Sumar, en lugar de restar, de multiplicar o de dividir
Quizá, si sumásemos más, nos iría mejor. Sumar es reunir varias cantidades en una sola. Hoy, al menos en España y, en general, en Europa, los católicos deberíamos sumar. Primeramente en lo cuantitativo: Cuantos más fieles participen en la Santa Misa, mejor. Lo ideal sería que nos reuniésemos todos, o los más posibles, en la celebración más próxima de la Santa Misa que esté a nuestro alcance.
Restar es algo malo. Un planteamiento excesivamente individualista de la práctica de la fe no es correcto. No somos, los católicos, guerreros que combaten por cuenta propia y que buscan, de modo aislado, la fuerza que Dios nos da. Somos, más bien, miembros de un Cuerpo que es más fuerte en la medida en que está más unido a Jesucristo. Y estar más unido a Él significa estar más unidos entre nosotros.
No tiene ningún sentido la multiplicación de las celebraciones de la Santa Misa en el entorno de unas parroquias próximas. No tiene sentido la división del número de fieles que participan en cada celebración (si para 400 fieles se ofrecen 40 celebraciones, probablemente haya diez fieles en cada celebración, y eso – se mire como se mire – no es normal).
Hay que sumar. La mentalidad ha de ser: “Yo, participando en la Santa Misa, he de ayudar a que la participación de los otros y a que la celebración, en sí, sea más significativa”.

El 2 de febrero de 1997, en la sede de la Congregación para la Doctrina de la fe, el papa Juan Pablo II aprobaba una Notificación sobre una obra del del p.Tissa Balasuriya, O.M.I, en la que se declaraba que “el p.Tissa Balasuriya se ha desviado de la integridad de la verdad de la fe católica y, por tanto, no puede ser considerado teólogo católico, y además ha incurrido en excomunión latae sententiae (canon 1.364, § 1)”.
Estamos asistiendo a una transformación del mundo. Los ideales de las democracias occidentales parece que ya no convencen a todos. Y no escasean los motivos para el descontento: las desigualdades sociales, que perviven, y una cada vez mayor invasión ideológica que tiende a erigir lo “políticamente correcto” en norma absoluta, que no admite la disidencia.
Manuel Erice (con la colaboración de Muni Jensen), “Trump. El triunfo del showman”, prólogo de Javier Ruipérez, ed. Encuentro, Madrid 2017, 240 p., 20.00 euros.






