglesia en España son frontalmente contrarios a ello. ¿La Jerarquía de la Iglesia también? Sí, también. La última tentativa que yo conozco de sacar adelante un partido verdaderamente inspirado en los valores del Evangelio fue el partido Alternativa Española (AES), al cual, durante veinte años, se le negó todo acceso a los medios de comunicación españoles, incluidos los medios propiedad de la Conferencia Episcopal Española y de las distintas diócesis (COPE, 13TV, Alfa y Omega, etc.). La idea consistía en impedir que los españoles supieran, siquiera, que este partido existía (todo muy "democrático", sí). Y, quien dice AES, dice Fuerza Nueva, en su momento, Familia y Vida, la Comunión Tradicionalista Carlista, las distintas Falanges, etc. Con todos ellos, lo mismo. En el caso de VOX, no tengo claro que pueda calificarlo como un partido plenamente de inspiración católica; pero sí tengo claro que, si el régimen del 78 y la CEE pudieran destruirlo, lo harían. No estamos en España como estamos porque sí. Mientras el régimen del 78 rija los destinos de España, va a resultar muy complicado que los católicos, en cuanto tales, tengamos auténtica representación parlamentaria. Lamento no poder darle mejores noticias...
12/07/25 11:58 AM
  
Jordán
LV- si el régimen del 78 y la CEE pudieran destruirlo, lo harían. No estamos en España como estamos porque sí. Mientras el régimen del 78 rija los destinos de España, va a resultar muy complicado que los católicos, en cuanto tales, tengamos auténtica representación parlamentaria. Lamento no poder darle mejores noticias

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Estimada LV

He leído con atención su reflexión sobre la falta de partidos plenamente católicos en nuestra vida pública y su tendencia a atribuir tal carencia al “régimen del 78”. Permítame señalar, con el debido respeto, que ese planteamiento peca precisamente de lo mismo que pretende criticar: de una visión pelagiana y casi mágica, que cree que las estructuras externas determinan automáticamente la vida de la gracia en los hombres. Como si Dios y su Iglesia estuvieran atados de manos por una constitución humana, olvidando que la gracia no necesita de mayorías parlamentarias ni de leyes perfectas para actuar.

Más bien habría que invertir el orden del argumento y preguntarse con honestidad qué fue primero: si la degradación moral y doctrinal del pueblo —con su abandono de la enseñanza de la Iglesia, su rechazo de la moral revelada y su indiferencia hacia la gracia— o la redacción de un régimen imperfecto que no hizo sino institucionalizar lo que ya latía en los corazones. Un pueblo mayoritariamente ignorante de su fe o voluntariamente rebelde no podría haber generado otra cosa. Por tanto, atribuir toda la culpa a un marco jurídico sin mencionar el pecado, la tibieza o la apostasía previa de los bautizados es, además de teológicamente miope, injusto con la realidad y peligroso para el remedio. La mayoría de la gente escucha más horas a Pablo motos que catequesis de la Iglesia, cuando no aquellos que rechazan las normas graves morales sancionadas en Concilios.

En resumen, antes de indignarse contra el huevo convendría recordar que la gallina ya estaba enferma mucho antes de ponerlo. Que la reforma que necesitamos no empieza por cambiar leyes, sino por volver a conocer, amar y vivir la doctrina que hemos olvidado. Y eso, con todo respeto, no depende del “régimen del 78”, sino de cada uno de nosotros.

Y para rematar, permítame añadir —con algo de humor, pero sin perder la seriedad— que pretender arreglar esta situación culpando al “régimen del 78” es como echarle la culpa a la báscula de los kilos de más: muy cómodo, muy ruidoso… y completamente inútil. La báscula solo muestra lo que ya hay. Si no nos gusta lo que vemos en la plaza pública, empecemos por confesar, catequizar y convertir a ese pueblo que vota, porque ninguna constitución podrá jamás producir santos donde solo hay tibieza, ni partidos católicos donde apenas quedan católicos de verdad. En vez de blandir el dedo contra las leyes, tal vez deberíamos empezar a apuntarlo —con un poco de valentía y hasta con gracia— al espejo.

Reciba un cordial saludo.

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L.V.: Siento no compartir su argumento. La España que dejó Franco era, moralmente, mucho más sana que la actual. Subestima usted el fuerte poder pedagógico de las leyes, para bien o para mal. Los enemigos de Cristo sí lo conocen, por eso han estado cincuenta años promulgando leyes a cual más perversa. Sí coincido en que el pueblo español tenía que haber rechazado esas leyes, dejando de votar a partidos perversos y no acogiéndose a ellas para divorciarse, abortar y un largo y terrible etc. No obstante, la perversidad del régimen, en sí mismo, ha tenido todo que ver con la corrupción de una población que, hace cincuenta años, sí era cristiana en su gran mayoría.
12/07/25 2:47 PM
  
Juan Mariner
El franquismo dejo una España saneada moralmente con sus leyes porque el sucesor de Franco a título de rey desde 1948 no tenia que tener ningún problema de inicio. Ni drogas, ni inmoralidad, ni familias destruidas, ni juego, pleno empleo, entre los 10 Estados más ricos... Recuerdo que en el 75 se le evitó un enfrentamiento militar en el Sáhara. Todo debía ser muy plácido y seguro. Se enviaron emisarios a Rumanía para negociar con comunistas, a Berlín en el contubernio, a Francia con sociatas, con masones... El franquismo fue positivo en algunos aspectos, pero en el fondo una estafa monárquica borbónica que aún sufrimos.

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L.V.: En mi opinión, no se puede culpar al Franquismo de todas las cosas perversas que se han hecho después. Sería una injusticia. Dicho esto, sí estoy de acuerdo en que Franco se equivocó muy gravemente al elegir sucesor y al poner su esperanza última en el Ejército. Como luego se ha visto.
14/07/25 10:42 AM
  
Juan Mariner
Lina, respeto su opinión, pero el camaleonismo franquista no es por mera subsistencia en el ámbito internacional, es por estrategia pura y dura. Aun calientes los combatientes muertos en sus tumbas, en el año 48, se vuelve a constituir España com un reino, pero el rey huyó y entronizar a su hijo no es todavía factible ni conveniente, tienen que allanar el terreno a la restauración con garantías de durar para siempre. La entrada de España en la OTAN y en las CCEE blindaron la monarquía borbonica para siempre jamás. Franco, con la salida de sus restos mortales del Valle de los Caídos, ha hecho un servicio póstumo impagable a la monarquía que tanto quiso.

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L.V.: La entrada de España en la OTAN y en la CEE fueron posteriores a Franco. Y la salida de los restos de Franco del Valle de los Caídos, obviamente, no ha dependido de él. Por cierto, yo no estoy tan segura de que la profanación de la tumba de Franco haya supuesto algo positivo para la actual monarquía parlamentaria, aunque, personalmente, esta última me trae sin cuidado.
14/07/25 11:20 PM
  
JDom
Leyendo el artículo que me parece muy interesante, y con el coincido en muchos aspectos (en otros pocos, no tanto), y con los comentarios, que en general me parecen también interesantes, he de decir que suscribo el comentario de Jordán, (el ultimo) y me baso en lo siguiente: en los primeros siglos del cristianismo ¿a qué ambiente social, cultural, moral y político se enfrentan los primeros cristianos? En muchos aspectos (aborto, infanticidio, homosexualidad, prostitución, espectáculos...) y ojo también con dificultades internas de herejías, que comenzaron muy pronto en la vida de la Iglesia, no muy distinto al que nos ha tocado vivir hoy día: evidentemente no puedo decir que la sociedad actual favorezca una vida virtuosa, pero tampoco el imperio romano de los siglos I, II... y los cristianos, con su vida de fe, su martirio, dieron la vuelta -en un proceso largo- a la situación. Lo cierto es que no me imagino a esos cristianos, simplemente lamentándose de que malo es el emperador tal, o que mal ambiente hay por la calle: vivían comprometidos (y comprometidos hasta el final) con su fe en Cristo. Me parece que una de las causas de la decadencia de occidente, es más la tibieza en la que desde hace muchos, muchos años hemos caído los cristianos que en aspectos externos, sea la Constitución española de
1978 o la norteamericana de 1787, o el Vaticano II (es un decir) o lo que sea. Esto lo digo también porque podemos estar paralizados en un cristianismo del ojala, ojalá caiga el sistema, ojalá se derogue tal o cual ley, ojalá... y de ahí no pasamos (cuando no a discusiones vanas, sobre le Obispo tal, el movimiento apostólico cual, o sobre que se yo...)

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L.V.: Pues mire, yo, de entrada, estoy escribiendo en este blog; así que algo sí que hago. Y otros cristianos también hacen lo que pueden. No obstante, no es lo mismo una sociedad pagana, como era la romana hace dos mil años, que una sociedad apóstata del Cristianismo como es la actual. Y sí, se han empleado el Ordenamiento Jurídico y cantidades ingentes de dinero y propaganda para descristianizar España. No estamos como estamos solo por culpa de los cristianos. Es un hecho.
16/07/25 6:53 PM
  
JDom
Simplemente, porque me queda la duda, comentarle que cuando hablo de la tibieza de los cristianos, lo hago de forma general (las generalizaciones es verdad que son peligrosas, quizá debería haber escrito en lugar de la "tibieza de los cristianos", la tibieza de muchos cristianos) y no me refiero a nadie en particular, ni mucho menos a vd. Si de lo por mi escrito se interpreta una alusión personal, lo lamento mucho y no, era desde luego, mi intención. Y, gracias a Dios, tengo la experiencia de conocer a buenos cristianos, que son para mi un ejemplo de vida y de los que se vale Dios, para ayudarme a tratar de vencer mis tibiezas. Saludos cordiales

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L.V.: De acuerdo, JDom, muchas gracias por la aclaración. Disculpe que haya tardado en publicar su nuevo comentario y responderle, pero razones personales me han impedido hacerlo antes. Reciba un saludo muy cordial.
17/07/25 2:04 PM
  
Peter
Lina
Excelente artículo
Vayamos al grano. En tu opinión
Es peor el PP que toda la izquierda, el socialismo, comunismo..juntos? Yo creo que si
Contra lo que más ha combatido la Iglesia ha sido contra el liberalismo.
“Porque eres tibio te vomitaré”
Creo que el PP representa todo esto y creo que seguimos viendo al PSOE como el gran enemigo a batir (que también)
A todo esto es liberal el PP?


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L.V.: Gracias, Peter. Discúlpeme usted también por mi tardanza en publicar su comentario y responderle, no he podido hacerlo antes. A estas alturas, yo tengo claro que el problema está en el régimen de la Constitución del 78, al cual todos esos partidos sirven (y del que se sirven para sus propios intereses que, desde luego, no son los de Dios, ni los de España). El régimen del 78 es un servidor del Nuevo Orden Mundial, como lo son los partidos que lo sustentan. Así que, en realidad, da lo mismo cómo se califique a esos partidos, todos ellos representan un papel distinto, para hacer creer que en España existe un pluralismo político que, en realidad, no es tal; pues todos ellos sirven al mismo amo. Por eso hay "líneas rojas" que, para todos ellos, son intocables: El aborto, la eutanasia, el divorcio, la defensa de los oscuros intereses del lobby LGTB, etc.
17/07/25 10:44 PM

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