Esperándolo todo de la Divina Providencia
[José de Arimatea] acudió a Pilato a pedirle el cuerpo de Jesús. Y, bajándolo, lo envolvió en una sábana y lo colocó en un sepulcro excavado en la roca, donde no habían puesto a nadie todavía.” (Lc. 23, 53) [Evangelio del Domingo de Ramos]